El oficinista - Foro Spalumi

    
Foro Spalumi de información y opiniones sobre acompañantes  


Regresar   Foro Spalumi de información y opiniones sobre acompañantes
Registrarse Ayuda Comunidad Temas de Hoy Buscar
Live Girls SPALUMI TIEMPO REAL

Relatos Eróticos ¿Te sientes inspirado? Recreate!

 
 
LinkBack Herramientas Buscar en Tema Desplegado
Prev Mensaje Anterior   Próximo Mensaje Next
  #1  
Antiguo 06-10-2017, 14:22
Aprendiz de Lumis de Primaria
 
Fecha de Ingreso: Feb 2012
Género:
Mensajes: 151
Gracias: 78
Agradecido 137 Veces en 58 Posts
Predeterminado

EL OFICINISTA



1.

En el tedio crónico de esta rutina, marcada por el tableteo repetitivo de los teclados, iluminada con la fría luz antártica con la que alguien rellenó esos tubos llamados fluorescentes, impregnada del cansancio de la monotonía gris unicolor de los archivadores, la mente del oficinista echa de nuevo a volar.

Así, mirando una pantalla repleta de grafías y signos que realmente no ve, el oficinista ha vuelto su vista hacia adentro.

Ya no está sentado y apoyado en su mesa, otro maniquí más en ese inmenso almacén compartimentado y repleto de figuras igualmente sentadas, no. Ahora corre a través de su memoria y transita por los senderos de su pensamiento.

Si atravesaras su inmensa oficina, quizás sintieras tristeza al contemplar a todos esos cientos de oficinistas apagados y casi inmóviles de mirada inexpresiva y vacía, tecleando rítmicamente en sus teclados, pasando la página de un informe con el mismo compás, entonando la misma susurrante salmodia al teléfono. Pero maravíllate, porque al menos uno, aunque parezca mentira, aunque no lo parezca en absoluto, porque allí está sentado y rígido como lo otros, ha escapado.

2.

Recuerda su última escapada. Esta vez tuvo suerte y fue de las buenas. De esas que justifican la decepción y el amargor con que concluían la mayoría.

Se recrea rememorando la suavidad de la piel, la rotundidad en las curvas, el brillo en su mirada, la humedad en las comisuras, la firme delicadeza de sus movimientos, la gracia de su carnal vaivén, ese eterno baile de pieles que apenas dura unos minutos pero de alguna forma queda grabado para siempre en la memoria del tacto y de la mirada, y, finalmente, la explosión de placer, inundándolo todo, anegando cada rincón de su ser, ocupando cada fibra de su cuerpo. Tan fugaz y al mismo tiempo tan presente, tan leve y tan honda.

Sí, aquella vez fue una de las mejores. No solo se lo indicaba ese profundo bienestar como de haber logrado deshacer, por unos instantes, el nudo que atenazaba su ser dejándole acariciar de nuevo esa sensación de libertad, de plenitud. También se lo gritaba su piel, todavía vibrante y cosquilleante como anhelando la caricia, el contacto con la otra piel. O esa sensación de leve hinchazón de sus labios, como si quisieran expandirse y besarla de nuevo.

Y un suspiro escapa lento y sigiloso de su boca, resultado inevitable de la melancolía que siempre surge en esas raras ocasiones en las que una experiencia de plenitud, de felicidad o de alegría, extraña joya efímera que acaba diluyéndose en el caudal del tiempo, de alguna forma, queda grabada en la eternidad de la memoria.

El oficinista se recreó en ese conocimiento, en la certidumbre de que esos momentos conseguían hacerle volar libre de la cárcel de la rutina, atravesando esos barrotes llamados horarios sin que ese carcelero llamado tiempo fuera capaz de atraparle. Así, gracias a sus escapadas y con ayuda de otras pocas cosas, conseguía insuflar vida a la llama y fuego a la vida, descongelarse y respirar, ser estatua que recobra el movimiento, sentir la pulsación de la sangre recorriendo su ser, en definitiva vivir o sentirse vivo.

