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En la biblioteca

A mis 30 años me he decidido a volver a estudiar, cosas de la vida. Me fui a la biblioteca. Como me conozco, para no distraerme me pongo en la última mesa, en una esquina y mirando a la pared para que nada me distraiga. Siempre he sido de los que prefiero una de 40 a dos de 20, pero madre mía lo que estaba viendo según iba a la mesa. El único sitio libre está en frente de una chica de unos 20 ó 22 años. No puedo evitar en fijarme en esos pechos firmes, llenos de juventud que me están llamando a gritos dentro de ese jersey de cuello vuelto tan estrecho. Ella levanta la mirada y me ve. Pero la he pillado, aunque ha bajado los ojos ha vuelto a mirarme. Mi mente, que en esos momentos está bajo mi cintura, piensa de todo. Me meto en mis estudios y de vez en cuando levanto la mirada para verla. Se acaba de recoger el pelo con un boli dejándo todo su cuello al aire. Cómo me pone esa imagen. Ella lo sabe, al igual que ese roce del rotulador con sus labios, como si fuera otra cosa la que se llevara a la boca. Me pasa una nota. No puedo creer lo que estoy leyendo. “Quiero follarte ya. Te espero en el baño de las chicas”. Se levanta y me mira lascivamente. Le devuelvo una sonrisa y un guiño cómplice. No esperé ni un minuto. Fui hacia allá y me colé en el baño. Estábamos solos y comenzamos a besarnos. Me encantaban esos labios tersos y firmes que devoraban mi boca. Mi lengua, que es muy juguetona, se propuso encontrar la suya y la encontró sin ninguna dificultad. Levanté su jersey y empecé a tocarle las tetas sobre el sujetador, que no tardo nada en quitárselo. Estaban para comérselas, así que a ello fui. Me puse a juguetear con sus pezones, me gusta sentir en mi boca cómo se endurecen. Hacía tiempo que no tocaba unas tetas tan firmes, me encantaba perderme en ellas, tocarlas, chuparlas… A ella también, sus leves gemidos así me lo decían. Seguí bajando hasta llegar a sus vaqueros que enseguida le quité. Ella de pie y yo de rodillas empecé a merodear entre sus muslos. A mi me gusta hacerlo lento, pero la ocasión requería otra cosa. Con dos dedos ella misma abrió su coño ofreciéndomelo entero para mi. Procedí a comérmelo con mucho gusto. Lo tenía totalmente depilado y con un sabor delicioso. Mi lengua recorría sus labios internos que eran muy carnosos, como a mi me gusta. Subía y bajaba saboreando cada milímetro de ese tierno chochito. Me ofreció su clítoris que enseguida metí en mi boca y empecé a chupar. Primero con delicadeza, pero posteriormente lo absorvía todo lo fuerte que podía. Se estaba volviendo loca…..

Re: En la biblioteca

Para los que dicen que el estudio no lleva a ningun sitio.

Ansioso espero la continuación, me has dejado en interruptus.

Saludos

Re: En la biblioteca

Apretaba mi cabeza hacia ella para que consiguiera hacerlo con más fuerza. Mi lengua volvió a bajar para metérsela y empezar a follarla con ella. Cada vez le costaba más contener sus gemidos. Estaba a punto de correrse. En ese momento paré, me levanté y la di media vuelta. Con su cara en la pared saqué mi polla que me estaba reventando bajo los pantalones. Empecé a rozarme con sus labios mayores y sin apenas esfuerzo fue entrando. Ella aún no la había visto con sus ojos, pero la estaba notando muy dentro de ella. Comencé fuerte, sabía que estaba a punto de correrse y no quería hacerla esperar. Me apoyaba en su hombro para hacer más fuerza, y pegarla más a la pared. Me pone mucho esta postura y con lo caliente que me ha puesto esta chica no creo que tarde en correrme yo también. Yo apenas podía ahogar mis gemidos de placer. Ella movía sus caderas para que se lo hiciera más y más fuerte. “Me voy a correr y quiero hacerlo en tu cara”. Salí de ella y se agachó para terminar la faena. Me miraba mientras se la metía en la boca y me la chupaba. Lo hacía muy bien, con mucha fuerza, metiéndosela entera mientras con la mano me cogía los huevos y los acariciaba con la fuerza justa. “Dámelo todo, lo quiero para mi” decía. Ella notaba mis espasmos, la sacó de su boca y se preparó para recibirlo todo. Uno, dos, tres chorros directos a su cara y ella seguía con su mano. Los siguientes chorros fueron menos intensos y los recogió ya dentro de su boca.
“Este sólo era para calentar”, le dije. Me senté en el vater y atraje sus caderas hacia las mías. Abrió bien sus piernas para volver a meterse mi verga dentro de ella. Desde esta posición podía llenar mis manos de sus tersos y firmes pechos. Empezó a galoparme…..

Re: En la biblioteca

Empezó despacio, sintiendo cada centímetro de mi miembro dentro de ella. Me encanta notarlo. No llegaba a bajar del todo pero si a sacársela entera para volver a metérsela y volver a hacer el mismo recorrido. Mis manos iban a sus caderas y acariciaba su dorso siguiendo las líneas que marcaba su cuerpo hasta llegar a sus pechos. Enseguida me llené de ellos, empecé a acariciarlos… dios cómo estaba disfrutando de todo aquello. Oímos la puerta abrirse. Alguien entraba, pero no estábamos dispuestos a parar, todo lo contrario, lo hacía más excitante. Le tapé la boca y comencé a ser yo quien me moviese. Quería darla placer, que gimiera sabiendo que la de al lado podría oirnos. Se escapaban levemente sus gemidos entre mis dedos que empezó a chupar como si fueran 5 pollas para ella sola. Con mis manos ahora en sus caderas hacía que se moviese de arriba abajo a mi antojo. Desde esta postura alcanzaba perfectamente su clítoris que empecé a acariciar en círculos. Quería que sintiese el máximo placer. La chica de al lado no se iba. Creo que nos estaba oyendo y prefería seguir allí. Algo estaría haciendo con su mano porque también se podían percibir leves sonidos. Volvió ella a coger el ritmo de las embestidas. Qué bien se movía!!!! De adelante a atrás, en círculos…. Me estaba volviendo loco, iba a conseguir que me volviese a correr. Ella no paraba de gemir y yo tampoco. Me daba igual la chica de al lado a la que también se la oía. Ya no había marcha atrás, me iba a volver a correr. Aahhhhhhhhhh……. Siguueeeeeeee……. Lo hice dentro de ella, con el condón puesto, claro. Se quedó completamente sentada notando cada uno de mis espasmos que exprimía al máximo apretando su vagina y estrangulando mi polla.

Una tarde de sexo de locura que no acabaría ahí.

Re: En la biblioteca

¡Dioooosss! Esto no se puede leer en la oficina. Has conseguido que me empalme. ¡Qué ritmo le das! Seguro que más de uno, después de leerte, ha cogido el móvil ;)

Re: En la biblioteca

Y ya puestos, alguno podría recomendarme una biblioteca, que me han entrado ganas de ponerme a f...estudiar. :babas:

Re: En la biblioteca

Vaya, no esperaba yo sembrar un campo de nabos.... Me congratulaaaaaaaaa que os gusteeeeeeeeee