Lo que más me gusta

En cuanto a la encuesta sobre qué es lo que nos gusta a los tíos, quería plantear una pequeña reflexión. Todas las actividades que se han propuesto (ver un buen partido en la tele, jugar a la play, etc…) estoy seguro de que son fantásticas, no puedo opinar sobre algunas de ellas porque soy soltero y no sé cómo de divertido es visitar a la suegra… pero he de decir que he echado en falta en el cuestionario otro tipo de actividades tales como mirar las estrellas, escribir poesía, contemplar una puesta de sol, tocar el violín, visitar edificios antiguos, hablar de filosofía, conducir un deportivo, tumbarse en la hierba, escuchar el canto de los pájaros… No me avergüenza decir que con el paso de los años he aprendido a encontrar placer en las cosas pequeñas, cosas que pasan desapercibidas en el vaivén de la vida diaria, y puedo afirmar que si uno profundiza en el conocimiento de esas pequeñas cosas, puede llegar a alcanzar ese estado de conciencia dichoso en que uno se siente en íntima sintonía con el universo, además he descubierto que para llegar a este punto sólo preciso una cosa muy sencilla, y es es que me hagan de vez en cuando una buena mamada, una mamada sin goma, con saliva brillante y pegajosa, que me deje las bolas relucientes, aguantando hasta el final o haciéndome la cobra, francés final o chupipaja, sin manos, a dos, a cuatro manos, entre dos brasileñas, portuguesas o japonesas, adorando y ensalzando mi falo, pronunciando elogios sin fin a su forma, tamaño y textura: ¡oh Isaias! ¡calzas bien! -amigas, que vuestra boca esté siempre llena de mi alabanza, porque la boca es el lugar por el que entran las cosas mortales y salen las inmortales, y tú, oh musa, canta la historia de aquel hombre de multiforme ingenio que visitó muchas casas de mujeres y anduvo peregrinando mucho tiempo hasta llegar a Marconi... busqué a mi amada y no la hallé, y en el polígono de Aguacate me detuve a llenar el depósito de mi deportivo rojo ¡oh, amigas! ¡si todas chupáseis como este coche!