El jueves pasado coinciden en el espacio tiempo un calentón y un hueco en la agenda. Busco en los miles de anuncios algo por la plaza del ayuntamiento y me llama la atención las imágenes del anuncio con el teléfono 651623054.
La chica, agradable de voz, me indica que por 30€ y media horita me hace un breve masaje con epílogo feliz (sólo posibilidad de RM). Le digo si puede atenderme a las 15.30h y me dice que OK ya que a las 16h. tenía ya una cita. No obstante, me manda a la puerta de correos porque está llegando al piso y en cuanto llegue me llama para darme las indicaciones oportunas. La puerta de correos hasta su piso apenas lleva 2 minutos caminando ya que efectivamente me llama y me indica que me dirija a un número, puerta y planta de la calle Lauria.
Como digo, en apenas 2 minutos me planto en el lugar indicado. Me abre la puerta una chica que me hace pasar y me dice que ella no es María (la que se anuncia), que ha tenido un imprevisto y que no me va a poder atender y que ella también tiene trabajo y no me va a poder atender.
Y de allí me voy con cara de gilipollas estupefacto de los giros de guión que la vida nos ofrece en apenas 120 segundos.