Tras ver su anuncio en [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ] me decidí a probar suerte con una chica nueva y sin referencias, Carla, venezolana de 22 años. Contacté por whatsapp en el 603242502 para confirmar que daba besos y tras intercambiar apenas 4 ó 5 mensaje y pedirle que me recibiera con ropa de calle concerté la cita para ir una hora después, contratando una hora por 100 €.
Recibe en la Torre de Madrid (Plaza de los Cubos) en un apartamento moderno y bonito que comparte con otras dos profesionales (con las que no me llegué a cruzar). El apartamento está evidentemente decorado como lumipiso y resulta agradable, aunque hay un único baño y a veces hay que esperar turno. Es curioso lo de ese edificio porque vas por el portal y sólo te cruzas con chicas de veintitantos años super atractivas, te entran ganas de parar a alguna y sondear posibles intercambios comerciales.
Al llegar, pros y contras, la chica es muy guapa de cara, de piel muy suave, morena con leves rasgos indígenas y una melena muy bonita, medirá 1,60 o poco más, los 22 años son perfectamente creíbles (y pasarían por 20 perfectamente), pero me recibe en lencería y no con ropa de calle como le pedí. Tiene varios tatuajes grandes y una ortodoncia. Las fotos son reales y la muestran bastante bien, aunque quizá en las fotos parece más alta de lo que es y la cara al ocultarla con Photoshop da una impresión de ser más afilada de lo que realmente es.
Me ducho (solo), se ducha (sola) y pasamos al lío sin mucho preámbulo. Primera cosa buena, da unos besos fantásticos, dulces, suaves y con lengua, una gozada. Sin embargo, pronto descubro su gran pega: no le gusta que te toquen los pezones (¡!).
Me quedo perplejo, tiene unos pechos de alrededor de la 90b bien bonitos y duros como corresponde a su edad, de hecho fueron uno de los motivos principales para visitarla, puedes sobarlos todo lo que quieras, pero nada de tocar o lamer sus pezones porque dice que le resulta muy molesto y desagradable. A mi eso me fastidió sobremanera, porque es a lo que iba y creo que algo tan básico como eso debería advertirse antes de concertar la cita, y más cuando está en precios de 100/hora. Conste que soy muy delicado y cuidadoso, no la pellizqué ni le hice nada raro, fueron meras caricias suaves y ni eso aceptó.
Por lo demás, un francés bastante bueno y sobre todo en el coito se mueve muy bien y no pone problemas al cambio de posturas. También da unos masajes muy agradables, tirando a suaves y no descontracturantes, pero bastante mejor que la media, especialmente entre chicas de menos de 25 años.
Total, que quedé razonablemente satisfecho, sobre todo por su belleza y sus besos, pero no creo que repita porque para mi lo de poner límites a la hora de sobarle los pechos es inaceptable. Y más con tarifas de 100/h, ya que en Madrid por ese precio tienes una variedad elevadísima y de un nivel altísimo.
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