Primeramente decir que aunque he estado multitud de veces en la RD hace ya mucho, mucho (más de quince años) que no voy por la zona norte en concreto.
Decir que la zona norte era una zona bastante pobre, no comparable con Santiago o Santo Domingo, por supuesto. Bueno, en realidad creo que "salvando" esas dos el resto de la isla era pobre, lamentablemente. Lógicamente hablo de infraestructuras y nivel de vida nativo, no de las zonas turísticas como por ejemplo Punta Cana.
Volviendo a la zona norte y aportando lo que viví en aquella época (no sé si habrá cambiado mucho) decir que, de noche, el lugar es como un puticlub gigante. Me explico, según la gente de allí, toda chica que salía de noche por allí era lo que llamaban un "avión" (puta) con lo que todo el percal femenino que te encontrabas de noche estaba a tu disposición. Os podéis imaginar lo que eso suponía para un poco más que veinteañero con todas sus hormonas concentradas en un único punto de su cuerpo :O
Las chicas yo las dividiría en tres grupos. Las de piel blanquita, bastante escasas, las morenitas (mal llamadas allí mulatas) con una piel tostadita y un leve toque ceniza, muy bonitas y por último las que tenían la piel mucho más oscura, con seguramente ascendencia africana en su raza. En cuanto a su actitud estaban las más finas, dulces, seductoras y zalameras (estas me encantaban) y las más putonas y directas que te agarraban directamente el paquete y soltaban frases tan cachondas como "uuooooh, tremendo paaaalo tié usted ahiiií" (jajaja, no se me olvidará nunca, luego llamaba a sus amigas para que lo comprobaran, "mira nena, mira...", jajajaa, qué jodía la tía, jajaja).
En Sosúa, concretamente había un local llamado "El Marinero", creo recordar, que era bestial, plagado de chicas. Lo malo es que eran muy pesaditas. Ibas, por ejemplo, a las 7 de la tarde (allí eso ya es noche) a tomar unas copitas y no te dejaban en paz, acosándote una tras otra. Les llegué a explicar a todas en fila (jajaja, qué recuerdos) que en España primero tomábamos unas copas con amigos y amigas, nos divertíamos todos juntos y que follábamos al final de la noche.
Eso sí, compañía no te falta, no. Puedes ir solo tranquilamente. Las chicas eran muy divertidas y cariñosas. Charlan, ríen, bailan, toman algo contigo, etc., todo ello sin problemas porque la diferencia (y eso era lo mejor de todo) es que allí no sólo ejercían de putas, en realidad salían a divertirse como tú pero si pueden cobrar algo por follar pues mejor, sin tiempos ni tarifas ni nada. Algunas pedían directamente dinero por follar y otras se lo podían cobrar en especie durante la noche, copas, regalitos, comidas, etc. (ojo, que esto pasa también en España, ahí queda eso...). Realmente no sé que salía más barato, la verdad, aunque a mí me gustaba más la segunda opción, me resultaba menos profesional y creaba un roce más progresivo con la chica.
Eso en cuanto a ellas, luego estaba el asunto del sitio para follar. Curiosamente a mí no me dejaron en ningún momento llevarme ninguna al hotel. Me decía el guarda de seguridad que les tenían prohibida la entrada al personal nativo. En eso fueron intratables y mira que intenté sobornarle una y otra vez con dinero pero ni por esas (habría ganado una pasta conmigo pero...).
Para follar había unas cabañas que alquilaban habitaciones. Pagabas (un precio para nosotros ridículo) y estabas todo el tiempo que te diera la gana (yo llegué a salir de allí casi a la hora de comer y sin problema). La verdad es que estaban bastante curiosas y limpias para lo que esperaba.
En cuanto al sexo en sí cabían resaltar ciertas cosas. Una era que ellas no estaban acostumbradas a que el hombre le hiciera caricias ni preliminares. Estaban acostumbradas por su cultura, según me contaban, al típico hombre machista que llegaba, la metía, se corría rápido y se largaba, todo en dos minutos. Vamos, lo que se dice literalmente un desahogo o una descarga en toda regla.
Tampoco entendían el gusto (sobre todo por los españoles, jajaja) por recibir una mamada. Angelitos...
Eso sí, sexo anal, ni de coña, te llamaban loco. No concebían el culo como un instrumento sexual.
En cuanto al sexo con más de un chico a la vez, hombre, con dos algunas al final tragaban pero si querías meter a más tíos en la ecuación la cosa estaba más que complicada, no se atrevían. Nunca lo hicimos pero nos gustaba vacilarlas a ver qué cara ponían, jajaja.
En las otras zonas del norte, pues más de lo mismo.
Otra cosa muy distinta ya era salir de noche en otras zonas de la isla. Por poner un ejemplo, Santo Domingo ya era una ciudad, una capital. Allí la gente salía por igual de noche, sin discriminación ni calificación alguna por hacerlo.
Los locales ya eran al estilo europeo por decirlo así. Estuve en una discoteca en lo alto de un rascacielos muy chula. Tenía las paredes de cristal y podías ver desde allí toda la ciudad. También estuve en otra que estaba dentro de unas cuevas de piedra (la guácara taína o algo así).
Ahí el asunto del sexo te lo tenías que buscar a la antigua usanza, ligando, claro que era mucho más fácil que aquí. Además, aunque el nivel adquisitivo de la capital ya no era tan pobre como el resto de la isla, seguía sin ser como el nuestro ni de lejos. Consejo: saber bailar merengue o en su defecto pedirles a ellas que te enseñen.
La verdad es que, aunque parezca mentira, acabé ya cansado de todo aquello y cuando volví a España lo único que quería era ligarme a una española de la manera "tradicional", jejeje. De hecho, desde entonces hasta hace
prácticamente tres meses no había pagado por sexo (al menos directamente, jeje).
Repito que todo lo contado se corresponde con el principio los años 90, muchas cosas habrán cambiado, ya sea por cultura o economía, y otras tal vez no.
Saludos.
T-T.