Debo ser uno de los muy pocos que jamás estuvo con Ivana. Lo cierto es que le cogí cierto “asquito” tras leer multitud de experiencias en que todos relataban como se tragaba hasta la última gota de su leche tras la corrida. Y si sumamos ciertas cosas que han publicado por ahí referente a sus dientes… pues eso.
La cosa es que por 1ª he estado en su casa. Pero no para verla a ella precisamente, sino a una chica nueva que empezó a anunciar hace pocos días. Erica.
Española, dice ella que 20 años, es posible. De cara poco agraciada, la verdad. Cuerpo rechoncho. Lo único que la salva es su juventud y esas tetas, tersas como dos peritas verdes. Por lo demás todo negativo.
Da la sensación de ser una chavala que, sin manejarse nada bien en cuestiones de sexo, se haya metido en esto a la desesperada por aprietos económicos.
Al menos se agradece que no sea antipática. Lo que ocurre es que desde que se desnuda hasta el momento en que ella comienza lo que debería ser la faena, es una bajada de 100 a cero. Te esperas mucho más. Pero ya te deja claro que de francés completo nada. Luego empieza a chuparla estilo mujer invisible. Vamos, que no te enteras de si la tiene dentro o fuera de la boca porque hace una especie de vacío con ella que prácticamente impide cualquier tipo de roce. Y así es imposible ni empalmarse. Máxime cuando tampoco se ayuda siquiera de las manos para hacerte sentir algo. Con el rollo ya cortado cada vez se dificulta más el lograr una erección, le digo que al menos me haga una pajilla a ver si se me levanta y así poder follar un poquito, pero nada. Se pasa la media hora pactada. Me visto y me voy como llegué.
Un fracaso más a apuntar en mi historial.
La chica estaría bien como rollete de verano o ligue a quien servir como maestro en labores sexuales. Pero no para pagar por ella.
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