Carla, madrileña, 28 años

Hola compañeros,

Quiero presentaros a una chica que conocí hace un par de semanas. Es una de esas situaciones que de vez en cuando nos pasan y esta vez le eché huevos... y resultó! Estaba haciendo la compra, Carla iba delante de mí y se encontró con que no llevaba dinero suficiente... como soy un caballero, me ofrecí a ayudarla y se comprometió a invitarme a un café al día siguiente.

Nos tomamos un café en el centro de Madrid, aprovechando el buen tiempo que hace estos días. Carla vino con un vestido largo, por debajo de las rodillas, pero ceñido y dejando ver su figura espectacular. Tiene el pelo largo, rubio y el cuerpo delgado y esbelto. Es alta, alrededor del 1.75, y muy agradable cuando se rompe el hielo.

Me estuvo hablando de sus dificultades económicas, fuimos cogiendo confianza, y al final me decidí a hacerle la propuesta de ayudarla a llegar a fin de mes a cambio de continuar el café en un sitio algo más íntimo. Al principio se lo tomó algo mal, pero bueno, con algo de encanto por mi parte conseguí convencerla ofreciéndole 100€ por una horita.

Estábamos cerca de la Plaza de los Cubos y subimos a los apartamentos por horas que hay por allí. Una vez arriba, Carla estaba muy nerviosa, así que me acerqué a ella, la acaricié, la besé y poco a poco se fue tranquilizando.

Mis labios jugaron con los suyos largo rato, disfrutando de sus besos y poco a poco pasé a su cuello, sus orejas y mis manos fueron subiendo por sus piernas por debajo de su vestido, acariciando unos muslos duros y bien trabajados que me fueron poniendo a mil. Mis manos pasaron a su espalda, y mientras desabrochaba su vestido y su sujetador mis labios bajaron de sus labios a su cuello y buscaron sus pechos, no muy grandes, pero duros y bien puestos y mi lengua se entretuvo unos minutos jugando con sus pezones mientras sus manos comenzaban a buscar mi polla que estaba a punto de explotar dentro de mis pantalones.

Su vestido y toda mi ropa volaron en un momento. Sólo un tanguita blanquito y minúsculo separaban su coñito de mi. Carla decidió que era su momento de jugar conmigo y me tumbó en la cama de golpe mientras que sus manos primero y luego sus labios se encargaban de darme una corrida como no tenía hace meses. Me la comió con ganas y acabé mientras reventaba de placer.

Me encantó la cara de perversa que puso y me dí cuenta de que su tanguita todavía estaba en su sitio. Había que remediarlo y me fui directo a equilibrar la situación. Una vez fuera, me econtré un coñito jugoso y prieto, perfectamente depilado y me dediqué a recorrerlo con calma, saboreándolo y pasando de su clítoris a su vagina una y otra vez. Carla se retorcía y gemía sin parar y cuando estuve de nuevo a mil me enfundé y pasé a practicar el kamasutra con ella.

La verdad es que me sorprendió, hacía mucho que no me encontraba con una chica con tanta vitalidad. Se movía con ganas y continuamente intentaba marcar ella el ritmo. Al final me dí por vencido y dejé que se subiera ella encima y acabara el trabajo por mí. Me encantan esas chicas que te montan y se echan hacia atrás mientras te follan dejándote una vista en primer plano de tu polla entrando sin cesar en su coñito. Así fue como Carla consiguió que me corriera por tercera vez y cerráramos una horita espectacular.

Para mí, totalmente recomendable.

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