Esmeralda, brasileña
 

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Ayer sobre las 15:00 estuve con este chica en su apartamento de Gran Vía 47.

La chica es la de las fotos o se le parece mucho, si bien en las fotos es algo más joven (no mucho) y en la actualidad tiene algún kilito más (pero no está gorda, ojo, sólo más potente). De cara es atractiva y tiene unos pechos grandes y muy bonitos, naturales.

Pese a que se anuncia como masajista, fundamentalmente, también hace servicios completos. Por ello, y porque el masaje es bastante malo, he preferido ubicar el hilo en acompañantes.

El piso es su apartamento privado donde vive (hay varias pruebas de ello, fotos, etc.) y recibe sola. Un poco cutre y no excesivamente higiénico; atiende en una cama plegable con sábanas que, sin estar sucias a primera vista, parecían un poco desgastadas. La toalla que me facilitó para secarme después de lavarme en el bidé era minúscula y con alguna que otra extraña mancha amarillenta. No la usé y me sequé con papel higiénico. Por esa razón decliné su ofrecimiento de ducharme (no me apetecía secarme luego todo el cuerpo como si fuera una momia).

El masaje muy soso y poco profesional, aplicando crema tipo nivea. Sólo destaca el momento en que se unta los pechos de crema y te recorre el cuerpo frotándose.

Francés con preservativo y no muy bueno. Se aplicó un poco de lubricante antes de la penetración en la que sobre todo se deja hacer sin problemas pero no pone mucha pasión que digamos. También se deja dar besos pero trata de esquivarlos sutilmente y rara vez accede al encuentro claro y prolongado de las lenguas. No hace griego.

La tarifa fué de 100 euros por una hora y se puede repetir (aunque yo no lo hice pese a su tibio ofrecimiento).

En resumen, una experiencia de esas en las que no sabes muy bien si estás satisfecho o no.