Y ya va para cuatro años. ¿Por qué sigo calculando cuanto tiempo ha pasado? Y encima, te sigo dando las “GRACIAS”.
Desde el estacazo. Parece ser, que si han pasado: 44.924.400 segundos, 748.740 Minutos, 12.479 horas, 520 días, 74 semanas, 17 meses. ¿En qué unidades calculo, cuántas he pasado sin pensar en ti? Muy pocas. Si por lo menos, pudiera dormir sin soñar contigo, todas esas no te las hubiera dedicado. ¡Joder! si hasta he programado una hoja de cálculo que va acumulando ese tiempo. ¡So payaso! Manda cojones y hace falta ser gilipollas.
Al final, el regalo más hermoso que puedes hacerle a alguien es tu tiempo, porque le das una parte de tu vida que nunca volverás a vivir. ¿Para qué cojones me sinceraría yo aquel último día de enero? La presión del momento, supongo.
No voy a mentir, no recuerdo los sueños, pero es que no duermo más de cuatro horas seguidas, supongo que no da tiempo. Pero mi último pensamiento siempre es para mi Hijo y para Ti, antes de que todo se valla a negro. Cuando abatido por el cansancio en mi incómoda cama, desde la que veo un trocito del firmamento y le pido que te proteja. Eso sí, por lo menos ahora tengo sábanas gracias a Ti.
¿Te acuerdas, cuando te conté como dormía? Y me dijiste: “Échale un par de huevos a la vida y cómprate unas sábanas”. Pues eso hice. ¿Para qué me ayudaste tanto? Me enseñaste: El cómo, el cuándo, pero no el porqué.
El momento de triste oscura soledad acumulada, continúa. Mis sentimientos siguen confundidos; ¿Pero confundidos, con qué? Si es imposible. Si yo, también hubiera podido decir: “hasta aquí”. Sigo pensando, que al menos, por mi parte, hubo cariño. ¡Toma fallo! Que no todo era la compra de pasión mercenaria. ¡Ojalá! todo tuviera la opción de bloquear o eliminar contacto. Y sobre todo y la más importante, ¡borrar historial!
Nada ni nadie, me da las respuestas que busco. Mucho menos, algunas trabajadoras del "sexo mercenario" o "arrendadoras de felicidad por horas" Tampoco, me han dado respuestas que me valgan. Me dicen: “olvídala y avanza” ¿pero cómo?
("Sexo mercenario" o "alquiler de felicidad por horas". Tú. Perdóname por robar tus palabras, ya sabes, no voy a verte porque no estoy bien y así no se puede ni se debe, joder a inocentes. Sé que Tú si lo vas a leer, Guapísima, sabes que esto no se lo puedo contar a nadie. Bueno, a ti, te he contado una ínfima parte y se agradece Tu ayuda, no te enfades por la apropiación indebida de tus letras, guiño dedicado a E.M.G.M. según Tú “encargo”)
Puedes seguir pensándolo, mejor, puedes estar segura. No te he olvidado. He hecho más de una locura para intentarlo. O eso decís: que estoy loco. Si por lo menos esto, te explicara algunas de mis delirantes actitudes, algo habría hecho bien. Pero no lo he conseguido.
Sigo probando con otras, pero nada que hacer. Y lo sabes, que algún disgusto me ha costado.
Que mal, sigo confiando en Ti. Cada vez sé más cosas de Ti, sin quererlo. Caprichos del maldito destino y de los jodidos algoritmos de la red. Unas cosas se conectan con otras a través de complejas fórmulas matemáticas, mierda de efecto mariposa.
Si van por mí. Capto los mensajes, al final no soy tan tonto.
Para Ti: Los tuyos, lo que quieres, tus valores. Lo capto, mensaje recibido. ¡Tranquila por eso!
Para mi: Mis sueños, mi distimia y la virtud de mi inquebrantable leal silencio. ¡Aturdido por eso!
Un silencio que solo rompo con mi torpe escritura en estos posts, al menos alivian la presión evitando otras explosiones. Por alguna parte tengo que reventar, es la espita de mi aliviadero del silencio para no desbaratarme en el fatigoso cansancio de lo que tengo que ocultar a todo el mundo durante todo el tiempo. El aparente triunfador, al que todo parece irle muy bien, pero solo se reboza en los charcos de su penoso sufrimiento oculto. La alegre y sonriente cara de su verídico y triste llanto tantas veces escondido.

Y ojalá te vaya bien, y pa pasar el rato
tú siembra para ti, y más cuando me callo,
me callo lo que hay, lo que hay es lo que toca
y pa tocar el corazón es mejor no abrir la boca.

