PatriBras: mejor servicio a domicilio

Su anuncio lo vi en el foro por casualidad, me llamó la atención desde el principio, una chica que vendía sonrisas, caricias y conversación, en lugar de polvos y promesas vulgares. Esta chica era realmente nueva o más falsa que otra cosa. La foto casera de su sonrisa y la de su cuerpo desnudo, aunque sin pies ni cabeza, me estaban diciendo comeme, comeme.

Desconocida, sin experiencias en el foro, pero ofreciendo justo lo que llevaba buscando más de un año, no pude resistirme, contacté por mail y tras varios dimes y diretes, en cuestión de una hora habíamos cerrado el primer encuentro para el día siguiente por la mañana. A primera hora la envié por SMS la dirección de encuentro.

Por la mirilla sólo vi unos pelos negros, y al abrir la puerta entró como un llino, pues era un día de mucho frío del recién estrenado invierno, había puesto la calefacción a tope. Al pararse y volverse, por fin, pude ver su cara … ¡vaya pibita bonita que acababa de entrar!, … aquello no podía ser cierto.

Mientras torpemente extendía una sábana sobre el sofá cama del salón, que serviría como terreno de juego, así sin más se empezó a quitar la ropa, a la vez que confirmábamos el servicio a realizar. Cuando se desabrocho sus ajustados pantalones, no teniendo por arriba más que el sujetador, me dijo que me pusiera cómodo, y con las manos temblorosas, ante el espectáculo que se descubría ante mi vista, me quite toda la ropa que llevaba encima.

Ya cómodos los dos nos dispusimos a comenzar el masaje contratado, que al ser la primera vez era el más barato, eso sí con la masajista sin ropa. Me tumbé boca arriba, pues no quería dejar de ver aquella linda cara mezcla de razas y culturas, con esos ojos oscuros y profundos que te miran y esa boquita que te sonríe con picardía, mientras sentada sobre las piernas, a mi lado, con sus manos extendía el aceite sobre mi pecho, estómago y bajo vientre.

En el anuncio ponía que se podía tocar, y así se lo hice saber, a lo que contestó con un movimiento leve de cabeza, como diciendo bueno, y un cariñoso pero tajante: pero con suavidad. Me pareció vano entrar a tratar de especificar, en más detalle, el que y el cuanto se podía tocar exactamente, y preferí irlo descubriendo por mí mismo.

El masaje como tal ya había dejado de tener interés y nos enzarzamos en un sin fin de caricias mutuas, por todo el cuerpo, buscando el máximo placer de cada uno, y sólo con las manos, … así pasamos el resto de la sesión, hasta alcanzar el ansiado climax, pues el calentamiento había sido lento y largo.

Tras limpiar los efectos de la explosión, recuperamos el habla, la acompañé al baño para que se aseara en el bidet. Mientras se vestía, hasta volver a convertirse en la discreta chica que había entrado hacía una hora, me empezó a contar cosas suyas, pues durante el masaje nos habíamos concentrado de tal manera que no habíamos intercambiado apenas palabras.

La experiencia me había dejado bastante satisfecho, y no dudé en ningún momento que teníamos que repetir aquello. Desde entonces hemos repetido todas las veces que mi economía, tiempo y ganas me han permitido, batiendo mi record de repeticiones con chicas de pago.

Suele ser muy puntual, aunque la primera vez llegó en los quince minutos de cortesía. Sólo una vez no pudo venir, me avisó con tiempo, e incluso me puso en contacto con otra amiga, por si quería probar .

En resumen, y en mi opinión, tiene el encanto, la entrega y las ganas de disfrutar de las que empiezan. Da lo que tu le des.