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En este relato no hay sexo explícito. No hay finales felices, pero me aptecía contarlo. Y si alguien es capaz de leerselo entero, ya me contará si le ha gustado.

Esta que voy a contaros es una historia real. Una verdadera y bella historia de amor.
Bella, que no bonita. Pues lo bello y lo bonito no son sinónimos. No solo la diferencia radica en que belleza es un sustantivo y bonito un adjetivo. La diferencia, por lo menos en las historias, es que para que sea bonita es necesario que termine bien. Que al final, el chico y la chica se fundan en negro mientras se dan un beso, como pasaba en las pelis de mi infancia, que veía en los cines de sesión continua.
Bello puede ser un drama, o incluso una tragedia.
La foto de un niño escuálido en África, derrumbado por la inanición, con un enorme buitre esperando al lado, es todo menos bonita, sin embargo es una foto que mueve el espíritu y el corazón, entrañando una belleza trágica pero tremenda.
Esta historia que voy a contar, todavía no tiene final, pero me temo que nunca será un final feliz.
Es la historia entre un putero, mas cerca del invierno que del otoño y una chica de veinte pocos años, que se dedicó a la prostitución durante tan solo dos meses, tal vez con el único fin de que el destino los juntase.
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A mi amigo Luis le conozco desde antes de mi primera comunión. Compartimos barrio, colegio y pupitre, posteriormente nos cautivó la misma vocación y la facultad nos unió aun más. Fueron tiempos difíciles y primero Luis y después yo mismo, nos sentimos llamados a una lucha que nos arrastró, creyendo en revoluciones y nuevos amaneceres.
El postgrado nos separó, aún haciendo los dos la misma especialidad y luego la vida nos ha vuelto a juntar asociándonos profesionalmente.
Formábamos parte de la misma pandilla del colegio. Pandilla que sigue subsistiendo tras varios siglos de existencia.
Como veréis Luis es alguien muy especial. Simplemente una extensión de mi mismo
A Laura solo la conozco por lo que me ha contado Luis y algunos Wassap que me ha dejado leer.
El primero en conocerla, al menos el sentido bíblico fui yo.
Andábamos Luis y yo hablando sobre el sexo con jóvenes y decidimos que antes de que fuese demasiado tarde habría que intentarlo de nuevo. Pagando, por supuesto. Esta chica me gustó como se desenvolvía en el foro.
No me pareció ninguna belleza, pero si de un tremendo atractivo. Me llamaron poderosamente la atención unos ojos oscuros, profundos y vitales que me cautivaron y aunque tampoco fue una experiencia sexual para enmarcar, sin embargo entendí que esa chica era distinta. Yo decidí no volver a verla, pero le hablé a Luis de ella y hasta donde yo sabía le animó a conocerla y como luego él mismo me conto, repitió hasta convertirse en una obsesión.
Luis y yo tuvimos la misma impresión: no servía para puta. Se metió en este negocio por necesidad de dinero rápido y con otras expectativas que las que le mostró la cruda realidad.
Como ella le dijo a Luis había entrado en el infierno creyendo que no se quemaría y terminó abrasada.
Había idealizado este mundo. Pensaba que podría manejar a los clientes, que iba a trabajar cuando quisiese y lo necesitase.
Se acogió a una casa que teóricamente es de chicas independientes que pagan el alquiler de una habitación y en realidad es la típica casa de servicios al 50%.
El problema no es el modelo elegido, el problema es escoger a la madame adecuada . La de esta casa y por lo que contaba Laura era, o es, pues creo que sigue en las mismas, una verdadera bruja dedicada al proxenetismo. Exigencia de horario, de servicios, insultos, acusaciones de latrocinio y sobre todo la amenaza permanente de decirle al padre de Laura a lo que se dedicaba su hija, si no cumplía con sus deseos. Numero de teléfono que tenía provechando que Laura en su inocencia le había pedido el móvil un día para llamar a su padre.
Poco a poco Laura se dio cuenta que el camino que había elegido podría ser un método de conseguir dinero rápido, pero desde luego no fácil. Por lo menos para ella.
Cuando llevaba unos días, ya tuvo al primer forero que le amenazó con escribir una mala experiencia si no hacia servicios que ella no había ofertado. Se negó a que se corriese en su cara y el individuo escribió una mala experiencia.
Ella fue viendo como su animo se iba derrumbando cada vez más, terminó por hacérsele insoportable y acabó dejándolo.
¿Volverá? Por lo que dice Luis, no creo. Pero de este mundo se sale difícilmente.
A favor de esta chica está el que es una universitaria con dificultades para pagar la universidad pero con apoyo familiar. Y que por lo que pude vislumbrar y por lo que cuenta Luis es una chica con la cabeza bien amueblada.
Aunque el haberse enamorado de Luis, si es que ese enamoramiento es real y todo parece indicar que es así, me hace poner en duda su inteligencia.
Con respecto a Luis decir que no termino de reconocer a mi amigo en esta historia. Luis es un tipo mayor muy bien conservado con cierta tendencia a la coquetería. De joven era el ligón de la pandilla y le gustaba más el proceso de la seducción que la propia seducción.
Luego se casó y le conozco algunos lances amatorios. Pero siempre tuvo muy claro cuales eran sus prioridades y desde luego el mantenimiento de una estabilidad familiar era uno de ellas.
Es él el que me metió en este mundillo de las putas y puteros. Siempre defendió la teoría que menos peligroso una puta a la que pagas y si te he visto no me acuerdo, que liarse con una civil y poner en peligro la familia. Y sin embargo, mi amigo Luis, el cínico, el descreído, el racional, parece ser que se ha enamorado como un verdadero escolar.
Y lo peor es que el sabe, o al menos dice saber, que esta historia no tiene final con perdices y vida en común.

