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Antiguo 06-05-2016, 13:43
Aprendiz de Lumis de Primaria
 
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Predeterminado

Siempre me ha atraído la posibilidad de aprender nuevos idiomas y así poder comunicarme con más gente. Y siempre me ha parecido que el francés es un idioma sensual, musical. Así, cuando vi aquel cartel que anunciaba clases particulares, no dudé ni un momento en arrancar una de las tirillas en las que se leía Sonia y un número de móvil.
La verdad es que, a pesar mi interés por los idiomas, siempre he sido un negado en el aprendizaje de los mismos y mis intentos no suelen durar mucho tiempo. Y eso mismo hubiese sucedido en esta ocasión de no ser por la profesora. Sonia resultó ser una chica morena de pelo liso, ojos oscuros como pozos en los que ahogarse, nariz apuntada y labios hermosos, en fin, que me pareció toda una belleza. Y además tenía un cuerpo de escándalo: alta y llena de curvas donde debían estar. Y para rematar era una chica muy educada y simpática. De manera que lo que en principio deberían haber sido unas pocas clases frustrantes se convirtieron en muchas clases frustrantes y llenas de deseo. Porque comencé a desearla desde la primera vez que la vi.
Las clases las daba en su piso, y acudíamos unas cuatro personas, entre las que pronto destaqué por mi torpeza en el aprendizaje del idioma. La verdad es que en todas las clases me sentía un poco avergonzado por lo mal que se me daba, pero es que cada vez que Sonia comenzaba a hablar en francés, me quedaba embobado y una llamita se iba avivando en mi interior. Cuando se daba la vuelta y se agachaba para coger algo de la mesa, me quedaba atontado mirando su precioso y redondeado culito. Y constantemente mis ojos no podían evitar mirar sus pechos, sobre todo cuando llevaba ropa que hacía que destacaran. Porque Sonia tenía un par de preciosas tetas redondas y firmes, grandes, suculentas. Y cuando volvía a mirarla a la cara, me quedaba embelesado pensando en lo atractiva que era, esos labios tan sensuales y esos ojos negros brillantes... En fin que ella muy pronto debió notar algo porque, a veces, cuando me sorprendía distraido me miraba entre disgustada y divertida, y tras preguntarme algo en francés o revisar mi trabajo se me quedaba mirando con cierta contrariedad y decía:
- Ay, a ver qué hago contigo, que no hay manera de que aprendas…
Por tanto no me sorprendió que aquel día me dijera que quería cambiar el método que utilizaba conmigo y que a partir de mañana viniera más tarde porque me iba a dar clases a mí solo, aunque claro eso iba a suponer un aumento de la mensualidad, pero si quería aprender algo era inevitable. Y yo no pude resistirme pensando que la iba a tener toda para mí y le dije que no me importaba nada pagar más con tal de intentar aprender algo.
- Seguro que sí que acabas aprendiendo algo –contestó ella mientras sonreía levemente. Y no sé qué vi en su mirada, pero me dió la sensación de que no se estaba refiriendo solo al francés. – Pero he de advertirte que voy a ser muy exigente contigo.
- No te preocupes Sonia, que haré todo lo que me digas –contesté mientras pensaba en aceptar encantado todas sus exigencias.
- ¿Sí? ¿Serás obediente y harás todo lo que te pida? – Y mientras me decía esto vi en su sonrisa y sus ojos algo que me pareció lujuria. Y eso me excitó tanto que, sintiendo el deseo arder más intenso todavía, le dije:
- Seré tu alumno más obediente.
- Ya veremos… Hasta mañana – dijo y se dio la vuelta y comenzó a recoger las cosas de la mesa, por lo que, a pesar del deseo que me inundaba no me quedó más remedio que levantarme e irme a casa.
Así pues, al día siguiente, entré yo solito en el salón de su piso, y me quedé mirándola una vez más. Aquel día iba más atractiva que nunca. Llevaba el pelo recogido en una coleta que dejaba al descubierto su estilizado cuello. Una blusa blanca un poco translúcida ceñía su pecho y su talle, los primeros botones desabrochados dejando ver la curva de ambos pechos estrechándose hasta formar un pequeño canal. Una falda de tubo negra hasta las rodillas. Sus contorneadas piernas acababan en unos preciosos zapatos negros con punta y mucho tacón. Sonia se sentó en el borde de su mesa y vi que en la mano derecha sostenía una larga regla de madera la cual apoyó en su regazo.
