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Ahora se hace llamar Lukene. Estuve con ella en Narón hace unos días por 60 pavos la media hora. Hace de todo menos griego. Me recibe con tacones, medias, braguitas y un corpiño. Tiene 30 y muchos. En fin, lo de siempre, pago, me lavo y vuelvo a la habitación. Le pido un masaje para empezar, me dice que me tumbe bocabajo en la cama y enseguida me doy cuenta de que los masajes se le dan tan bien como a mí el canto gregoriano. Además, no hace nada por alargar el masaje y a los 5 minutos me dice que ya se ha acabado. Ese tiempo me ha bastado para darme cuenta de que acabo de tirar 60 pavos. En fin, sigo para por lo menos descargar. Empieza a besarme la polla y los huevos por todos lados, sin metérsela entera en la boca. Me pide que le toque las tetas y el chocho y yo le digo que quiero follar ya. Rebusca en el cajón un condón y me lo pone. Me la chupa un poco para que se ponga dura del todo y me pregunta si quiero que siga o se monta encima. Le digo que a follar. Total, ahora que se la metía en la boca, la mamada seguía siendo igual de mala. Por lo menos me la follaría como yo quisiera. En fin, se la mete pero apenas se mueve, así que por mi cuenta empiezo a bombear desde abajo hasta que me canso. Como apenas colaboraba, cambiamos posiciones, la tumbé sobre la cama y le di un rato a misionero y luego con sus piernas sobre mis hombros hasta que acabé. Tuve ganas de pedirle que me devolviera la pasta por haberlo hecho yo todo. Me limpia con un par de toallitas, me visto y para casa descargado pero no satisfecho.