Foro Spalumi de información y opiniones sobre acompañantes

Resulta que venía yo de comida con unos compañeros de trabajo, y nos pusimos algo achispaos, piripis que diría alguno, con las cervezas de antes, el vino y las copas de después. Total que me dejan solo, con un buen ánimo festero aunque fuera primera hora de la tarde. Busco en el móvil alguna chica con la que seguir la fiesta y encuentro esto:
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Joder, pienso, si me pilla cerca según la ubicación del mapa. Llamo y me atiende la que luego supe que se hace llamar Anabel, las preguntas de rigor sobre precios y servicios, además de más detalles sobre la dirección.
Le digo si puedo ir en un rato, ya que estoy cerca, me dice que sí, que acuda cuando quiera. Por último le pregunto sobre quien es ella, me responde que la chica del tatu, me dice que está bien que es veinteañera, que va al gimnasio, etc
Llego. Finca antigua, me abre la chica de las fotos, sólo que aquí se aprecia una tía de caderas contundentes y anchas, tetas artificialmente levantadas por el sujetador y lo peor una cara que no me gusta nada.
Sigo adelante, como un gilipollas, le pago 50 pavos la media hora, me ducho en una baño en el que solo hay una toalla y pienso si no seré yo el primero que la utiliza. Salgo del baño y me la encuentro desnuda en el pasillo con la intención de ir a asearse, le cedo la toalla, que aunque fuera borracho no dejo de ser un caballero. Lo mejor es que ella la acepta como si fuera lo más normal. Mal rollo.
En la habitación, de somier de albergue y triste ambientación me empieza a hacer un francés bastante automático, y yo no podía quitarme de la cabeza lo chungo de toda esa situación, la higiene, la chica, pero como buen imbécil, ya había pagado.
Después de un francés flojo que no dura ni dos minutos me propone follar, le pido que me cabalgue pero alega que hace demasiado calor!!!!!!!!!!
Vale, cuatro patas, postura que me encanta pero como estaba un poco pedo prefería trabajar lo mínimo y ahí llegó lo peor: empecé a notar un penetrante e inconfundible olor a culo.
Sí, sí, a culo. Intenté seguir, pero me dio tanto reparo la situación que recuperé de golpe la sobriedad, al mismo tiempo que mi líbido se iba por los suelos. Excusa, por mi parte, cara de sorpresa por la suya, "adiós, adiós, adiós, me tengo que ir" a lo que responde, que hasta la próxima.
Ni de coña