Las hembras buscan al macho con mejores genes con el que tener a sus hijos. Esto es así aquí y en Pernanbuco, que decía mi abuela. También ellos buscan a las mejores hembras.
Lo que ocurre es que una hembra no siempre tiene la posibilidad de buscar a un hombre con buenos genes, porque no sabe, porque no puede, o porque ella crea que es el mejor aunque no lo sea.
De ahí que luego pase lo que pasa, que ni buenos genes ni porras en vinagre, porque las que pueden conseguir un buen macho son unas pocas elegidas, que parten con mucha ventaja de salida.
Hablaba de esto con unos amigos y teníamos delante de nosotros a una persona que se ha pasado la vida buscando al hombre ideal con el que tener a sus hijos. O el que ella creía ideal, porque cada vez que nos presentaba a uno nuevo, se iba alejando bastante del modelo.
Al final como se le pasaba el arroz, se ha casado con un cenutrio con el que ha tenido un hijo, que era al fin y al cabo lo que ella quería a toda costa, pero su relación no existe porque son tan distintos culturalmente, que no comparten más que al hijo.
Conozco a otra chica que decidió tener un hijo sin tener pareja, y durante un tiempo buscó a la persona adecuada para que la inseminara. Lo analizaba todo: quien era, a qué se dedicaba, si era inteligente, sus antecedentes familiares... un montón de exgencias.
Encontró en Inglaterra a un hombre que reunía todas esas características y allá se fue a la faena, previo acuerdo, buscando el día propicio.
Pero no pudo ser, durante la cena previa en la que se estaban conociendo, él contó que tenía algún antepasado -no me acuerdo si bisabuela- que había sufrido una enfermedad mental, hoy nada grave.
Ese detalle acabó con la operación. No se acostaron ni concibieron nada, porque para esta chica eso suponía un riesgo para su futuro hijo que no quería correr. Y no lo hizo.
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