Me lo empezó a contar tras una cena de matrimonios, en su casa, en donde le noté especialmente circunspecto.
Salimos los dos solos a la calle a hacer unos recados y le pregunté el motivo de su tristeza.
Cyrano, ¿por qué una gota de felicidad hay que pagarla con océanos de tristeza?.
Su respuesta me dejo desarmado. Sobre todo porque mi amigo no tiene ninguna tendencia a ser un romántico.
Lógicamente indagué sobre el motivo de su tristeza y me contó toda la historia como el que necesita confesarse para descargar el alma y las entrañas.
Tras una primera visita a Laura, en donde lo único que pudo notar fue que se gustaron, que como se dice ahora hubo feeling, comenzó a frecuentar a la chica.
Al menos una vez por semana.
Tras el contacto contratado, salían a comer juntos. Poco a poco, Luis iba notando que ella le abría su corazón y su confianza, al tiempo que el iba notando un mayor interés por las cosas de la joven.
Hacían una pareja un tanto extraña. Ella una veinteañera vestida de eso, de veinte años y además militante de organizaciones estudiantiles antifascistas. Aunque ella considerase de una manera un tanto peculiar lo que es el fascismo, pues eso que vestía como puede vestir cualquier candidato de “podemos”. Y él un tipo de elegancia algo rompedora pero clásica, lo que podríamos llamar el típico pijo madurito.
Según me confesó Luis, le daba un poco de corte la mirada de complicidad o de desagrado de los camareros y sobre todo, camareras, cuando iban a comer a los restaurantes de la zona.
Al final curiosamente, ella se arreglaba más para no desentonar y el vestía con ropa más deportiva.
Laura iba poco a poco mostrándole la aversión que le producía su trabajo, pero Luis siguió pagando sus servicios sexuales de manera religiosa.
Luis le ofreció la posibilidad de verse fuera del piso en fin de semana, los días en donde ella supuestamente descansaba y le pidió un servicio en el Hotel Zouk.
Para quien no lo conozca, este hotel es un picadero por horas con habitaciones con piscina individual y todo tipo de artilugios para favorecer el placer de la carne.
Pactaron un precio y allí que se fueron.
Para entonces Luis ya estaba colgado de la chica y ella decía que también de Luis. Ya había empezado a decirle a Luis que solo quería estar con él, que lo de cobrar era simplemente por necesidad perentoria pero que si Luis quería que no le pagase.
Luis contrató un pack con cuatro horas y comida incluida.
Al parecer difícilmente la comida puede ser más mala, pero quien piensa en la comida al lado de una niña que se te lanza a la espalda para arrancarte la ropa.
Fueron cuatro horas de tocar el firmamento, de contar las estrellas, de vivir el paraíso. Al final lo único que carcomía a Luis era la desconfianza de las verdaderas intenciones de Laura.
Es curioso que lo que siempre he leído es que los puteros enamorados de putas terminan sucumbiendo a los celos. A Luis le importaba una breva con cuantos hombres había estado Laura. ¡Como si hubiesen sido cientos!.
Notaba que era suya, que su palpito, sus caricias y sus lagrimas solo eran para él. Que cuando ella se estremecía con su lengua entre sus muslos, cuando estallaba en un orgasmo tembloroso y callado, cabalgándole, restregándose, su corazón y su sexo ardían solo para él.
Lo que a Luis le roía las entrañas era pensar que todo aquello fuese solo un paripé movido por el interés.
Le parecía imposible que ese ángel del paraíso, esa princesa de las mil y una noche, esa hurí de la Yanna se sintiese atraída por un hombre casi viejo. Y esa duda le atormentaba el alma y le hacía dudar de las intenciones de ella.
Ella por su parte, le miraba embelesada y utilizando un lenguaje totalmente veinteañero le aseguraba que estaba “todo bueno”
Esa tarde de fin de semana en el Zouk se le rompió algo en la estructurada mente de Luis.
Cuando fue a pagar lo estipulado, ella hizo un tímido intento de negarse, le dijo que no había ido allí por dinero, pero recogió el dinero.
El esperaba, deseaba, soñaba, que se lo tirara a la cara para cogerla del brazo y huir con ella a donde fuese, tirando toda su vida perfectamente organizada por la borda.
Como yo le dije, afortunadamente la chica tenía sus necesidades y el volvió a su rutina y a su familia.
La situación de Laura en la casa donde trabajaba y su relación con el trabajo fue deteriorándose.
Hasta que un día ella le puso un mensaje de que había dejado la casa, el teléfono y a la mala pécora que ejercía de madame.
Y ella comenzó a no querer recibir dinero a cambio. Le regaló un libro a Luis que ahora guarda celosamente
Le mandaba wassap mostrando que era poseedora de una cabecita, además de bella, con cultura y sensibilidad.
Luis me mostró varios de estos mensajes que guardaba celosa y arriesgadamente para un hombre casado en su móvil:
“Me busco en la oscuridad,
aun veo algo por ti.
No consigo dormir pero contigo puedo olvidar,
Pronto amanecerá y el Sol se llevará mi paz si así se puede llamar a vendarme los ojos para no llorar
Me arrancará de mi guerra acogedora y me dirá que es la hora de plantarle cara al tiempo.
Quemará mis jardines para que me incline, al cemento que le importa una mierda lo que siento.
Pensaré en ti, imprescindible para sobrevivir, en el cielo un eclipse diario, aunque el meteorólogo diga lo contrario, de luna que ocupa mi retina y no piensa salir hasta que, cada mañana amanezcas aquí.
Más prendida de ti que la noche pero es la soledad la única que me conoce.”
Me mostró los versos con orgullo y yo entendí ese amor que iba consumiendo a mi viejo amigo.
¡Recoño! ¡A mí nunca me habían mandado versos tales en mi ya larga vida!

