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La llamo por teléfono y me atiende muy simpática. Le pregunto los precios y demás. Cobra lo habitual, 50 media, 100 una hora. Me asegura que las fotos son reales. En fin, que me animo a probar suerte. Está en la calle Falla. La zona no es demasiado discreta, con calles pequeñas y pisos no muy altos, pero de todas formas no había vecinos asomados a las ventanas a esa hora. Total, que subo al piso y me recibe en lencería con un par de besos. Me parece guapa de cara, con su melena negra y buena delantera, sin ser tampoco muy tetona. Es una madurita de unos 40 años bastante apetecible. Me hace pasar a la habitación, que está un poco desordenada. Me despeloto y me lleva al baño. No muy nuevo pero limpio. No se ofrece a lavarme, así que me doy una ducha rápida y al lío. Al volver a la habitación veo que está más arreglada y ella ya está en topless. Lástima, me habría gustado jugar un poco antes de que se lo quitara delante de mí. En fin, ya no tiene remedio, así que le digo que se tumbe conmigo y le magreo un poco las domingas y se deja dar algún piquito. Luego mamada sin goma, para mi gusto normalita. Al rato me dice que si quiero acabar así, que la hace hasta el final. Le digo que mejor follamos. Se pone encima pero no se menea demasiado. Luego pasamos a perrito. Bastante mejor, aunque bueno, lo hago todo yo, jaja. Otro par más de posturas y acabamos. Charleta breve y hasta luego.
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