..Había una vez dos personas que casi no se conocían. Nada las unía de antemano, vivían en dos ciudades diferentes, no tan lejanas como para ser mundos distintos pero no tan cercanas como para que fuera fácil encontrarse.
Esas personas compartieron unas horas que el paso del tiempo no pudo hacer que olvidaran. Ninguno recuerda demasiado bien qué se dijeron, pero sí recuerdan las piernas entrelazadas sobre las sábanas, el agua resbalando sobre sus cuerpos desnudos, los ruidos de la ciudad nocturna tamizados por cortinas de una habitación de hotel en donde sólo se oía el sonido líquido de los besos, de las lenguas recorriendo la piel ajena, de los sexos enfrentándose.
Ambos se aprendieron el camino del placer del otro, y desearon recorrerlo nuevamente.
Quizá, más pronto que tarde, vuelvan a encontrarse...
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