Siguieron viéndose no ya una vez por semana si no todos los momentos que el trabajo de Luis le permitía.
Era un amor iniciándose. Comenzaron a intercambiarse “Te quiero” y ahí comenzó la zozobra de Luis. Se daba cuenta que es imposible el amor entre una niña y un hombre que a poco y le triplica la edad.
El bromeaba con ella sobre que diría el padre de Laura cuando se lo presentase, teniendo en cuenta que es más joven que Luis. Y ella contestaba riendo: “No dirá nada, nos matará a los dos”
El problema es que Luis empezó a tomarse en serio todas las posibilidades y fue cuando me lo contó a mi.
Yo traté de introducir algo de cordura en esta ecuación. Le quise hacer ver lo que perdía, le recordé su trabajo, su familia. Pero él solo entendía que era su ultimo tren.
Intenté agravar la duda que de vez en cuando le torturaba. Aproveché el hecho de que, aunque ella no le cobraba, pero una vez insistió en ir de compras sin que ella llevara ni dinero ni tarjeta.
Lo único que conseguí es que el le hiciera participe de mis dudas y ella rompió a llorar en un llanto desconsolado, por la desconfianza que mostraba.
Ella también le confesó que a veces pensaba que Luis era tan solo una especie de Casanova, que coleccionaba lances amorosos con inocentes niñas.
Tras la discusión terminaron volviendo a hacer el amor, apasionadamente y haciéndose promesas de que sería el otro el que decidiese acabar con ese sueño.
Cuando estaban separados, cada hora, se escribían mensajes.
Los de Luis los desconozco. Los borraba nada más escribirlos. Los de ella los guarda, encriptados:
“Ven abrázame, es la única forma que conozco de hacer estallar mi oscuridad en pedazos”
“Tú has llegado a encender cada parte de mi ser.
Tú lo que mi alma vacía necesitaba sentir…”

