Agata, mi primera experiencia
AVISO: Este “ensayo literario” contiene frases explicitas de alto contenido sexual que pueden herir la sensibilidad del lector.
Los personajes, situaciones, lugares y fechas son totalmente de ficción.
Fue en agosto del 99, yo tenía 18 años.
En ese verano trabajaba en el Telepi de Quevedo, repartiendo pasta a domicilio para sacarme unas pelas.
Ahora recuerdo con cariño aquel empleo, gracias al cual me sentí más vivo que nunca arriesgando mi vida todos los días sorteando coches y autobuses a una "velocidad endiablada" y follando como nunca jamás he vuelto a follar.
También gracias a este empleo me inicie en el sexo... compartido.
Ni butanero, ni fontanero ni bombero. Telepizzero, ahí si se moja casi a diario.
En verano los papas están en la playa con los más peques.
Mientras que las hijas mayores se quedan en casa de los abuelos, porque las da miedo quedarse solas en casa, (y de paso les chutan en vena tranquilidad y confianza a los papis) para ir por las mañanas a la academia y preparar los cates habidos para septiembre...
Y por las tardes se reúnen siempre dos o más amigas en el piso de alguna para "estudiar juntas" y de paso regar las plantas.
Las amigas siempre han tenido mucha confianza entre ellas.
De toda la vida se han ido a mear juntas. Por ejemplo.
De toda la vida, uno de los grandes placeres de la mujer es comprarse ropa, pero más placer aún es enseñar los modelitos recién comprados a las amigas.
- Haber ponte el otro.
- Ponte tu este, haber como te sienta.
- Aquí te hace una arruga, haber si así...
- Opinas que es demasiado descocado?, se me quedan todas las tetas fuera.
- Que va, a quien no le guste, que no mire. Además no tienes tanto.
- Que envidia te tengo tia, tu si que tienes un buen par de tetas... Cuando pueda me pongo tetas.
- Ni se te ocurra, con una 90 estas bien, además las tienes duras, altas y con unos pezones siempre erectos que realzan mucho tu silueta te pongas lo que te pongas, ya que nunca utilizas sujetador, además tienes un culo fantástico, como te envidio.
- Que me dices, si tengo un pandero horroroso. Tu si que tienes un culito ideal.
- Tia que va. Con tu culo respingon y además como lo mueves al andar, seguro que se quedan todos los hombres alucinados...
- Ni que lo digas... eso si que lo llevo fatal. Son todos unos babosos.
- Aaaaaahhhh, no me lo recuerdes, los hombres siempre pensando en lo mismo. Son todos unos salidos, que assssco.
Más o menos eso es lo que ha ocurrido de toda la vida.
Pero ahora las chicas son mas liberales, mas abiertas, mas sinceras...
Después de una sesión de trapitos, no es de extrañar que una le diga a la otra,
- Jo tia, tienes las braguitas húmedas, no me dirás a estas alturas que yo te pongo?
- Que va tia, es que hace mucho calor. Me voy a dar una ducha. Me frotas la espalda con la manopla?.
- Que morro tia, nos duchamos juntas y yo te froto a ti y tu me frotas a mi.
Las chicas jóvenes son muy traviesas y juguetonas.
Las encanta jugar con el gel y no se dan cuenta que por la "Ley natural de Piuton" siempre se sale de la ducha mas mojada que cuando se entra.
A parte de los juguetes tradicionales como las Barbis, que sirven para compartir vestiditos con las amigas, ahora todas tienen otro tipo de juguetitos para jugar en solitario o cuando llegan las amiguitas a casa.
Y al salir de la ducha es un buen momento para enseñar las nuevas adquisiciones, para prestarlas, para experimentarlas...
- Jajajajajajajaja. Dios mío, no me digas que los negros la tienen así?. Eso es imposible que me entre.
- Que va. Eso pensaba yo, pero el otro dia me puse a ello y aunque me costó, al final me lo calcé enterito. Mira ponte, no seas tonta, vas a saber lo que es bueno.
- Vale, pero en frio no va a entrar y me vas a hacer mucho daño.
- Tranquila, yo te preparo. Dejate hacer. Thee grussstaa exssto?
- Ohhhhhh, siii... sigue.
- Jo tía, ha sido fantástico y super genial, gracias tia. Creo que me voy a comprar uno igual. Por cierto, has probado alguna vez a meterte uno por delante y otro por detrás a la vez?
