Una Cita como todas... O... Demasiado diferente?

Blondie · #1 23-08-2010, 12:59

No siempre es como parece
Parte I

Eran algo menos de las nueve, su hora de llegada habitual, cuando abrió la puerta de la oficina. Nadie a la vista, perfecto. Apretó el paso en dirección a su despacho; iba con prisa pues tenía organizada la jornada de una forma concreta, y aún había flecos sueltos y detalles que perfilar. Lo último que necesitaba eran interferencias a primera hora. Por delante una mañana muy movida si lo miraba desde cierto punto de vista. Tranquila sin embargo, si nos referimos a trabajo; nada que no pudiera cancelar o diferir al día siguiente, que era exactamente lo que iba a hacer, si lo que llevaba un par de días planeando salía según lo previsto.

Levantó el teléfono y marcó el número de su secretaria: “Tengo que hacer algunas llamadas, por favor, no me pase ninguna ahora. Avíseme si alguien quiere verme”.

Encendió su ordenador como todos los días, e hizo lo que desde hacía mucho había convertido en su estimulante costumbre de primera hora: Abrió la conexión a Internet y, con ansiedad, tecleó la dirección tantas veces escrita. Esas pocas letras que, ya hacía tres años, lo habían trastocado todo: Sus esquemas, costumbres, pensamientos... Y lo más importante: Su vida sexual, antes tan monótona, había dado un giro de 180º, para convertirse en algo intenso y excitante. Se preguntaba ahora cómo había podido sobrevivir, sin ésto, al tedio que invadía su matrimonio y por ende su vida, hasta el feliz descubrimiento. Hoy por hoy ya no podría prescindir de su secreto aliciente. Se abrió la página. Y, ante sus ojos, se abrió con ella todo un mundo de posibilidades eróticas nunca antes imaginadas: Su foro habitual de sexo de pago. Su mundo inconfesable, privado. Tan mágico que ya le había dado innumerables momentos de placer. Escribió su nombre de usuario y su clave, y se sumergió en la cálida corriente.

Aunque esa mañana tenía claro su objetivo, no pudo resistir la tentación de echar primero un vistazo general, tal vez hubiese alguna novedad interesante que le hiciera cambiar de opinión; con tanta oferta y tanta actualización era muy posible. Prestó toda su atención a un par de experiencias recientes que confirmaban su favorable opinión; se recreó un rato con las últimas fotos posteadas, y remiró algunas de sus favoritas. Uhhhhmmmm… Le acometió, como de costumbre, un agradable estremecimiento. Dios, qué cuerpos. Puestos ahí para su uso y disfrute, invitándole desde la pantalla. Le excitaba hasta el límite pensar que, solo con una llamada, en un ratillo podría estar contemplando cualquiera de ellos, besando, por ejemplo, esos labios jugosos que miraba ahora; explorando con sus dedos cada rincón de esa piel, anónima por el momento, que no podía, sin embargo, dejar de desear. En su retina quedaron especialmente grabadas varias imágenes, examinadas muchas otras veces; esas que repasaba siempre, y siempre le estimulaban de igual forma.

La corriente era fuerte, tan deliciosa y envolvente, que le hacía perder la noción. Se había despistado, tantos peces en el mar… De pronto cayó en la cuenta de que ya casi eran las nueve y media. Cómo pasa el tiempo aquí. Mejor me doy prisa o me quedo sin recreo hoy, se dijo. Y no era capaz de renunciar. Tenía arraigado en exceso el hábito del sexo variado, a la carta, distinto menú cada semana, y hoy tocaba. Esa mañana se había despertado muy pronto, y ya con la idea con la que se durmió: Contactar a cierta persona que hacía tiempo le atraía; alguien provocativo cuyas fotos, sin ser espectaculares, le incitaban sobremanera, y habían alimentado últimamente sus fantasías más húmedas. Anhelaba ese encuentro. Podía llamar por teléfono, lo tenía en la agenda secreta junto a muchos otros, pero era demasiado temprano; además, según con quién, el coqueteo virtual, los preliminares, eran valor añadido que anticipaba el disfrute alargándolo, y alimentando el morbo; esa era una de las ventajas del foro: Jugar preparaba el episodio y resultaba tan excitante como la cita en sí. Buscó el perfil de usuario y escribió un mensaje privado; ingenioso, divertido, con su pizca de pimienta, como todos los suyos: Había que ser original para captar la atención. Se tomó su tiempo; revisó el texto y lo envió. Ya solo faltaba esperar contestación.

La cosa es que pasaba el rato y se impacientaba; había mirado varias veces, ya eran casi las 11 y la respuesta no llegaba. No podía esperar más. Si no salía rápido de allí, llegarían los compañeros a buscarle para el café de la mañana y entonces... El desastre: Había tenido unas semanas muy activas, agotando el cupo de falsas comidas de trabajo del mes. Tenía que fichar en casa sí o sí, y se le haría irremediablemente tarde para el encuentro. Volvió a abrir el foro. Miró su bandeja de entrada. Nada nuevo. Las fotografías de antes seguían rondando su cabeza, dándole guerra. Había que cambiar de planes. Decidió rápidamente: Juventud, belleza, picardía, buenas piernas, bonito culo… Estaba fácil.

Buscó en un bolsillo la tarjeta "B", esa que solía llevar consigo bien escondida, y que en su vida anterior ni pensó que existiera. Lo que son las cosas, ahora la utilizaba varias veces a la semana. Sin duda había un antes y un después, meditó. Con la rapidez que da la práctica, cambió por ella la personal en un plis. Marcó un número......... Al otro lado de la línea, una voz provocativa y sensual. El escalofrío de nuevo, más intenso esta vez........ Preguntas sobre los servicios y la autenticidad de las fotos. Cita cerrada para las 12. La voz, tan sugerente, le había convencido y puesto pilas extra de paso; en lugar de la hora que pensaba contratar, decidió sobre la marcha ampliar a dos horitas. Si la ocasión lo merece, hay que darse tiempo para recrearse y disfrutar.

Dio un vistazo a su atuendo. Todo en orden. Al salir de caza (un decir, aquí la perdiz viene cazada y lista para comer) debes prestar mucha atención; elegir la ropa, acicalarte, perfumarte… Al fin y al cabo en un encuentro sexual siempre apetece seducir.

Las 11 pasadas. Salió pitando de la oficina, no sin antes llamar a la secretaria y, aduciendo una reunión imprevista, despedirse hasta la mañana siguiente: Bueno, y si hay algo ya sabe, me llama al móvil.

De camino en el coche, se dejó llevar, fantaseando como siempre hacía, intentando imaginar cada momento del inminente encuentro. Conducía mientras el deseo iba en aumento según se acercaba a su destino. Media hora más tarde estaba tocando al timbre del piso indicado. Nervios, adrenalina, feromonas a todo trapo. Lo había hecho muchas veces, pero una primera cita añadía un importante plus de excitación.

Se abrió la puerta. Gesto de admirada sorpresa. Un suspiro de alivio y algo más: Qué belleza… Increíble, mejor incluso que en las fotos.

Le recibía una figura esbelta, coronada por bonito rostro, preciosa sonrisa. Cuerpo bronceado, deseable, moldeado tras horas de gimnasio, envuelto en tejanos ajustados y una camiseta blanca. Justo como le había pedido.

Nota: Que nadie se moleste. Cualquier parecido con la realidad es pura redundancia

Continúo luego.

Usuarios viendo actualmente este hilo: 1 (0 miembros y 1 visitantes)