Samantax

Marco_Palo · #1 24-09-2009, 01:47

Nombre de guerra: Samantax.
Edad: 22 años.
Nacionalidad: española con raíces neerlandesas evidentes.
Forma de contacto: mensaje privado o correo electrónico.
Teléfono: Lo dá cuando te comunicas con ella.
Tarifa y duración: 120 euros una hora.
Dirección: Barrio de la Concepción (Madrid).

Profesional: Fue masajista erótica, de ahí que diga que no tiene experiencia como lumi. Actualmente la calificaría como una pseudo con ganas de darse a conocer.
Instalaciones: Piso compartido con otras chicas que no son lumis. Inmueble de los años 50. Apartamento no reformado, desvencijado y un tanto desordenado, pero todo dentro de unos niveles aceptables. Si te gusta el morbo de hacerlo en una auténtica habitación de teenager, es tu lugar. Cama pequeña (90x180 cm), ordenador en la mesita, carteles de raperos, ropa desperdigada...

Aspecto físico: 1,65 m de estatura (aprox.). Medidas: 90-60-100. Pecho natural. Piel blanquita y suave. Cintura marcada. Tiene dos tatuajes en la espalda que no detallo para evitar problemas y otro casi en la ingle. Pelo largo, rizado y castaño. Pies bonitos. Formas femeninas con un pelín de chicha.
Fuma: Sí, pero no enciende el cigarrillo si el cliente no es fumador.
Besos: Sí. También con lengua, aunque pocos.
Trato: Es natural, espontánea y simpática. Con respecto a cómo entiende el sexo, es pura energía juvenil, rayano en la pose porno que la sitúa en una de las mujeres más morbosas que he conocido. Mucha energía, movimiento constante, sin sitio para las caricias.
Francés natural: Sí. Con deleite. Profundo, aunque no muy mojado (por decir algo). Sabe muy bien lo que gusta. Te mira y clava su boca hasta el final. Busca posturas excitantes y mueve bien las manos.
Griego: No hicimos otra cosa. Incluido en el precio.
Higiene personal: Buena. Depilada, con rayita que atraviesa el pubis.
Puntuación de la chica: 9/10

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Fotos:

La experiencia: Contacto con ella por MP y quedamos a última hora de la tarde. La llamo cuando estoy abajo y vamos charlando mientras llego al portal. Abre la puerta. Subo. Me sorprendo gratamente.

Me hace pasar a la habitación, que todavía no tiene ordenada por haber llegado recientemente de viaje. Le digo de ducharme. Vuelta al cuartito. Charla mientras nos fumamos un cigarrillo que no llegamos a terminar. De pie, nos aproximamos. El primer intento de beso se convierte en una divertida persecución. Después comprobaré que no es una gran besucona, que le gustan más otras cosas. Enseguida baja y comienza una felación extraordinaria, con sus ojos claros clavados en los míos y gestos muy morbosos. Más tarde la tumbo en la cama para rozarme con su cuerpo. Sus caderas se arquean y contonean. Aguanta cualquier envite. Es difícil hacer que se esté quieta, hay mucha energía ahí. Paseo rápido por su cuerpo y paso al cunnilingus. Coñito muy riquísimo. Al rato, orgasmo de ella.

Continúa boca arriba. La aproximo al borde del estrecho colchón y me muevo en su boca sin delicadezas. Pese a ello, me sigue comiendo con placer. Arrodillados sobre la cama, nos comemos mutuamente. Tetas encantadoras. Se agacha con el trasero en pompa y sigue con la felación. No tiene límite. Después de unos minutos de los que se pierde la noción del tiempo, la pongo en cuatro. La lamo desde atrás.

Cero rubor. Beso negro sin mohines. Le comento de poner el preservativo. Es de chocolate. Me da un beso en la punta y volvemos a cuatro. Roces íntimos. La sostiene con una mano y comienza a meterla. Tan apretado sólo puede ser una cosa: su estrecho culito. Y de ahí no volverá a salir hasta que casi termina la hora. Lo disfruta de verdad. Su cara se pone colorada de gusto, se acaricia, empuja con contundencia sus caderas contra las mías. Las ondas de sus nalgas se expanden por la espalda. Acompaso mis movimientos con los suyos y sigue golpeándose, cuanto más profundo, más gime. Le pregunto si le gusta por detrás y responde que sí a duras penas, enmudecida por su propio gozo. Su carita de viciosa me provoca meterla más adentro y con más fuerza. Se retuerce de gusto.

Cuando quiero darme cuenta, han pasado más de veinte minutos de penetración continuada y extasiante. Me agarro fuerte a sus hermosas caderas y me concentro en el orgasmo, cosa que no tardo en alcanzar porque mi excitación se encuentra en niveles muy altos. Le doy mi explosión sin cortarme nada.

Pese a todo el traqueteo previo, aquello no se baja y como sigo como una moto, continuamos follando por el culo. Tras otro buen rato y ya pensando en ella, consigo que llegue de nuevo. Descabalgo y nos limpiamos, pero Samantax se vuelve a amorrar a mi polla, que sigue erecta. Casi sin reposo hacemos un 69 extenso y recíproco. Muy cerca de mis ojos está ese culo juguetón que tanto placer me ha dado. Poco a poco nuestra ansia se va apaciguando hasta que por fin paramos. Sonrisas de ambos y agradecimiento por el gusto mutuo recibido.

Valoración de la experiencia: 9/10
¿Para repetir?: Desde luego que sí.

Ahí queda eso

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