Arrepentirse demasiado tarde

Hoy no es el dia que he querido que fuera, me he levantado con el cielo gris y una tristeza me presiona el pecho y mis recuerdos no se desvanecen, son el ancla de mis penas de Marzo.

Estoy escribiendo esto bebiendo cerveza, estoy amargado no veo luz solo dolor.

Si pudiese tener el conocimiento de ahora y dármelo en ese instante lo haría sin pensar, porque nuestras acciones tienen consecuencias porque el mundo es un pañuelo y todo el mundo se conoce.

Hace 1año y medio empecé a practicar boxeo e hice algo de lo que me arrepiento, excedí los límites del respeto con una chica que practicaba allí y todo por mi deseo sexual.

Me ha venido a la mente recuerdos en los que me engaño y no soy capaz de perdonarme porque una mirada de lástima para mi es una mirada de pena, de valer poco y de ser débil.

Por esta fecha, un poco más adelante sobre marzo tuve un problema en un pub con una chica que entrenaba conmigo, si hubiera sido más maduro seguramente no habría vivido esto, que me atormenta hoy y así con más personas. Leí una frase por ahí que dice lo siguiente" Si quieres ser un buen escritor tienes que equivocarte muchas veces y pasar por dolor"

Me dio tal puñetazo en el estómago, que mi vaga ilusión de acostarme con ella se convierte en cargo de conciencia y reflexioné sobre lo que hice.

Me utilizó como una marioneta, iluso de mi que solo era un títere de mis deseos sexuales y de mi descontrol que causó mi difamación.

Me da vergüenza ir a un sitio y que me echen miraditas de pena o de "pobrecillo que pena de chaval", es el mayor insulto que uno puede tener.

Ayer fui a casa de una amiga y de casualidad me encontré con uno con los que entrenaba, los dos nos dimos cuenta de quienes éramos cada uno e hicimos la vista gorda yendo cada uno por un lugar.

Al llegar a casa de mi amiga, no pude evitar recordar mi relación en ese grupo y todo el daño que me causo mi fanatismo a la seducción, todo vino a raíz de eso.

Me obsesioné de tal manera con la seducción que los recuerdos dulces se transformar en amargos. Hoy hablé con uno de mis "entrenadores" estuve practicando con el en otro lugar y ahora va a ir a donde empezó uno de mis caminos del no retorno.

Los del club les comentarán todo lo que hice y yo, esclavo de mis impulsos tras haber pedido perdón la vergüenza que llevo en mi nombre, por mi cobardía al juicio y las miradas de los demás, es un lugar prohibido para mí en el que sudé y caí una y otra vez.

La culpa de mis actos no se la echo a la chica, sino a mi mismo por mi falta de experiencia sobre las relaciones con las mujeres, si no hubiese sido tan inocente en aquel entonces seguramente podría entrenar allí y otra situación sería.

La indiferencia y la pena ante mi persona son las monedas que más duelen de pagar.