Mi corazón abrasado, sigue recordando el olor de tu piel, a veces a humo, a veces a dolor. ¿Un olor duele? No, mil recuerdos, SI.
Ya te lo dije; las fieras tenemos corazón. Sigo con mis múltiples caras oscuras y mis opacos perfiles, En la dudosa confianza del anonimato.
No puedes ni imaginar, cuantas monedas de las de una sola cruz volvería pagarte. ¿Por comprar, el que?
Las cicatrices cada día parecen verse más secas, pero siguen sangrando. Y me reitero, la soledad es la peor, aun siendo la más silenciosa de las consejeras. Cada día la conozco más, pero no mejor.
Como hoy. Cada miércoles, revivo el ritual. Es verdad que las lágrimas, si aguantan un poco más. No se asoman brotando, pero son casi peores, porque son internas. Barridas hacia el interior. Lagrimas freáticas que se filtran a través de la piel hasta llegar al material interno que está sobre un manto saturado de llanto. Sigo dándole pena, a la pena, que es lo que he coleccionado.
El cielo, pasa de mí y no me ayuda a olvidarte. El muy cabron, te trae a mi cabeza una y otra vez como las borrascas de la pasada primavera.
Sigo viendo ese cielo pintado de negro, después de volver a verte.
¿Qué no te saludo al pasar? Igual que no sonrío. Porque no sé lo que hacer, por qué he probado muchas cosas. Experimentos que no han funcionado. Ni siquiera al prueba y error, ni tampoco surte efecto el método empírico. No hay experiencia que valga.
Las ganas, siguen en peligro de extinción. Avanzan como, la muerte del Amazonas por el progreso de la desertización.
Sigo pensando, lo acertado que estuvo aquel que me posteo en Spalumi. “carretan, Creo que tú post debería ir en otro hilo que se llama: "enamorarse de una puta". Que poco me gusta la palabrita, tan cortita, para tener solo cuatro letras, que mal me suena y cuanto me jode (a alguna os lo he dicho en la intimidad). Y que poco caso le hice. Decía mi Madre. “Si decides tirarte por una ventana, procura que esté bajita, porque te vas a tirar y por lo menos que no te hagas mucho daño. ¡Cabezón que es uno!
Soy perfectamente consciente del problema, pero no soy capaz de aplicar las herramientas de la solución.
Y sin poder contarle a nadie, Que cojones me pasa. ¡Que no te olvido! ¡Que no consigo olvidarte! ¡Que no te puedo olvidar! ¡Que no y que no, que no soy capaz! Eso es lo que me pasa. Me refugio encerrado en un tedioso trabajo que odio, cumplo con mis obligaciones. Beso a mi hijo, diciéndole sin hablar, hacia mis adentros: “perdona a tu padre, ¡Ojalá! Supieras que me pasa. Y, sobre todo, ¡Que esto nunca lo tengas que vivir tú! Mi niño. Ni lo que pasó con lo de tu madre ni lo de otras. Que mejor cabeza para el escarmiento que la de tu padre, mira lo que pasa y todo lo que hay que pasar.
Sigo soñando ceñir su cuerpo contra el mío. Sigo callado, hablando poco, ocultándome a mí mismo, lo que no quiero ni puedo decir a nadie. Con gritos de los que no suenan. Sigo intentando no decirme, la verdad ni a mí mismo.
Deambulo, muchas noches por las arterias vacías de una ciudad, llenas de esclerosis contaminante, que las bloquea con toda la mierda que hay en ellas. Polución en el aire, residuos de la actividad humana en el suelo. A veces, aspiro el humo de la resina de maderas quemadas, otras achicharrado por el calor pirolítico del sol del maldito polígono en el que te conocí.
Sigo dando vueltas, en un movimiento circular que no permite avanzar, es lo que hago, al no parar de moverme perdido dando vueltas lentamente en un rápido velódromo. Al final. Los mismos clavos, la misma cruz.

Me dices que me parezco a los caracoles
me sobra techo, me muero en soles,
tras espesura del chaparrón
será que el camino bueno se ha vuelto malo
o que no quiero pegar ni un palo,
que solo quiero escuchar tu voz.

que siempre llego a la deshora que marca el corazón
y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón.

me dicen que tus braguitas revolotean
que lo hacen sólo pa que las vea
que llevan alas de desamor,
será que las ensuciamos tan malamente
que los colchones son mala gente,
que siempre quieren tener razón
que siempre llego a la deshora que marca el corazón
y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón.

mi casa está donde estás tú
los mismos ojos, la misma luz
mi casa está donde estás tú
los mismos clavos, la misma cruz
los mismos clavos, el mismo ataúd.

Marea “Los Mismos Clavos”