el espejo
ESTE RELATO NO LO ESCRIBI YO .. PERO ME GUSTA PORQUE ME LO DEDICARON A MI ESPERO OS GUSTE BESITOS
En aquella habitación había dos personas, él en la penumbra sentado en un pequeño sillón bajo, con su mirada fija y penetrante, como la de un felino que acecha desde su escondite, sin perder la visión de su presa y excitado ante la posibilidad de la caza; ella frente a un espejo, mirándose, acariciando su imagen casi desnuda, reflejada en la superficie de cristal, como si sintiese un placer especial al hacerlo, y a la vez bailando con un giro lento de caderas haciendo que sus nalgas enfundadas en una minúscula tanga blanca oscilasen también hacia arriba y hacia abajo.
Ella se sabia observada desde la oscuridad de su habitación, se sabia codiciada, objeto de deseo y eso hizo que sus movimientos fuesen cada vez más provocativos.
El la miraba sin perder detalle de todos y cada unos de sus movimientos, olfateaba el aire para no perder la intensidad de su aroma e imaginaba el tacto y el sabor de su piel.
Sintiendo que su mente y su cuerpo no eran ya de su dominio, él se levanto de aquel sillón, con un movimiento lento, para no alterar la danza de su presa y sigilosamente se fue acercando poco a poco, a cuatro patas, como el depredador que era.
Mientras se acercaba, ella vio su una forma en el espejo. Una forma humana, pero sabia que era solo apariencia debajo de aquella forma que se escondía una bestia salvaje, cuyos ojos se clavaban en ella. Eran dos volcanes que delataban sus intenciones de furia. Al verlos una súbita fuente de calor creció desde su vientre.
Se habían visto, ya no había escapatoria. Alargando su brazo y con su mano abierta intento tocar su precioso culito pero ella lo retiro de improviso haciendo que su oponente se retorciese de excitación, entonces de repente sin más aviso que un sonido gutural y salvaje él se abalanzó sobre ella, abrazándola por su cintura y atrayéndola hacia si.
Ella no se resistió, cerro los ojos y gimió.
Su boca mordió sus suaves nalgas mientras sus manos bajaban atropelladamente el tanga que ella vestía. mientras lo hacia la yema de sus dedos rozaban en el descenso su piel. Ella se estremeció al entrelazar las sensaciones de su boca húmeda, que mordía y lamía su culo, y de sus dedos que rozaban su piel sin parar.
Inclinándose hacia delante y subiendo un poco sus nalgas le ofreció un mundo abierto que él sin dudarlo no desaprovechó, metiendo su lengua en aquel sexo húmedo y caliente mientras su manos la agarraban con fuerza.
Su lengua recorría toda aquella cavidad empapando su ano y jugando con el para luego bajar lentamente por su rajita, tropezando por último con su clítoris que se abultaba a su contacto.
“Yai” le dijo él “quiero follarte, quiero follarte mucho, sin parar, quiero que te mires en el espejo para que veas como te follo, para que veas tu cara de putita viciosa. Sin decir más agarro su polla y empujando muy fuerte se la metió sin piedad.
Yai chilló de placer al sentir aquella arremetida, no había visto su miembro pero lo noto caliente y duro como un hierro al rojo. Su sexo se empapó, empezó a gemir y a salivar. Se sentía muy viciosa mirándose al espejo veía sus labios carnosos rojos como rubíes y sacaba la lengua imaginando que dentro de un momento tendría una polla enorme dentro de su boca y eso hacia que se sintiese muy puta, mientras, el se movía cada vez más deprisa y miraba la cara de Yai en el espejo.
El aceleraba el ritmo de sus acometidas y empujaba con fuerza para meterla lo más profundo que pudiese y así dar con su pelvis en sus nalgas. Ver aquella vibración le hacía perder el juicio. Se chupó un dedo mientras la miraba a los ojos y presiono un poco en su culito mientras ella sonrió de placer.
“Déjame ponerme en cima tuya” le pidió Yai”quiero mirarme al espejo y ver mi coño abierto mientras me la meto toda”.
El se tendió y ella se puso de espaldas a él, frente al espejo y de cuclillas. Sostuvo su verga mojada y dura con una mano mientras con la otra abría su coñito, y empezó a metersela lentamente sin parar mientras se miraba al espejo.
“Me encantaaaaa” decía ella, mientras se movia viendo como su coño engullía aquella polla “me siento muy puta, muy zorra”.
Poniendo una mano en el suelo y otra en su vientre para acariciarse, empezó a moverse lentamente, levantando su culo y bajándolo poco a poco, para que el lo viese, sabía que eso a él le volvía loco, y así lo demostró jadeando como un perro.
De pronto ella empezó a moverse más deprisa y su mano bajo a su rajita tocándose y gimiendo frenéticamente hasta que con un estertor empezó a correrse a la vez que chillaba. Una, otra, otra, otra ........
Mientras se corría podía ver el gesto contraído de su cara y el brillo de su flujo empapando los dos sexos.
Cuando hubo terminado se acordó de lo que antes había imaginado, su rostro reflejado en el espejo mientras lamía y chupaba aquella polla y sin pensarlo se levanto, pidiéndole a el que se levantase y se pusiese delante del espejo de tal forma que ella pudiese verse.
Sosteniendo con una mano su verga y con la otra su testículos, abrió la boca y se paro, mirándose al espejo para ver como quedaba, fue un acto de coquetería y de maldad. De coquetería porque se sentía bella de maldad porque notaba el frenesí de su compañero.
Entonces saco la lengua y rozo la punta de su glande con ella mirándose otra vez, y viendo como su compañero se derretía, hasta que de repente se la metió en la boca entera mirándose empezó a chupar lamer y succionar sin parar, despacio y después deprisa, parando mirándose y vuelta a empezar.
Cuando el cuerpo de él empezó a temblar paró un momento y le dijo mirándole a los ojos a través del espejo “quiero que me llenes la boca de leche hasta que se derrame por mis labios” y sin decir más agarró su polla con fuerza y empezó a masturbarle mientras lamía su capullo sin cesar, abriendo la boca para que cuando su lefa la inundase, ella pudiera verla mejor.
El inspiró con fuerza y contrayendo los músculos de su abdomen descargó en su boca una caliente e incesante cantidad de semen mientras rugía al ver como se derramaba por sus labios y como perlas iban a caer en su pecho.
Cuando hubo terminado ella seguía mirándose ala espejo, chupando los últimos restos de su leche mientras se acariciaba. Se sonreía, divertida de sentirse tan viciosa, al ver su cara, su boca y su cuerpo manchados de leche, era le prueba irrefutable de lo que habia hecho.
Al final pensó soy como una flor carnívora, atraigo a mis presas haciéndoles creer que yo soy su alimento, pero al final ellos son míos.
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