Comenzó a enumerar y repasar mentalmente las cosas que realmente merecen la pena, aquellas que te hacen realmente sentir, ser, vivir.



3.

Deseo. Lo notas nacer en algún sitio en las profundidades. Se extiende rápido, creciendo, expandiéndose por tu cuerpo, llenándote como si fueras un globo al que alguien insufla helio. Y al igual que el globo te sientes de algún modo flotar. Flotar para ser arrastrado por un viento implacable que arrastra tu mirada, tu piel, todo tu ser. Pero al mismo tiempo está dentro de ti creciendo y tirando hacia fuera, expandiéndote de alguna forma. Notas tu piel, ha crecido, se ha extendido anhelante, como si cada milímetro, como si cada poro reclamara el contacto, la caricia. Con ese picor de millones de hormigas ardiendo arrastrándose por debajo. Las hormigas del deseo. Y tus ojos, ahora en modo macro, se posan y recorren su imagen de arriba a abajo, de abajo a arriba, registrando cada detalle, cada rincón, yendo del todo de su figura al detalle de una peca, una comisura entreabierta, el borde de encaje, un trozo de piel, la curvatura de una blusa, la línea de los gemelos, la vertiginosa rectitud de un tacón, el brillo trémulo de sus ojos, la silueta de una sonrisa de traviesa media luna, esa forma de contonearse al andar.

Y notas como un fuego comienza a arder en tu interior. Esas brasas, ya casi extintos rescoldos, se llenan de calor rojo, para luego brillar en naranja  centelleante e incendiar así tu sangre. El incendio recorre tus venas que ahora impulsan la lava del deseo. El deseo es ahora helio, fuego, hormigas marchando rítmicamente bajo la piel marcando el ritmo de tu pulso, piel anhelando ser mano que acaricia o tensándose para recibir el toque de otra piel, hoguera que arde dentro y fuera sin consumirte, porque solo hay una forma de extinguir ese infierno haciéndolo arder en otras pieles, otros cuerpos, otras hogueras, hasta llegar a esa explosión, esa erupción, de fuera hacia adentro que sabes que finalmente te arrastrará para dejarte flotar en un sedoso cúmulo de placer.

Pero antes hay que entablar una batalla de cuerpos, ese baile ancestral en el que solo los primeros pasos están marcados, de tal forma que tras el inicio comienza una lucha ondulante y sinuosa en la que ambos bandos establecen sus límites acerca de que playas de tersa piel, que húmedas y suaves trincheras se van a invadir o van a dejarse ser invadidas. Sexo.

Última edición por Murgen; 06-10-2017 a las 22:10
Citar
 

Barra de navegación inferior
Regresar   Foro Spalumi de información y opiniones sobre acompañantes

Etiquetas
oficinista


Usuarios viendo actualmente este hilo: 1 (0 miembros y 1 visitantes)
 




Somos el foro de información y opiniones sobre acompañantes más antiguo de España. Todas las experiencias y opiniones que aparecen en spalumi.com son realizadas por usuarios reales de acompañantes en España. Puedes ver todas las experiencias de nuestros foreros dentro de cada provincia de España en los siguientes enlaces: acompañantes Madrid, acompañantes Sevilla, acompañantes Coruña, acompañantes Alicante, acompañantes Barcelona, acompañantes Burgos, acompañantes Bilbao, acompañantes Cadiz, acompañantes Córdoba, acompañantes Salamanca, acompañantes San Sebastian, acompañantes Málaga, acompañantes Murcia, acompañantes Orense, acompañantes Pontevedra, acompañantes Santander, acompañantes Valencia, acompañantes Zaragoza

Powered by vBulletin®
Copyright ©2000 - 2024, vBulletin Solutions, Inc.
Search Engine Friendly URLs by vBSEO 3.6.0
Ad Management plugin by RedTygerNavbar with Avatar by Motorradforum