Jennifer - masaje erótico - 622721920

Aunque este foro de Tarragona está muy paradete y me leerá poca gente, quien se moleste en analizar un poco mi historial de aportes por toda España verá que llevo años buscando una sesión de masaje erótico plenamente satisfactoria y muy pocas veces la he encontrado o, al menos, me he acercado mucho a ello. Debo decir que acabo de encontrarla, pero, ¡oh, aciago destino!, es en una ubicación que dudo que tenga muchas ocasiones de repetir en mis idas y venidas. Pero estar cerca de estas chicas sería casi suficiente razón para una mudanza...

Nombre de guerra: Sandra.
Nacionalidad: española.
Forma de Contacto: Whatsapp.
Fecha aproximada: hace un par de días.
Lugar: Reus; cerca de la estación de autobuses.
Instalaciones: piso muy coqueto.
Higiene: óptima.
Precio: 180 € por 45 mins. (que fue bastante más) de masaje Maxi (el más completo) con terminación en lingham (160 + 20 por la terminación).
Edad: jovencita.
Cara: linda.
Cuerpo: espectacular, con los pechos no muy grandes, pero firmes (posiblemente, operados) y un culo para quedarse a vivir en él.
Actitud: adorable; te hace sentir a gusto y da conversación cuando toca.
Besos: no aplica y menos con mascarilla.
Fuma: no lo percibí.
Francés: no aplica.
Forniqueo: no aplica.
Griego: no aplica.
Lo mejor: el absoluto control sobre tu placer y tu orgasmo.
Lo peor: las mascarillas.
¿Repetir?: en cuanto pueda escaparme a la zona de nuevo.
¿Recomendable?: absolutamente.
Valoración global de la experiencia: 9,5.

Relato:
Tras una búsqueda en la web, en la que no encontré nada reseñable en spalumi, decidí hacer I+D, buscando en pasion.com algo que encajase con mi estilo. Contacté con Jennifer y le expuse lo que buscaba, denominándolo yo mismo "masaje erótico". Pero lo que le expliqué consistía más bien en un lingham prolongado, desde el principio hasta el final. Ella me respondió con varios mensajes de voz, enmendándome un poco la plana (pero de muy buen rollo), porque ese sistema no es el más adecuado (como he podido comprobar en alguna ocasión). El masaje debe llevar su proceso y la fase lingham debe tener lugar al final, aunque todo el masaje conlleve una intensa carga erótica. A la postre, descubrí que es totalmente cierto, si el masaje está bien dado. Y, aunque las tarifas que me dio me parecieron a priori caras, debo decir que la experiencia ha valido cada céntimo cobrado. Y también recibí una muy grata impresión de Jennifer, por sus atentas y detalladas explicaciones. Me pareció una chica muy simpática y agradable y que se preocupa por atender muy bien a sus clientes.

El caso es que mi ventana de disponibilidad era muy pequeña y no me podía atender Jennifer, pero me encomendó a Sandra (son varias chicas). Acudí y me recibió una adorable chica rubia, preciosa, con un mini vestido negro que le marcaba un culo espectacular. Tras la duchita de rigor, pasé a una habitación amplia, con tatami en el suelo y la típica ambientación audiovisual. Me tumbé boca abajo y esperé a que llegara ella de ponerse cómoda. La vi entrar con un salto de cama rosa transparente y ropa interior roja (aunque enseguida se lo quitó todo). El masaje boca abajo fue espectacular, con muchos roces extremadamente eróticos y un body to body muy estimulante. Boca arriba, aquello no hizo nada más que mejorar. Muchos más roces y un poco de footjob. Hubo una fase deliciosa en la que me hizo incorporarme para abrazarnos y acariciarnos como dos novios que no se ven desde hace tiempo. Y después se echó poco a poco hacia atrás, permitiéndome acceso a sus preciosos pechos y a su depilado sexo, el cual tuve oportunidad de acariciar superficialmente con delicadeza. Otra vez tumbado, se empezó a centrar en la zona puramente erógena, acariciándome bajo vientre, parte superior de los muslos, testículos, zona perineal y pene con pasadas de sus manos a ritmos cambiantes, causando una auténtica inundación de sensaciones que me fueron acercando despacio, pero firmemente, a mi inminente orgasmo. Y llegué a él de una manera que nunca antes había experimentado, porque ella, en el momento justo, dejó de mover las manos de un lado a otro, para aprisionarme con ellas el pene y aplicar una presión continua, pero sin más movimientos, de tal manera que empecé a notar como mi pene empezaba a palpitar él solo y, tras unos segundos, alcanzaba un orgasmo bestial. Creo que me estuve corriendo durante más de un minuto seguido y después aún me tuvo otros tres o cuatro minutos más, acariciándome suavemente, de tal modo que seguí sintiendo la fase final del orgasmo durante todo ese tiempo. Después, le tuve que preguntar que dónde había aprendido a hacer eso y me explicó diferentes sesiones de formación a las que había asistido, aunque donde realmente había aprendido las mejores técnicas fue en unas convivencias con una comuna hippie en plena naturaleza. Flipado me quedé. Pero tremendamente admirado.

Después, agradecí por Whatsapp a Jennifer la experiencia y prometí volver y probar con ella. Aunque Sandra me habló de la posibilidad de un 4 manos y creo que podría ser una experiencia increíble.