Madura 633612770 sólo mamadas

Hola,

siento no descubriros un pivón del 10, ni una experiencia de la hostia. Pero si hablamos de una expe friki quizá gane un premio...

Septiembre 2014. Zona Delicias, trasteros en una bocacalle de calle Daroca.
Teléfono: 633612770
Anuncia madurita, sólo mamadas, 20 euros.
Llamo interesado por ese nicho de mercado que queda entre masaje y paja a 10 euros y el folleteo a 40 ó 50. Esto es, mamadas a 20.

Al teléfono se le oye fatal, parece que esté en un sótano o un garaje, a duras penas la entiendo. Parece española, y gracias a que no hay muchos Trasteros en la zona, consigo encontrar el sitio.
Y empieza la aventura. Efectivamente, son trasteros. En un sótano. Ella rondará los 50 años. Española no guapa, no delgada, no joven. Pero una vez allí, quería ver cómo acababa la cosa.
Bajamos por las escaleras llegando a varios pasillos con trasteros. Puertas metálicas que siempre creí guardianes de bicicletas, spectrums y máquinas de coser. En ese momento soy consciente de las dificultades de escapar de allí, en caso de tener que hacerlo. Algo acojonado iba, desde luego.
Llegamos al trastero en cuestión. No sé, quizá tres metros cuadrados? Estanterías con zarrios, una silla de plástico y una mesa redonda a juego, muy pequeña. Ambas muy bien tapaditas con tela estampada desgastada, flores rosadas.
Empieza a hablarme disculpándose por el lugar donde recibe. Sigue contándome lo mucho que trabaja con esos precios. Y los diversos lugares donde lo hace. Habló de que perdió un autobús en Tudela porque le llamaron y la chupó en los baños de la estación. Estando conmigo al menos la llamaron dos veces.
No estaba yo muy por la labor. Hay mujeres realmente atractivas con esa edad. Pero no es el caso. Es bajita, y no guapa. Grandes tetas eso sí, naturales. Pero al palparlas me di cuenta de que se agarraban algo los dedos a la piel, y lo interpreté como sudor seco. Anda que no está haciendo calor, y más en el sótano, y más dentro del trastero.
Ella debió ver en mi cara que no iba la cosa bien, así que empezó a poner de su parte. Me bajó los pantalones, los calzoncillos y empezó a meterme mano. No a tocarme. A meterme mano. Creo que disfrutó más ella que yo.
No hubo limpieza. Tampoco la necesito, pero vamos, una toallica nunca está de más. Mientras me magreaba me pedía que estuviera tranquilo, que era muy buena chupando, que le decían que por ahí no la chupaban así de bien, que me iba a gustar y que ya vería cómo volvería. Tanto insistió que acabé empalmado, por las espectativas. Y porque era lo que tenía que ocurrir con tanto toquiteo. Me preguntó si con goma o sin, digo sin.
Empecé yo de pié, ella sentada en la silla. No utiliza las manos para nada. Solamente boca, mecánico y algo profundo. Salivación escasa pero suficiente. No se despista por los huevos, capullo o ingles. No mira hacia arriba (tampoco lo quería, menos mal). Un punto muy a su favor, es que no te roza con los dientes, así que la mamada no está tan mal después de todo.
Como ya me flojeaban las piernas (les pasa a todos, que lo hago muy bien, me dice), me siento y ella se arrodilla ante mí. No da para más el ancho del habitáculo, así que sigue sin florituras, ni bailotea con el culete ni se retuerce ni cosas de esas. Va a lo suyo. Sigue y sigue sin parar, hasta que me corro y sigue y sigue. Esperaba que me hiciera correrme en esas tetas, ya que a esas alturas había supuesto yo que lo que hacía que se me pegaran los dedos a sus tetas era el residuo tras la limpieza de la lefa de tanto cliente. Pero hace francés sin hasta el final, sin malas caras. Luego escupe tu zumo directamente en la papelera.
Luego me visto e intento irme lo más rápido posible, no sin reconocer que no la chupa nada mal, dadas las circunstancias (trastero claustrofóbico, sin agua corriente, sótano sin salida alternativa de emergencia,...)

Como tengo el umbral friki muy bajo, para mí es friki total, señora mayor que me la chupa en un trastero. No sé vosotros.

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CONO sin eñe es geometría