No me costó nada contactar con Vanessa. A la 1ª llamada me lo cogió, me contó lo típico y me aseguró que estaba hasta las 20.30 de la tarde. La 1ª impresión fue buena, mujer simpática, española y educada.
Quedé en volver a llamarla cuando estuviera por la zona. Me dio la dirección y allí que aparecí a la hora acordada. Calle Ibiza.
Subí por las escaleras y me encontré a una señorita, española (unos 30, bien llevados), alta, rubia, delgada y con dos poderosas razones. Buen culo, pequeño y durito. Su acento parece como si fuera del norte (vasca, asturiana), pero para nada, dice de ser madrileña y la creo.
Se la ve muy buena gente y quizá en otro tipo de piso o local luciría mucho más.
Las tarifas son las dichas aquí, yo me quedé con la más económica (30 euros 15'). Al principio, de pié ambos, caricias, tras un rato cama, comida de tetas, caricias y francés con, correcto. Dos posiciones, ella encima, parece que le pone interés y se moja, y luego yo a 4 patitas. Descarga, limpieza, charla y para otra guerra.
Me pareció un diamante en bruto, hay que cuidarla, me pareció entenderla que estará aquí hasta febrero, luego se marchará. Pero no quise preguntar. Muy buena gente.
Lo peor, el piso es humilde, sencillo, antiguo y muy soso en su decoración.
Lo mejor ella en su conjunto, por ese precio es muy buena opción. La fotos totalmente reales.
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