La habitacion Roja

Todo comenzo de una manera casual, una madrugada aburrido delante del ordenador, , buscando ese instante que separa la mente del cuerpo y te hace olvidarte de todo lo demas, esa noche fue la noche que la conoci, aparecio como un susurro, sin hacer ruido, andando de puntillas por mis pensamientos. La noche fue muy larga, la habitacion estaba oscura y tan solo la iluminaba la luz que desprendia ella, cada instante que pasaba mi estancia se volvia mas calida.
Pasaron las noches y siempre aparecia ella alimentando la llama del deseo, creandome la necesidad voraz de verla y a la vez de comprobar que ella no podia ser tan dulce, ni tan graciosa y mucho menos tan excitante.
La noche que quedamos fue la menos pensada, empezo como una broma y tan solo unas horas despues la estaba esperando en la barra del pub; llevaba un rato esperandola sin saber muy bien que hacia alli ni que iba a pasar. Llegó segura de si misma, mirandome fijamente, no titubeaba e intentaba llevar la iniciativa. Yo la observaba, las fotos no la habian echo justicia, la expresividad de su cara, sus ojos castaños con esa mirada tan sexual, su piel morena y tersa, unos labios carnosos.... estaba preciosa.....
Pasaron las horas y las copas, las risas y las charlas, salimos de alli sin rumbo fijo y comenzaron las miradas y los besos, todo se volvio intimo en ese paso de cebra.
Yo rompi el momento invitandola a ir a la cama, las palabras corrian mas que mis pensamientos y mi deseo arrebataba el poder a mi fuerza de voluntad, pero ese dia no podia ser, creo que los dos queriamos pero ese no seria nuestro dia, acabamos con unas copas de mas, disfrutando de la noche y de los besos. El sol estaba a punto de salir y mi yo parecia encadenado a la puerta de su casa, no habia modo de terminar la velada.
Me fui a casa con la luz del dia.
Los dias siguientes no cambiaron nuestra rutina, seguiamos hablando a menudo solo que ahora nos llamabamos mas.
Hasta que llego el dia en que todo apuntaba que podriamos disfrutar de unas horas juntos, yo estaba deseando verla, y ella deseando hacerme esperar debajo de su portal, en cuanto salio por la puerta se me olvido el tiempo que llevaba esperandola, nos dirijimos a un hotel que habiamos elejido los dos, esto tenia que ser algo especial y todo tenia que estar a su altura.
Pasamos varias horas jugando con nuestros cuerpos, acariciando cada trocito de nuestros cuerpos, provocandonos el uno al otro, disfrutando de cosas tan sencillas como una mirada o el tacto de nuestros labios.
La tarde fue perfecta.
Cuando salimos del hotel la lluvia me devolvio a la realidad, esas gotas frias calaban en mi piel como lo habia echo ella segundos antes. Fueron solo unos minutos, los que tarde en llegar donde estaba esperandome para ir a su casa, cuando entró en el coche volvi a sentirme aturdido y a olvidarme de todo una vez mas.
La acompañé a su casa y nos despedimos de la manera mas dulce posible ella me besó hasta que llego la hora de separarnos.