Mi mamá me mima (segúnda y última parte)

VERDI · #1 06-07-2010, 23:58

MI MAMÁ ME MIMA (SEGÚNDA Y ÚLTIMA PARTE)

Mientras anuncia “el paraíso” lleva sus manos a los tirantitos de su salto de cama y los desliza por los hombros. El golpeteo de mi músculo cardiaco semeja ya el de un paso de Semana Santa. Es tal la excitación por lo que va a suceder en breve que desearía poder decelerar este momento, que el “strip tease” de “mi madre” durara horas.

Desde mi bajo puesto de observación, a sus (hermosos) pies, contemplo embriagado de gozo el magnífico espectáculo. Una vez libera los brazos de los tirantes y deja sueltos los pechos redondos y de preciosa forma, levemente respingones y de pezones pequeños de un marrón claro, asisto a la progresiva aparición de una estrecha cintura, un vientre liso y después unas libidinosas caderas redondeadas enmarcando un pubis depilado (tampoco lleva braguitas, menuda cachonda, seguro que se toquetea por la noche en la cama, o se acuesta así para que el hijoputa de “mi papi” pueda tener mejor acceso a ella en cualquier momento) y por último, unas preciosas piernas. “Mi mami” semeja una escultura viviente de mármol hecha carne, su escultural cuerpazo, se diría de la misma dureza que éste. Deja caer al fin la prenda al suelo. Tiene un físico “fitness”; sin duda se machaca en el gimnasio, si es que además no se ha operado algo, porque acaba de pasar un embarazo, (“el mío”, qué raro suena eso), y luce un tipo perfecto.

Estoy fascinado. ¡Vaya polvazo tienes, “mami”! ¡Eres una jodida invitación al incesto!

(Me dijeron que el “objetivo” seleccionado de acuerdo a mis premisas, tenía unos treinta y algo años, y que había sido una cotizada modelo de catálogos “3D” de ropa interior hasta que un adinerado empresario, algo mayor que ella, la retiró convirtiéndola en ama de casa y madre, a lo que ella accedió gustosa).

Una vez desnuda, se agacha a recoger la sutil prenda del suelo dándome la espalda, y puedo embelesarme en la visión de su hermoso, prieto y redondo culo. (Joder, “papaíto” , te lo tienes que pasar bomba en la cama con ese trasero). Deposita ésta en una banqueta y volviéndose, se agacha a recogerme de mi blando lecho improvisado.

-Bueno… te vamos a quitar la ropita a tí… –anuncia mientras me quita la camisetita con una mano en tres o cuatro movimientos diestros, y el pañal de un tirón suave, pero certero.

-El nene no ha tenido caquetona ¿eh?, sólo un poco de pipirrín ¿verdad? –comprueba palpando la humedad recogida en las capas internas del pañal.

-¡Boo boo! –Contesto yo, aunque en realidad quiero decir:

(¿Y tú no tienes pipirrín para hacerme una bonita lluvia dorada, preciosa?)

Canturrea mientras me levanta por las axilas. Sus maravillosos pechos se balancean al son de la melodía; los tengo a tiro y no puedo evitar la tentación, aprovecho para darles unas pataditas con mis piececitos colgantes.

-Anda mi niño, dándole pataditas a mamá en las tetitas. Pero ¡qué traviesillo estás hoy!

(Y más que lo voy a estar, preciosidad).

Me sienta con cuidado en una pequeña depresión formada en el borde interior más próximo de la bañera, quedando ésta justo por encima de la superficie del agua, con lo que solo mis pantorrillas quedan sumergidas entre copos de abundante espuma con un agradable olor a lavanda. El agua está tibia, muy agradable. Sin dejar de asirme fuerte de una muñeca para que no me resbale, ahora es ella la que procede a introducirse.

-¡Ahí va mami! ¡Al agüita, patos!

Me recreo en el show. Lo primero que veo desde mi privilegiado trono, con mi línea de visión a la altura de su cadera, es su divino y hermosísimo pie izquierdo de arqueado puente y con uñas pintadas de rojo, que pasa frente a mí y se sumerge en una nube de espuma, seguida de su bien torneada pantorrilla; una vez afianzado ese pie en el fondo, pasa el otro y se va girando sin dejar de sostenerme, para situarse frente a mí. Está preciosa, ahí de pie, con las piernas sumergidas hasta casi medio muslo en la algodonosa superficie del agua. Se sienta con un poco de brusquedad, provocando un chapoteo delicioso que hace volar algunos jirones de espuma. Me coge ahora nuevamente por debajo de los brazos y me acerca a ella. Por el aire observo sus preciosos pechos a la deriva entre espesos pegotes blancos de espuma, cual boyas flotando entre icebergs (imagino que es mi leche derramada sobre ella tras un corridón salvaje).