- Bueno, ya ha llegado mi peor alumno. Anda, siéntate en tu mesa.
Normalmente los alumnos nos sentábamos en el sillón de su salón y en alguna silla y Susana usaba la mesa del salón como si fuese una mesa de profesor. Pero hoy había un pupitre y una silla igualitos a los que hay en cualquier instituto. Sin atreverme a decir nada me senté y dejé el libro, mi libreta y el bolígrafo que traía sobre el pupitre.
Sonia se levantó se acercó a mi mesa, se colocó a mi izquierda y con la regla dio dos golpecitos en el cuaderno y dijo:
- A ver qué tal has hecho las tareas que mandé ayer.
Abrí el cuaderno por la página en la que había hecho las tareas y esperé. Notaba a Sonia a mi lado y la miraba de reojo, no sé por qué no me atrevía a mirarla directamente, pero tampoco podía resistir a echarle una miradita de vez en cuando. Y es que estaba tan atractiva con esa ropa. Y la tenía tan cerca, más cerca que nunca… Notaba el olor de su perfume. Era totalmente consciente de su presencia allí, junto a mí. Y la excitación que sentí al verla aquella tarde comenzó a crecer.
De repente ella se inclinó un poco para leer mejor, apoyando su mano izquierda en el borde la mesa, y me rozó levemente. Y aquel roce y la vista de su escote tan cerca me incendió. Ví sus pechos redondos, grandes, apretados contra un sujetador negro con encajes rojos, haciendo tensarse la tela de su blusa. Y noté una presión en mi entrepierna. Me estaba excitando más y más y notaba como empezaba a hincharme allí abajo. Sentí un deseo enorme y también un poco de vergüenza. Y al levantar los ojos a su cara ví que me miraba sonriente.
- Los deberes están fatal como siempre. Y tú parece que estás en las nubes también como siempre. A ver… ¿qué es lo que estabas mirando mientras repasaba tus tareas?
- Yo… Es que.
Sonia se incorporó y se separó un poco y dijo:
- Me estabas mirando el canalillo.
- No… Yo…
- Pero bueno… ¿Encima no lo reconoces? –dijo mientras me apuntaba con la larga regla. Y se volvió a sentar en el borde de su mesa. - ¿Te crees que no me he fijado desde el primer día en cómo me miras?
- Sí… No, quiero decir que no, es que…
- Anda cállate. Y levántate y ponte junto a tu mesa.
La verdad es que no entendía bien lo que estaba sucediendo. Era todo tan raro, pero al mismo tiempo tan excitante. Algo en la mirada de Sonia, en su voz, en su mirada, me decía que no podía negarme, que debía ser obediente. Así que me levanté e hice tal y como me pidió, aun siendo consciente de que era evidente el abombamiento de mi entrepierna. Sonia me miró de arriba a abajo y finalmente detuvo su mirada un momento en mi bajo vientre. Su sonrisa creció un poco y me miró a la cara.
- Es evidente, que me miras y que te gusta lo que ves ¿no?
- Sí.
- ¿Te excito verdad?
- Sí.
- Anda, ven aquí, delante de mí –dijo mientras señalaba con la regla el suelo justo delante de ella.
Y yo me coloqué allí, delante de ella.
- Ahora, ponte de rodillas.
Me arrodillé frente a ella y la miré. Mi excitación fue en aumento. Mi erección era ya enorme, la sentía casi estallar contra el pantalón. Desde abajo veía sus pies frente a mí, enfundados en esos preciosos zapatos negros de tacón. Sus piernas cruzadas a la altura de los tobillos subían hasta perderse en esa falda negra. La oscuridad entre sus muslos me atraía, deseaba poder ver que había más allá. Y luego estaba su blusa, sus pechos abombándola y finalmente su cara mirándome con la sonrisa de alguien que es consciente de tener poder sobre otra persona. Pero también ví en su mirada el brillo del deseo.
Sonia descruzó lentamente sus pies y rozó con la punta de su zapato derecho mi frente, luego mi nariz y finalmente la posó en mis labios y dijo.
- Si me deseas, se buen chico y besa mi zapato.
Cogí su zapato entre mis manos y comencé a besar su punta y luego subí y besé su empeine suavemente. El roce de mis labios sobre su piel avivó las llamas de mi deseo. Me sentía henchido de lujuría. No podía resistirme. Comencé a acariciar con la punta de mi lengua y mis labios la piel de su empeine y luego subí por el tobillo. Besé su gemelo y seguí subiendo por su pierna y…
- Para. Ponte de pie –dijo Sonia. – un paso atrás.
