El juego de los buchitos

Hola, soy Nerea (29 años), soy secretaria, vivo en Madrid, y de siempre me ha fascinado el mundo de las putas, y el que los chicos seáis tan puteros. Una de mis fantasías recurrentes es irme a trabajar de puta a un piso durante un día, y ver lo que puedo aguantar. Hace poco mi amigo Fernando me habló de Spalumi y… no podía creer lo que veía. Me metí en la cama con el ordenador y me dieron las cuatro de la mañana leyendo vuestros comentarios y críticas de lumis. ¡Me excité tanto que tuve que hacerme una pajita para poder dormir, jeje!
Hoy, con más tranquilidad, he vuelto a entrar en la página, y me he fijado en que se pueden subir relatos. He decidido subir este mío, por medio de Fernando. Está basado en una experiencia con mis dos mejores amigas, a ver si a vosotros también se os sube alguna cosa, jeje.
Mis amigas son Lola y Noemí, las dos madrileñas, como yo, y de la misma edad. Somos inseparables desde el colegio, y tenemos muchas aventuras juntas. Bueno, y también sabemos pasarlo muy bien nosotras solas si no hay tíos a la vista. Las tres hablamos mucho de cómo tener contentos a nuestros novios, sobre todo para que no se nos vayan de… spalumis, claro. Resulta que a los tres les gusta mucho que les demos una duchita caliente con nuestra agüita amarilla, pero se quejan de que les echamos toda la lluvia de golpe, y no poco a poco, para disfrutarla más. Claro, a nosotras nos cuesta controlarnos porque, una vez que empiezas a hacer pis pues, es muy difícil parar, sobre todo si tienes muchas ganas. Entonces se nos ocurrió hacer una especie de gimnasia para controlar la vejiga, y haciendo pruebas en el chalet de mis padres, que lo usan muy poco y tiene un jardín protegido de miradas indiscretas, con muchas risas y al mismo tiempo poniéndonos un poco cachondas, desarrollamos lo que acabamos llamando “el juego de los buchitos”.
Nos ha costado un par de meses, pero hemos llegado a ser unas expertas controladoras de la lluvia dorada. El “juego” ha sido fantástico para esto, aunque la verdad es que es un poco fuerte, y nos costó un poco empezar. Consiste en que una de nosotras, digamos Lola, le mea en la boca a, por ejemplo, Noemí, pero sólo hasta que la boca se le llena, y no más. Si sigue meando, tiene que pagar prenda. Entonces Noemí me tiene que pasar la meada a mi boca, y yo a la de Lola, la cual se la deja caer entre las tetas. Si a cualquiera que tiene que pasar el buchito se le cae la meada de la boca, o también si se la traga (qué asco), tiene que pagar prenda. La prenda consiste en que la perdedora les tiene que hacer una comida de chocho a las otras dos, o alguna otra cosa que se nos ocurra. Una vez le obligamos a Noemí a cagarse delante de nosotras, pero como Noemí es una estreñida de la ostia casi nos morimos de esperar, mientras ella se ponía morada de melón y cerezas. Lo cierto es que ahora controlamos nuestra vejiga de maravilla, y podemos empezar a hacer pis y parar cuando queramos, o sea que los chavales están encantados. Ya se sabe que hacer ejercicio es bueno para todo, y ese todo incluye el hacer guarraditas con el novio.