Cuarentona 915649735. Experiencias surrealistas. Os va pidiendo mas y mas dinero.
Os cuento. Para poneros en antecedentes os diré que fue de mis primeras experiencias en el sector y os hablo de cuando no existía Internet, vamos, no que no existiese, pero que al menos, no era extraño no tenerlo aún en las casas. Es decir, cuando lo normal era recurrir a los anuncios de contactos de los periódicos. Pues bien, esta mujer, se anunciaba antes y se sigue anunciando aún hoy en día, en la poca prensa que aún sigue publicando esta sección.
Y, por supuesto, con su palabra fetiche, “cuarentona”, a la que añade o "impresionante" o “espectacular” o exuberante”, sin más detalles.
Curioso es que anuncia solamente el teléfono fijo, no el móvil. Y sigue manteniendo el mismo que hace, ¿16 años? Pues según mis cálculos, por ahí anda. Lo que sí se es que recibe en el mismo edificio, ya el apartamento, no lo sé, pero me parece que también.
Otra cosa que llama la atención de ella es que, a diferencia de la gran mayoría, (no casa con varias chicas, sino particular), en la primera llamada, te da por teléfono la dirección exacta, es decir, portal, piso y letra. Es un edificio de apartamentos, de esos de bastantes plantas y bastantes números, vamos, que hay de todo, pisos particulares, oficinas, etc., creo que recibe en Nuñez de Balboa, pero vamos, cerca de Avda. de América.
También extraña, en cierto modo, que en la primera llamada, sea tan pro cliente , no ya en lo “barato” de sus servicios, sino en lo “fácil” que te lo pone a la hora de regatear, no solamente en precios sino en lo que entra o no entra en la tarifa. Me explico. A pesar de haberla visitado solamente tres veces (y nunca más lo haré), sí es cierto que, la he llamado en varias ocasiones más, por supuesto, antes de la primera visita y entre la primera y la segunda y entre la segunda y la tercera, no a partir de ésta, pues ya digo que, no repito ni gratis. En mis inicios, uno tenía que mirar más el dinero y aunque su tarifa eran 30 euros, la podías pedir lo que quisieras, que también te “entraba”. Y, por supuesto, sin mirar el reloj, es decir, ¿30 una hora? “Sí, cariño, el tiempo que tu quieras”, o “Pero, ¿Entra esto también?”, “Claro, ¿Qué quieres que entre?, ¿Esto? "Sin problema, si yo hago de todo y sin subir el precio” Antes, incluso trabajaba con otra compañera y te ofrecía el oro y el moro por 60 euros con las dos, pero vamos, que yo recuerdo haberla dicho que, 60 era mucho y que no podía pagarlos y me soltó, “¿Cuánto puedes?”, “Cuarenta euros” por decir algo, “Pues cuarenta, no se hable más”. Daba la impresión de que un poco más y al final pagaba ella.
Total, que me presento por allí y para mi sorpresa, aparece la mujer en cuestión pidiéndome más pasta nada más entrar. Aunque llevaba más dinero y siendo novato en esos ambientes, no estaba dispuesto a pagarla más. Total, que me pasa a una habitación y me dice que me espere. En eso que oigo más voces de uno o dos hombres que andaban por allí, a gritos, como discutiendo. Acojone total. Pensé que serían sus chulos o algo así y que de ahí no podía salir nada bueno. Reaccioné como nunca lo había hecho (antes casi imposible porque sería de mis primeras incursiones en este mundo) y ahora porque afortunadamente no me he visto en la necesidad), CORRIENDO, sí, por patas, abrí la puerta de la habitación y encontré la que daba a la calle. Salí echando leches de allí, con paso rápido y asegurándome que nadie me seguía.