Sonia se puso de pie y mientras me miraba a la cara y sonreía con la sonrisa de quien sabe que tiene la sartén por el mango, se acercó a mí y apoyó el extremo de la regla sobre mi entrepierna. Sentía mi polla hinchada apretando contra la tela del pantalón y al otro lado de la tela la regla apretando levemente. Sonia comenzó a acariciar mi hinchazón con el extremo de la regla, suave pero firme. Y mi deseo contestó hinchándose todavía un poco más.
- ¿Qué? ¿Te gusta esto más que los deberes que te pongo? Seguro que si… - dijo mientras me acariciaba con la regla – Y ahora vuélvete a arrodillar.
Y yo que no podía hacer otra cosa que obedecerla, todo fascinación, fuego, hinchazón y deseo, me arrodille de nuevo ante ella y así, mirándola desde allí abajo, sonriente con la regla en la mano, deseando tocar, acariciar, lamer y besar todo su cuerpo, deseando quitarle la ropa, deseando penetrarla y arder y dejarme ir hasta consumirme, y desando, en fín, complacer todos sus deseos, me dejé llevar y sentí que los grilletes de la lujuria me habían apresado y convertido en su servil esclavo.
- ¿Vas a ser obediente? ¿Vas a hacer todo lo que te pida? – me preguntó Sonia, el brillo del deseo ardiendo ahora también en ella junto con la confianza de saberse mi dueña.
- Si Sonia. Voy a hacer todo lo que me pidas – fue mi inevitable contestación.
-Bueno, quiero que sigas por donde antes te interrumpí – dijo mientras daba un paso atrás, se apoyaba en la mesa y separaba un poco las piernas.
Me acerqué a ella de rodillas, mirándola a la cara. Y cuando estuve a su lado comencé a besar sus piernas mientras las acariciaba, desde el tobillo hacia arriba, besando, acariciando con la lengua, aparentando un poco con los labios y la lengua. Sentía la suavidad de su piel, sentía un cosquilleo delicioso en mis labios, sentía el sabor de su piel, mi saliva humedeciéndola levemente allí donde apretaba con la lengua. Subí y subí hasta llegar a sus muslos y la miré. Sus ojos ardían, sus labios se entreabrían húmedos, supe lo que deseaba y supe que era lo mismo que yo quería, así que pasando mis manos por la parte de atrás de su falda encontré un botón que deshojé y una cremallera que abrí. Sonia se incorporó levemente, cerró un poco las piernas y la falda se deslizo hacia abajo hasta quedar toda arrugada sobre sus pies. Luego con un movimiento rápido y elegante sacó los pies y empujó la falda hacia un lado con su pie derecho, volvió a abrir las piernas –esta vez más- y se apoyó de nuevo en la mesa.
Ante mí se desplegaban los tersos muslos de sus piernas y al final de los mismos su pubis ceñido por unas braguitas negras con encajes rojos. Noté que la tela de su braguita estaba un poco abultada. Miré hacia arriba y vi su cintura, su ombligo y luego la blusa y al final de todo ello Sonia me miraba ordenándome seguir. Y yo seguí. Besé sus muslos, los acaricié, con la punta de mis dedos y con mis labios y mi lengua. Y luego besé la tela de sus braguitas sobre su pubis y sentí su vulva detrás. Con mi mano izquierda aparté con cuidado la tela de la braga y la descubrí, rosada, los labios un poco hinchados, entreabiertos, su piel sonrosada, húmeda y un poco brillante. Y acerqué mis labios a los suyos y besé sintiendo el sabor de su raja, el delicioso sabor de su humedad, la suavidad de su vulva. Besé y acaricié con la lengua suave y firme mientras notaba como se estremecían sus muslos sujetos por mis manos, mientras notaba como su respiración se aceleraba y suspiraba. Y supe que aquella profesora me iba a enseñar cosas que jamás olvidaría.

Última edición por Murgen; 06-05-2016 a las 16:39
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  #2  
Antiguo 06-05-2016, 15:04
Aprendiz de Lumis de Secundaria
 
Fecha de Ingreso: Sep 2012
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Gracias: 1,061
Agradecido 136 Veces en 78 Posts
Predeterminado

Uffff, pásanos el teléfono, porfavor porfavor porfavor

¡Qué calentón!
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  #3  
Antiguo 12-05-2016, 17:11
Aprendiz de Lumis de Primaria
 
Fecha de Ingreso: May 2012
Género:
Mensajes: 142
Gracias: 338
Agradecido 104 Veces en 46 Posts
Predeterminado

Me uno a la petición¡¡¡ Pasa el teléfono¡¡¡ jajaja
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  #4  
Antiguo 12-05-2016, 17:29
Aprendiz de Lumis de Secundaria
 
Fecha de Ingreso: Jan 2016
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Gracias: 11
Agradecido 64 Veces en 42 Posts
Predeterminado

Muy bueno cada vez mejor
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