- Jajajajajajaja, dos?. Que fuerrrte tia, tu estas loca.
- Veo que no. Relájate, que ahora me toca a mi.
Después de la sesión de ropa y la sesión de juguetes con la amiga, llega la sesión de reafirmación de la identidad femenina.
Entra apetito y también hambre de hombre.
Cuando esto ocurre, automáticamente se piensa en llamar al Telepi.
Es cómodo, barato, (si coges la oferta 2x1) y la comida te la trae un chaval joven que viene más salido y revolucionado que su moto.
Con un poco de experiencia, a los tres segundos sabes donde hay tema.
- Soy del Telepi. - Pasa, te estábamos esperando...
Llegue a montármelo con cuatro a la vez en una ocasión.
Llegue a ligar dos veces en el mismo día.
Con varias nos dimos los teléfonos y repetimos en varias ocasiones las fiestecitas, yo ponía las pizzas y "el salchichón", ellas las bebidas y lo demás.
Con ese empleo no pasó nunca más de dos días sin que mojase.
Es cierto que a las mujeres les ponen los uniformes. Yo con ese uniforme he ligado más que en toda mi vida, aunque fuese de un establecimiento de comida rápida.
Quizá otro día os cuente alguna de las increíbles experiencias que tuve.
Pero lo que recuerdo con cariño fue mi primera experiencia sexual. Me ocurrió a los pocos días de empezar el trabajo.
Me encargaron llevar 10 pizzas familiares a una dirección cercana.
Estaba cerca, pero al llegar veo que el ascensor no funcionaba y tuve que subir andando cargado. Cuando llegue, con el calor de agosto, con el calor de las pizzas y con los cinco pisos, llegue chorreando en sudor.
Llamo al timbre y al momento me abren.
- Madame Agata? (Yo me esperaba ser recibido por una dama francesa)
- Si soy yo, pasa. Pero quieres pasar de una vez, no tengo tanto tiempo para perder con vos.
Me había quedado paralizado con su presencia.
Era un pivon de unos 25 años, con una melena morena hasta la cintura, delgada pero potente.
Tenia una minifalda negra que dejaba ver completamente dos esplendidas piernas bien torneadas y que solo tapaba su magnifico culo respingón.
La camiseta blanca, sin sujetador, con gran escote que dejaba ver, transparentar, marcar y moverse unos magníficos pechos al son de los movimientos del resto del cuerpo. Pechos duros, grandes, desafiantes a la gravedad y a la humanidad.
Se me quedó mirando. Debía de estar hecho un asco. Creo que la di pena.
Me dijo que pasase rápidamente que tenia invitados y estaba muy ocupada.
Me pasó a un despacho que había a mano derecha y me invito a que me sentase en un pequeño tresillo unos minutos para descansar, y se fue.
En la habitación de al lado había mucho jaleo de chicos y chicas, debían de estar celebrando una fiesta.
Se escuchaba música, recuerdo que al poco rato pincharon a Joe Coker con el tema de nueve semanas y media... y se hizo el silencio.
Silencio que poco a poco fue rompiéndose con puntuales rugidos masculinos y risitas femeninas.
¿Que estaba pasando en la habitación de al lado?
Mi curiosidad fue más fuerte que mi prudencia.
Había una puerta que daba desde el despacho donde me encontraba, directamente a la habitación contigua donde se celebraba la fiesta.
La repasé frenéticamente para encontrar un orificio por donde mirar... hasta que lo encontré.
Gracias Dios mio!!!!!
No me podía creer lo que estaba viendo.
En el centro de la habitación había una silla con un chico, más o menos de mi edad 18-19 años.
Alto, fuerte, con la cabeza rapada... desnudo y esposado a la silla con las manos a la espalda.
Alrededor de el bailando al son de la música una chica alta, rubia, guapísima y un cuerpo espectacular.
Poco a poco se iba quitando la poca ropa que tenia mientras lamia al chico de la cabeza a los pies y le restregaba sus pechos y su sexo por su cuerpo.
En el fondo de la habitación había varios hombres mayores, atónitos, perplejos con el espectáculo... y alrededor de ellos varias chicas jovencísimas y buenísimas que les estaban quitando la ropa lentamente, sugerentemente, al ritmo de la música.