Pues bien, después de aquello, con el paso de los años, me dije que tenía que volver por allí. No podría reconocerme desde entonces y no tenía nada que temer. Así es que, de mi segunda visita, hará cosa de hace dos años. Las mismas facilidades por teléfono y ¡los mismos precios!. Una vez dentro, todo cambia. Nada más sacar la cartera y pagar los 30 de rigor inicialmente pactados, te dice, “¿30? Venga cariño, 50 como mínimo”. A lo que en principio me niego, alegando que eso no fue lo hablado. En ese momento, se pone en plan “cariñosa” para calentarte más. “Venga, 50 y te hago de todo, es que con 30 apenas puedo hacerte nada”. Como tenía ganas, accedo, 50 la hora con todo lo que surja. Pues bien, ni 5 minutos han pasado y te suelta “Espera, ¿Quieres que venga mi amiga, también madura, como yo, para montárnoslo entre los tres? Cojonudo, la digo que sí, pero como era de esperar, pasa a 100 euros. Ni de coña estaba dispuestos a pagarlos, no ya por el precio, sino porque me sentía un gilipollas al que cada minuto se le encarecía la tarifa. Fue negarme a eso y tener que terminar haciéndome una paja porque a la mujer en cuestión no se la podía ya tocar ni con un palo, vamos, que o terminaba ya o mi tiempo se había “agotado”. Total, que de los 30 euros iniciales, pagué 50, para que a los 5 minutos de sacarme 20 euros de más, me tuviese que ir con el rabo entre las piernas, porque a la mujer en cuestión, le salió del higo.
Y así hasta hace unos meses que volví por un tema ya de orgullo propio. Por teléfono, todo fácil, barato y con todo lo que quieras en 1 hora, como si son 2. Te abre la puerta, te piropea todo y más y a la hora de sacar la cartera y abonarla los 30 euros por un completo de los más normalito previamente pactado, no se conforma ya con pedirte más dinero, sino que literalmente, se “asoma” para ver lo que llevas encima y “te mete mano” a la cartera, sí, sí, en mi caso fue tal cual, que quería coger ella los billetes directamente. “Anda cariño, si llevas más, venga, 60 y me haces de todo”, “NO”, “Que sí, que no seas así, venga, te lo dejo en 50”, “Que NO”. Cuando veía que no podía sacarme más, empezamos con los preparativos, empieza a chuparla y al minuto veo que para y me dice, “Es que así te vas a quedar a medias, 40 euros, que si no, no puedo seguir”. Aquello era tan surrealista, que ya no estaba ni con ganas, me lo tomaba a coña, así es que, me ofrecí para comerla el coño. Pues como que no, "Eso serían 50 euros", me dijo. Follar, ya ni pregunté y magreo de tetas, un poco nada más pude hacerla. Y tanto que un poco, al minuto ya estaba diciendo que por ese precio, no podía seguir. Como estaba mas cabreado que una mona la dije que “Es lo pactado”, “¿Por qué dices un precio por teléfono y luego es otro?. Ni corta ni perezosa me soltó que “Ya, pero una vez que estas aquí pues…intento sacar más, que la cosa está muy mal, que ando justa para llegar a fin de mes, etc”. Total, ante esta situación, una paja rápida (que ya ni me apetecía) y salí escopetado.
En cuanto a ella os diré que responde al nombre de Laura, que cuarentona sería por el año 2000 aproximadamente y que es la típica madura que puedes encontrarte en la calle. Ni guapa ni fea, pero de espectacular y exuberante nada de nada. Tirando a bajita, tetas caídas, ni grandes ni pequeñas y tirando a regordeta. El sitio, correcto, en cuanto a limpieza e instalaciones, podría ser su casa, pero no lo es (según me dijo). Eso sí, como hacía un calor de narices y previamente me había llevado yo de casa una botella de agua, tuvo el "detalle" de invitarme a agua fresquita, rellenándomela de nuevo, jajaja.
Pero vamos, si alguno se atreve a ir, cuando vayáis a pagar os pedirá de más, seguro. Y cuando estéis en el lío, también, además, es que te baja todo de un momento a otro, porque te corta el rollo de repente, al menos a mí, eso de estar en lo que tienes que estar y que te esté pidiendo más y más dinero en pleno acto….
CONCLUSION: Ojo con la tipa, te embauca por teléfono, la llevas a tu terreno en cuanto a precio y servicios, pero cuando entres en su territorio, te pide más y más. Y no solamente antes de empezar al tema, sino durante, por aquello, de que con la excitación del momento, estás más receptivo a sus pretensiones. Y si no, en 5 o 10 minutos, te ha ventilado, porque es que no te entra ni lo básico, vamos, que te lo dice muy claro, es que por ese precio, no sigue. NO RECOMENDABLE.
|