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Antiguo 20-03-2010, 17:08
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La Agencia (2ª y última parte)


CAPÍTULO 5: LA “ESCORT”

A lo largo de mi vida he estado con mujeres de pago muy hermosas, pero la que en este momento yace encima de la cama, en esa indolente posición, cual vestal romana iluminada por el cálido resplandor de velas votivas, que le otorgan un aura casi onírico, no es de este mundo; parece emerger de las páginas de un comic erótico.

Aún en escorzo y con los ojos cerrados como se encuentra, puedo ya apreciar su esplendorosa figura: La firmeza de su bonita barbilla y su sensual labio inferior sobresaliendo tras ésta seguido de una estrecha naricita, enmarcando el conjunto al fondo, una cobriza cabellera ondulada parece arder con el parpadeo de luces y sombras proyectado por las llamas laterales; las tentadoras semiesferas de sus pechos y en su cima unos turgentes pezoncitos rosas; un vientre plano, una cintura estrecha y unas caderas abriéndose al encuentro de unos hermosos muslos y pantorrillas y al fin, sus apetecibles pies, de los que ahora puedo ver “in situ” sus arqueados y profundos puentes, y en lo alto, en semicírculo, semejando una corona, las yemas de sus deditos ligeramente separados como desperezándose o quizá saludándome.

Todavía con los ojos cerrados se incorpora sobre los codos… (Ahora puedo ver sus maravillosos pechos describiendo un apenas perceptible movimiento pendular al adecuarse a su nueva posición. Su exuberante pelo en ondas rodea su bella faz y descansa sobre sus redondos hombros)… Y me saluda:

-Hola Jesús; bienvenido –Tiene una bonita voz, vagamente ronca; lo justo para darle un tono sensual sin perder un ápice de su belleza.

-Hola Sara –Digo tragando saliva.

Ahora abre los ojos. ¡Dios, qué preciosidad! Sus ojos verdes brillan virando a tonalidades doradas. Parece una pantera, su mirada es de una lujuria intimidante, pero la amable sonrisa de dientes blanquísimos que la acompaña a continuación, suaviza ésta, ya que hace que las comisuras de sus ojos sonrían a su vez.

En efecto, las fotos no engañaban, pero eran incapaces de reflejar con justicia la verdadera dimensión de criatura tal.

-¡Joder, qué hermosa eres!

-Gracias; Jesús –Dice sonriendo- Anda, deja tu copa ahí, encima del pedestal – Señala con el pie el soporte de su derecha.

-Sí…claro –Inclinándome dejo el cubata junto a la vela, a mi izquierda, y me incorporo mirándola fijamente.

Ven. Acércate –Me aproximo, y voy a tomar asiento a sus pies (tiene las uñas de los deditos pintadas de granate oscuro) cuando añade: –No, quédate de pie al borde de la cama y quítate la camisa, sólo la camisa. Relájate ¿Te gusta la música?

-¡Mozart! ¿Cómo no? –Empiezo a desabotonarme la prenda mientras añado: -Es mi compositor favorito.

-Bien. Me alegro que la reconozcas, también lo es mío. -Cierra los ojos y balancea la cabeza echándola ligeramente hacia atrás durante unos segundos mecida en la bella melodía –Me saco la camisa y la tiro al suelo. Luego abre los ojos y me clava su fogosa mirada.


CAPÍTULO 6: LA EXPERIENCIA

Me sitúo frente a ella como me pide, mis muslos en contacto con el borde de la cama. Entoncesme sonríe y baja la mirada hacia sus pies flexionando y volviendo a estirar los dedos; realizando el ejercicio dos veces más, como si estuviera calentando unos músculos para el entrenamiento. A continuacióneleva el pie izquierdolentamente,siguiéndolo con la vista, hacia el botón del pantalón y utilizando los dedos gordo y segundo lo destraba. Acabada la operación lo lleva hasta mi boca. Lo agarro con las dos manos acariciando la cremosa suavidad de su planta y empeine; engullo con avidez el dedo gordo y lo succiono intensamente para después reclamar también el segundo y tercer dedos (están riquísimos). Mientras me deleito en el apetitoso acto dirige el pie derecho al tiradorde la cremallera de la entrepierna, pinzándola con los dos primeros dedos, igual que antes con el izquierdo cuando se ocupó del botón, empieza a bajarla con morosidad (Joder, qué habilidad). Mientras tanto, sigo lamiendo los deliciosos dedos y exploro las concavidades entre ellos con la punta de la lengua.