-Ahora ven aquí con mamita, mi niño.

(¡Ay Dios! ¡Qué momento! ¡Me va a dar algo! Las pulsiones en mi miembro adulto hacen nuevo acto de presencia. Estoy cachondo perdido; también noto la aceleración del corazón (del mío, aunque lo perciba como el del bebé, así me lo explicaron).

Me aprieta contra ella, una mano sobre mi espaldita y otra sobre mi culito. A continuación me eleva frente a ella, como buscando la colita. No puedo creerlo pero así es; cuando la tiene a la altura de su cara juguetea con la nariz sobre ella, a izquierda y derecha (como besándola al estilo esquimal) mientras le pregunta:

-¿Qué dice este pajarito? ¡Pío, pío!

¡Joder con las madres de hoy! ¡Vaya jueguitos! Si vieras mi auténtica tranca…Menudo pajarraco te iba yo a meter, mami cabrona. ¡Te iba a follar hasta reventarte! Mi verdadera entrepierna se estremece con espasmos de brutal excitación. La conexión es perfecta, la experiencia sensorial del bebé me es devuelta con más intensidad, y mi conciencia y fisiología adulta transforman ésta en una experiencia sexual inigualable. Esto vale el precio pagado. ¡Es alucinante!

Estoy muy excitado. Entonces me baja y pega mi carita contra uno de sus senos empezando a cantar una cancioncilla infantil, mientras me mece sobre su carnosa tentación (tiene una hermosa y dulce voz). Aprovecho la coyuntura para chupetearle el pezón, como distraído, ya que me queda al lado de la boca. ¡Me voy a volver loco! ¡Podría estar así horas! Casi me estoy adormeciendo por lo hipnótico de su canto y lo confortable de mi posición, cuando de repente noto que, con una mano llena de una sustancia cremosa, jabón supongo, empieza a masajearme la espaldita; y luego, al rato, más delicioso aún, me coloca de espaldas a ella (ahora siento la agradable presión de sus pechos en mi lomo) y mientras pasa su brazo derecho por debajo de los míos para sujetarme por el pecho, lleva la mano izquierda por encima de mi barriguita en dirección a mi entrepierna; doblando la muñeca hacia dentro para alcanzar a lavarme profundamente el culito con los dedos, frotándolo suave pero rápidamente, antes de que el jabón que, entonces noto, lleva en la punta de éstos, se disuelva en el agua. Llega incluso a introducir ligeramente el que creo dedo medio, por “mi ano”, asegurándose de lavarlo bien con un movimiento circular. En un momento dado retira la mano del culito, y la enjuaga bien en el agua, llenándose a continuación la palma de un nuevo chorrito de jabón, que extrae de un dispensador que sobresale de la pared a nuestra izquierda. Utiliza ahora toda la mano para lavarme bien la “pilila” y “las canicas” que tengo por huevos en unos movimientos de “vaivén” casi masturbatorios, imprimiendo en algunos momentos una ligera, a la par que maravillosa, presión. Así procede un rato; ¡Ya no puedo más “Mami”! ¡Me voy a correr! Mi verdadero miembro alcanza una dureza y excitación límites, unas estremecedoras convulsiones lo recorren de abajo arriba desde mis hinchados testículos a punto de reventar. El placer se dispara exponencialmente y en oleadas de un paroxismo de gozo embriagador, que recorre como una descarga eléctrica todo mi ser, estallo en un orgasmo brutal, largo y demoledor.

Tras eyacular noto una bruma en la visión al mismo tiempo que la sensación de humedad desaparece de mi cuerpo, sólo permanece ésta, allá donde mi cálido esperma recubre la zona pubiana y el aparato genital. La bruma desaparece y puedo ver ahora el techo de color verde pálido relajante del cuartito en que me encuentro. Busco a tientas con la mano derecha el botón que libera mi cabeza del senso-casco, y me incorporo sobre el confortable sillón (similar al del dentista) sobre el que estoy desnudo, y tras limpiarme con unos suaves pañuelos perfumados el miembro viril, me visto, me calzo y abandono el cubículo, Cierro a mis espaldas la puerta sobre la que en plateadas letras de molde pueden leerse las siglas: S.E.N.S.U.A.L. (Sala para Experiencia Neuro-Sensorial / Ultra-Alucinante-Límite).