Mi cordura era constantemente vencida por esos mensajes. Luis estaba viviendo unos nuevos veinte años y de nada servía que le hiciese ver que esa edad la había cumplido casi tres veces.
El hombre comete muchas gilipolleces cuando actúa bajo los dictados de la entrepierna, pero las cotas de estupidez son inconmensurables cuando lo hace llevado por una especie de pasión femenina que le invade y le arrebata el corazón.

¿Cual es la situación actual?
Bueno, se han separado por las Navidades. El se ha ido al Norte con su familia y ella fuera de España en donde vive la suya.
Al parecer él la siguió mandando mensajes cada hora no encontrando respuesta.
Ante su insistencia, la confesión de que necesitaba saber de ella,recibió un mensaje de ella que le heló el alma:
“Sumergida en libros, rodeada de ropa y maletas, perdida, sin saber que camino coger….
Lo siento pero yo ahora solo me necesito para mi”
Eso adornado con varios emoticones de carita triste se le clavaron en el corazón de Luis. Entendió que el sueño había llegado al final. Que había durado, nada. Ni siquiera el comienzo. Que tan solo unos días de separación habían bastado para acabar con el dulce sueño. Despertaba y lo hacía abruptamente. Caía en la cruda realidad de lo que eran ella y él.
El le escribió:
“Ya no sueño
Ya no duermo
Y tu cara ocupa todas las horas de mi insomnio.
Leyendo la historia de alguien que escribió una bella historia de amor y alguien que quería quemar esas historias.
Pero creo que tienes razón.
Tengo que dejar que vivas una realidad, porque tienes edad para ello.
Al que solo le queda soñar y recordar es a mí
Ya sabía que no sería yo el que quisiese despertar.
Que seas feliz.
Adiós mi pequeña, mi amor de invierno.
Solo te pido que alguna vez me recuerdes y lo hagas con cariño.”

El ultimo mensaje de ella cuando él hizo mención a un “Ojala ”y su significado de Dios lo quiera, fue:
“Lo único sagrado son los pies en el suelo, incluso cuando vuelo agarrada de tu mano….”
Luis entendió que un ataque de sensatez por parte de ella había acabado con la ilusión de esa bella historia apenas comenzada.

Luego se intercambiaron wassap de cortesía. ¿Donde estás? ¿Qué haces? Cosas así. Después ya ni eso
Luis no es el mismo. De nada sirve que yo, su parte sensata, trate de hacerle entender que lo mejor que puede hacer es olvidarla. Y el me contesta preguntándome si recuerdo mi primer amor. Le miro sonriente y el continua: “Entonces como quieres que olvide el calor del fuego en el invierno”
Y vuelve a sumergirse en las paginas del libro que le regaló ella.