Foro Spalumi de información y opiniones sobre acompañantes

Truhanes, señores:

Ruego aceptéis el humilde obsequio del i+D que os presento.

+ Nombre de guerra: Nina.
+ Nacionalidad: Colombiana.
+ Forma de contacto: 602495512. [Only registered and activated users can see links. Click Here To Register...].
+ Hilo de profesionales: [Only registered and activated users can see links. Click Here To Register...].
+ Web profesional: -.
+ Fecha aproximada: Julio de 2017.
+ Lugar: Calle Galileo, cerca del metro Argüelles.
+ Instalaciones: Modestas, aunque me comentó que era un sitio provisional cerca de donde normalmente atiende. Un ventilador gigantesco suplía la necesidad del aire acondicionado. No vi el baño.
+ Higiene: La de la chica, buena, irreprochable. La de la habitación, sospechosa: no había sábana desechable, y la de tela distaba de estar planchada y almidonada.
+ Precio: 50€ la media hora.
+ Edad: Su anuncio dice que 29 años. Sospecho que alguno se está quitando, pero no lo puedo asegurar.
+ Cara: Ancha, redondeada. Incisivos bastante separados, rasgos más africanos que mestizos. Normal, 7/10.
+ Pelo: Largo, como en las fotos.
+ Cuerpo: Es una mujerona, una jaca caribeña, fuerte, de caderas anchas. Tiene más chicha de lo que se intuye en las fotos, sobre todo en la tripa. No cuela su reclamo de 'cuerpo fitness'. 8/10.
+ Pecho: Bastante grande, operado, con los pezones muy oscuros y rugosos. Las fotos dan una idea un poco exagerada de él. 8/10.
+ Culo: El propio de una hembra de su calibre. 9/10.
+ 'Piercings', tatuajes y abalorios: Creo recordar que no luce ninguno.
+ Defectos corporales: Cicatrices en el vientre. Desde la ignorancia, conjeturo que podrían ser consecuencia de una cesárea.
+ Veracidad de las fotos: Razonable, aunque sale a todas luces favorecida. Tiene un pecho menos exuberante y algo de tripilla (sin llegar a ser antiestética).
+ Actitud: Correcta, aunque deslucida por ciertas argucias. Lo explico en la experiencia.
+ Conversación: Estándar. No hablamos mucho.
+ Besos: Le hurté algún pico, sin buscar nada más.
+ Fuma: No tengo indicios de ello.
+ Francés: Estándar. Lo pedí con preservativo.
+ Coito: La cabalgada, bastante floja, hasta el punto de que empecé a desempalmarme. En el misionero, no obstante, fueron muy destacables las contracciones de su vagina por su fuerza.
+ Griego: No pregunté.
+ Lo mejor: Su complexión pródiga y las contracciones de su vagina.
+ Lo peor: El uso artero de las contracciones de su vagina.
+ ¿Repetir? No creo, dado que ni su belleza ni su servicio fueron excepcionales.
+ ¿Recomendable? Sí, si buscas una mujerona potente y/o que tu miembro sea estrangulado por una vagina.
+ Valoración global de la experiencia: 7/10.

Las apetencias de uno van a rachas, es un hecho. Ni que decir tiene que en nosotros, queridos puteros, se manifiestan con un imperativo regio, incontestable, despótico. Estamos bajo la tiranía de nuestras propias veleidades, gracias a Dios, y aquella mañana que refiero no fue una excepción. Los designios de mi falo eran categóricos: me ordenaba hendirse en una mujer voluptuosa, de caderas fértiles y más ubres que pechos. Mis pulsiones demandaban unas características que hacían de Nina la puta que necesitaba.

Ya con la adarga en ristre, la llamé y concertamos una cita lo antes posible. Me informó de que hay un portero en el edificio con vocación de detective, suscitando en mí una inquietud de pajillero. Aunque el susodicho hizo su pesquisa, reaccioné con tranquilidad y seriedad, dándole la información que precisaba (nada más que el piso al que iba), y no hubo ningún problema. Por el contrario, todo resultó en un circunspecto asentimiento por su parte, en unas prácticas indicaciones y un caballeroso trato. Es un aliado de la causa putera, de la nuestra, no temáis.

Subí al piso, recorriendo los pasillos de un edificio colmena. Me encontré con un salón sencillo nada más entrar, y sin muchas contemplaciones, nos dirigimos a la habitación, muy elemental y desangelada pero suficiente para mi vicioso propósito. En cuanto a la chica, me gustó su cuerpo. Aunque su cara no está mal, yo no la describiría como guapa. Morbo sí puede tener en virtud de sus rasgos africanos, que conste. Me arrojé a sus tetas, a sus curvas, le pedí un francés con preservativo y fornicamos. Más allá de lo evidente, me limitaré a proporcionar la información que considero de utilidad. Hago constar que es muy inflexible en cuanto a repetir en media hora, como me hizo saber tras preguntarle, suplicante, con mi vocecilla de canario. ¿Respetable? Por supuesto, si no fuera por lo que sigue. La cuestión es que tiene sus argucias para que la faena acabe rápido: ante mis pausas para prolongar el acto, contraía su vagina con fuerza y nocturnidad. Sin más movimiento que ése y riendo descaradamente, logró que así me corriera. Fue muy placentero, no lo negaré, pero también un desacato a la autoridad del putero, sagrada en tanto que pagada. Una de cal y otra de arena. Ésos son los hechos, eso es lo que os traigo. Os insten u os disuadan.

Transcurridos diez minutos, pues, me despedí del portero. Hacía calor y tenía obligaciones, era un día cualquiera y esta experiencia probablemente no lo librará del olvido.

Y recordad, puteros: hasta Graham Greene se acostó con prostitutas a cientos. Vale.

Fotos:

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