La chica que me abrió la puerta, es la que manejaba la música, pero no participaba activamente en lo que tenia pinta de convertirse inminentemente en una orgía. Aunque se notaba en su cara que el espectáculo la estaba poniendo muy cachonda.
La pieza musical no terminaba nunca.
La chica de desnudarse si, pasando a ponerse de rodillas delante del chico que estaba sentado para comerle la polla, de forma muy lasciva.
Los hombres del fondo ya estaban desnudos y cada uno con una chica también de rodillas haciéndoles una buena mamada.
No pude resistir y yo también me baje los pantalones y comencé a meneármela.
En la pista central, la chica se incorporó y de un salto se sentó encima del chico metiéndosela a la primera y empezando a follarselo frenéticamente.
El chico gruñía, entre quejidos de placer y de protesta.
A todo esto, los hombres del fondo se acercaron al joven quitándole de encima a la muchacha, la que se aparto con enfado porque la muy zorrona estaba disfrutando de lo lindo.
Parece ser que era la iniciación sexual del joven, porque le dijeron algo así como,
- No puedes correrte aún, antes te vamos a hacer un hombre completo.
El chico tenia cara de estar alucinando, entre miedo, sorpresa, expectación.
Acercaron a la chica nuevamente y la pusieron en el centro de la habitación a cuatro patas.
Quitaron las esposas al chico dejando sus brazos libres, aunque no obstante todavía le sujetaban de los brazos a ambos lados, obligándole a arrodillarse detrás de la chica y a penetrarla.
La chica se movía con movimientos lentos y profundos, el chico estaba quieto con los brazos en cruz dejándose hacer, con los ojos en blanco y una cara de felicidad infinita. Los hombres seguían con una chica cada uno mamandosela y yo continuaba cascandomela lentamente.
Pasado un buen rato los hombres se pusieron alrededor en circulo masturbandose dejando paso a las chicas que se unieron a la pareja central.
La chica principal se retiró de la posición, dándose la vuelta para hacer un 69 con el chico, mientras otra por detrás le comía el culo y las demás le acariciaban, besaban y chupaban.
El chico ya estaba más en el cielo que en la tierra.
Yo estaba alucinando, era increíble. Mi mente calenturienta jamás había imaginado una escena así.
Pero de repente, no se de donde, aparece Agata desnuda y con un pene negro de buenas proporciones sujeto a su cintura con cintas.
Lentamente aparto a la chica que estaba comiendo el culo al chico y en los últimos minutos también metiéndole algunos deditos para dilatarle y libricarle.
Se puso de rodillas detrás del chico y le penetro suave pero contundentemente.
El chico soltó un grito, entre de placer y de dolor, yo creo que de placer porque desde hacia bastante tiempo estaba en trance profundo.
Y al poco rato soltó otro grito, esta vez inconfundiblemente de placer, mientras metía toda su polla en la boca de la chica y vaciaba todo su cargamento en su garganta.
Este fue como el pistoletazo de salida, pues las parejas que desde hacia rato estaban follando en diferentes posiciones por los sillones de la habitación, comenzaron a correrse uno a uno.
De repente, sin yo darme cuenta apareció por mi espalda Agata con una bata roja de seda sujeta únicamente por un cinturón del mismo material, marcándose y moviéndose al ritmo del andar sugerentemente sus pechos y sus pezones súper excitados.
Y yo con los pantalones bajados y la mano en la polla.
- Que haces aquí?. Me preguntó.
- Soy el de las pizzas.
- Mierrrrrrrda, joderrrrrrrrrrrrrrrrr, me había olvidado de ti. Es intolerable tu osadía, te voy a denunciar por "exceso de confianza" y además también a la empresa donde trabajas, voy a hacer que la cierren.
Sin decir nada, me incorpore. El pantalón ya cayó a plomo, mientras que mi polla casi llegaba a mi barbilla.
La agarré de la cintura acercándola a mi, juntando sus labios con los míos.
En un primer momento forcejeo, gruño, y no se que mascullo, hasta que nos unimos en un beso calido, profundo y apasionado.
Fue ella la que metió su lengua hasta casi mi campanilla mientras agarraba mi pene para controlarlo y para que no agujerease su preciosa bata de seda natural.