Mientras me dirijo a la salida, pienso en lo perfecto que ha sido todo. Desde la seleccióndel “objetivo” de acuerdo a mis instrucciones, hasta la perfecta conexión, pasando por el cumplimiento de la situación por mí deseada. Es increíble lo que los científicos han logrado alcanzar. Además, no puedo olvidar que no todos logran llegar al orgasmo en su fantasía hecha realidad, y a veces desconectan antes, y no pasado el momento extremo de éxtasis que supone el orgasmo (que es lo deseado) y que “cortocircuita” las neuronas y por tanto la conexión de modo natural; no pudiendo volver a intentarlo antes de una semana (el periodo de seguridad mínimo estimado para evitar posibles daños neurológicos). “Problemas” de desacople en la sincronización que serán solucionados en breve según los “coquitos” de esta todavía joven tecnología.

Me acerco a recepción, desde donde una joven científica-jefe en batín, controla en una mesa repleta de lucecitas y botones varias pantallas donde observa a otros científicos controlando a su vez los cubículos de los clientes sumergidos en sus diferentes fantasías sexuales. Levantando la vista de sus monitores me pregunta con amabilidad:

-¿Todo a su gusto, Señor?

-Perfecto. Los 1000 credit-euros mejor invertidos de mi vida.

-Me alegro de oírlo, Señor. Ya sabe… –dice sonriéndome.

-Sí: “Sólo al alcance de unos pocos” -acabo por ella, recitando el eslogan de la empresa. -Sin duda repetiré. Ya pensaré en algo original para la próxima vez. Les mantendré informados. –Le guiño un ojo.

-Eso espero, Señor. Hasta pronto.

-Adiós. –Las puertas automáticas se abren frente a mí. Salgo a la amplia terraza del edificio sobre el bullicioso Paseo de la Castellana, me acerco al poste de llamada y pulso el botón rojo para pedir un aerotaxi. Suspiro de satisfacción mientras miro el cielo esperando ver aparecer mi transporte entre las nubes.

FIN

HE AQUÍ MI PARTICULAR VERSIÓN DE “AVATAR” (MÁS DIVERTIDA QUE LA DE CAMERON, ¿NO OS PARECE?) ¡JE JE JE!

PACUMBRAL · #2 07-07-2010, 11:03

Has conseguido que me empalme y, al mismo tiempo, que me ría. Extraordinaria mezcla de sensualidad y humor. Me parto con los contrastes entre los mimos de la maciza "mami" y los pensamientos del "bebé - cliente":

"-¿Qué dice este pajarito? ¡Pío, pío!

(...) Si vieras mi auténtica tranca…Menudo pajarraco te iba yo a meter, mami cabrona. ¡Te iba a follar hasta reventarte!"

VERDI · #3 07-07-2010, 17:07

Cita:

Iniciado por PACUMBRAL

Extraordinaria mezcla de sensualidad y humor.

PACUMBRAL: Agradecido como siempre por tus alentadores comentarios.

Exactamente. Ese es mi objetivo. Como buen lector que eres, y seguro recuerdas mis otros relatos, ya habrás observado que en la mayoría son dos elementos con los que me gusta jugar por, como muy bien dices, los contrastes que se consiguen. Aquí he cuidado mucho eso. Y es que creo que el “buen sexo” tiene que estar lleno de fantasía (como la historia de mi relato), imaginación, sensualidad, (tan importante para mí, que no en vano utilizo la palabra “Sensual “como siglas en la parte final del relato. Inventándome ese significado rocambolesco de éstas, para definir el invento), y porqué no: humor ¡MUCHAS GRACIAS!

hector1 · #4 31-08-2015, 13:24

AJAJAJAAAJAAAA!!.

Pero que mente mas pervertida y calenturienta tienes!!!!. Cojonuda fantasia irreverente de ciencia-ficción. Los genes se abren paso a codazos por la cosita!!!:TFR116

!!.

4patuculomiaparato · #5 01-09-2015, 19:51

Me encantó, estuve todo el relato con la libido a tope, que morbo.