¿Sueño o realidad?

Te conocí en la barra de un club. No creí lo que ví, tan blanquita, pequeñita, con esa carita preciosa y tus preciosos ojos verdes, alegres y picarones. Parecías sacada de un sueño. Pero no, eras real, una preciosa mujer real, que me alegró durante meses, me descubrió la carne y llenó mi vacio. Pero te fuiste como un bello sueño, casi sin despedirte, como si me despertase lentamente, dejándome un recuerdo eterno.

Te encontré en la barra de un club, pensé que estaba soñando. Mucho tiempo pasó desde aquellos meses que parecieron un sueño. Pero no, eras una preciosa mujer real, que me alegraste la vida durante un largo y maravilloso año. Cada momento contigo me cargaba de alegría y me ayudaba a ver lo bonito del mundo, eras lo mejor de mi vida. Dejé todo por ti, todo por cumplir un sueño. Y me mataste, desapareciste sin despedirte, sin una palabra cariñosa, con la que te hubiera esperado años, fiel a mi sueño, que eras tu.

Pero no, eras una mujer real, tan real que te encontré en un parque de Madrid. Pasados los años, tu cuerpo no era como el que aparecía en mis recuerdos, y la vida te había dado una dura carga y a la vez un precioso regalo. Pero tus ojos eran los mismos y mis sentimientos revivieron y volví a pasar preciosos momentos contigo, entre sábanas, risas, recuerdos y siempre mirándo tus preciosos ojos verdes. Pero eras real y no un sueño y me volviste a dejar, a despertarme, viendo mi soledad y comprendiendo que tengo el corazón roto y que siempre sentiré algo por ti.

Hoy, dudando si fuiste un sueño o realidad, volví a ese parque de Madrid, donde te encontré por tercera vez, donde estuve más cerca que nunca de ti. Recorrí el mismo camino, soñando que te volvía a ver, en la distancia, levantándote del banco mirándome con tus preciosos ojos verdes, saliendo a mi encuentro y abrazándome y besándome. Pero no, eras real y el banco estaba vacio. Igual que se quedó mi corazón desde que despertó del sueño en el que tu me sumergiste cinco años atrás, en aquella barra de club.