De un manotazo mande a hacer puñetes el portátil, un bolígrafo, dos cajetillas de tabaco un encendedor Bic y nueve móviles que había encima de la mesa, tumbándola boca arriba encima de ella, abriéndola bien con sus piernas en uve, mientras me comía su coño y la follaba con mi lengua.
En el fondo la gustaba, pero como no dejaba de quejarse, tome unas esposas que había por la habitación y la amarre cada mano a una pata de la mesa, puse sus piernas en mis hombros y la penetre muy profundamente.
Si yo estaba caliente por lo que había visto, ella estaba como un volcán después de haber participado en la fiesta, sin haber catado hombre.
Gritaba como una loca,
- mas fuerte , dame más fuerte. Y que no se te ocurra correrte ahora, o te denuncio por "pelotudo violador incompetente".
Después de un buen rato en esta posición me pidió que la soltara y que la dejara hacer, prometiéndome que este polvo sería el mejor de mi vida.
Una vez liberada, de un salto se bajó de la mesa y de pies se incorporo sobre la misma, dándome la espalda.
- Ahora por mi culo, quiero que me rompas el culo.
Mientras yo intentaba atinar como podía, ella se masturbaba frenéticamente metiéndose tres o cuatro dedos de una mano y frotándose el clítoris con los dedos de la otra.
Hasta que logre arrancarla un grito de placer a la vez que se la metía a fondo.
Entre sus piernas caían chorros de placer que estaban haciendo un gran charco en el suelo, mientras me chillaba," más fuerte, joderrrrr mas fuerte".
Al rato, mis piernas no me sujetaban, las suyas también temblaban.
Me tire en el suelo y ella se puso encima metiéndosela "der tiron", mientras seguía chillando, "quiero mas, joderrrrrr quiero maaaaaasss"
Con tanto grito las personas de la habitación de al lado, vinieron haber que pasaba, (y de milagro no se presento todo el edificio), encontrándose de entrada la escena, con del culo en pompa de Agata follándose frenéticamente a este pobre pizzero.
No se porque, todas las chicas venían ataviadas con un pene sujeto con cintas a su cintura.
Nos rodearon perplejos por la escena. No sabían que hacer.
Entre risitas le comentaron algo al chico joven que creo que le llamaban Raiban, el cual acto seguido se puso de rodillas y penetro por el culo a Agata, la cual ahora si encontró el nivel de estímulos que necesitaba ya que sus gritos pasaron a ser de lujuria descontrolada a gemidos de profundo y puro placer.
Raiban no pudo aguantar mucho en esta posición, por lo que tuvo que ser sustituido uno a uno por los caballeros que se encontraban presentes, también participaron dos “Testigos de no se que” jóvenes altos y rubios que no se quien les había abierto la puerta, lo cual tampoco satisfizo completamente a la chica por lo que fue necesaria también la participación de las señoritas presentes y del instrumental de látex que portaban.
Hasta que en esta posición y después de un buen rato, entre todos conseguimos que Agata quedase completamente satisfecha y exhausta, haciendo un movimiento para que dejásemos de penetrarla y poniéndose boca arriba en el suelo muerta de cansancio.
Las chicas se apresuraron a atenderla, acariciándola y lamiendo sus piernas y su sexo suavemente, para relajarla.
Raiban y yo nos colocamos cada uno a un lado de la chica y comenzamos a hacernos una paja, para terminar de descargar la tensión acumulada.
Lo que animo al resto de caballeros a hacer lo mismo y así fuimos descargando uno a uno en la cara, en la boca, en los pechos de esa excepcional hembra.
Yo no se como había durado hasta entonces, (bueno si, me tome muy en serio las amenazas de Agata), el caso es que estaba tan excitado que descargue tres veces.
Al final, Agata se cabreo muchísimo conmigo porque la había jodido el ordenador y me obligó a acudir durante unos meses a atender citas que me conseguía con “altas ejecutivas” y damas de alta posición, normalmente en discretos hoteles de lujo, por lo visto era la forma de corresponderlas para saldar compromisos que tenia con ellas.
Así hasta que Agata consideró que ya había saldado la deuda con ella.
Lo que ocurrió en esa mi primera experiencia sexual fue un juego de niños comparado con mis experiencias con estas perras, viciosas.
Esas si que sobrepasan todos los límites de la perversión y de la imaginación, pero esa es otra historia, que ya contare otro día.
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