Desasiendo el pie de la presa de mis manos, pone rumbo hacia la cintura del pantalón, y replegando los cinco dedos sobre el borde de éste comienza a bajarlo; al mismo tiempo realiza idéntico cometido con el borde del calzoncillo ayudándose del pie derecho, liberando así mi tumescente miembro de su prisión. Una vez deslizadas ambas prendas hasta la altura de las rodillas, estrangula el pene usando una vez más los dos primeros dedos del pie izquierdo y da principio a una masturbación firme y lenta. Lleva el derecho hacia el escroto y juguetea con el empeine por debajo de éste, adelante y atrás, alternando masajes circulares sobre los huevos utilizando los cinco dedos. Observo como los abre y cierra, buscando el máximo contacto (es increíble la destreza de sus pies, diríanse manos). Mi sexo está cada vez más hinchado y ella pone más ímpetu en la perfectamente coordinada maniobra de cada pie.

Jadeo de placer. De repente, entendiendo que si continúa va a conseguir que me corra, desacelera y replegando los pies bajo los muslos me pregunta clavándome la mirada:

-¿Te ha gustado, bebé?

-¡Guau! Mucho, cielo.

-Pues ahora te va a encantar. Acaba de desvestirte.

-Sí…Claro, voy.

Me siento de espaldas a ella al borde de la cama quitándome los zapatos y calcetines y terminando de despojarme del pantalón y los calzoncillos. Estoy a punto de darme la vuelta cuando de repente me sobresalta deslizando una pieza elástica sobre mi cabeza, asegurándose de que quede bien ajustada delante de mis ojos… ¡Un antifaz!

-Ven –Me coge la mano y tira de ella. Me subo a la cama. Empujándome el pecho añade: -Túmbate –Mientras me gira el torso asiéndome del hombro para que mi cabeza descanse sobre la almohada.

Noto cómo se arrodilla alrededor de mis piernas juntas y a continuación un buen chorro de un líquido viscoso deslizándose por el capullo (parece aceite hidratante); llevando las manos al interior de mis muslos me indica con una leve presión que los separe. Ahora se incorpora y se sienta más hacia atrás (roza con sus caderas mis tobillos). Atrapa la polla con la planta de los pies, sobre los que echa más aceite, acomodando los puentes para que lo abracen al máximo. Comienza a pajearme con parsimonia. La presa de sus lubricados puentes subiendo y bajando con su firme y cremosa caricia es extremadamente placentera. Acelera y desacelera el ritmo; a veces sigue con un pie, con la familiar presa de dos dedos, mientras lleva el empeine del otro, también bañado en aceite, por debajo de los huevos, jugueteando con ellos; luego, cambiando de pies, hace lo mismo.

Súbitamente se detiene y lleva ambos a mi boca; introduce los dedos gordos dejando el resto alrededor de mis mejillas, replegándolos alternativamente; haciendo como una ola, en una especie de masajeo facial exquisito. Los chupo con glotonería; me sorprende retirando primero uno y luego el otro buscando colocar la uña en la vertical de los dientes superiores y dándoles golpecitos (me agrada éste detalle tan original).

Excitadísimo, agarro los pies por los empeines y lamo con salvajismo sus puentes, talones y las cuencas interdigitales saboreando el aceite atrapado entre los deditos. Tras unos segundos libera sus pies de mis manos. Noto que se incorpora y anda por el colchón hasta afianzarse alrededor de mi cabeza, encima de la almohada. A los pocos segundos noto en mi boca su caliente chochito; saco la lengua y describo círculos alrededor del clítoris, cambiando el sentido cada pocos segundos, mientras, paso las manos por detrás y por encima de sus muslos agarrándolos con fuerza, atraigo su coñito más hacia mi boca. Introduzco mi lengua bien dura en su vagina varias veces, luego la saco y lamo entera toda la superficie; a continuación haciendo ventosa con los labios succiono su clítoris estirándolo como un chicle hacia mí.

-¡Así Jesús, sigue así! –Pide Sara, jadeante -¡Qué gustoso!

Sigo un minuto y entonces, sin retirar su almejita de mi boca, gira 180 grados, se arrodilla y posa sus cálidos labios en lo alto de mi hinchadísima verga. La engulle con fruición, subiendo y bajando con la lengua muy apretada, describiendo espirales con ésta que me vuelven loco, deja notar en ciertos momentos sus dientecitos, provocándome una sensación ligeramente irritante pero deliciosa. Yo sigo ocupándome de su sonrosada y jugosa cavernita. Ambos soltamos jadeos de placer. Súbitamente, entre espasmos y tremendos gemidos, se derrama en mi boca inundándome de deliciosos elixires. Se retira, se da la vuelta y acostándose encima mío, me quita el antifaz dejándome ver su preciosa cara, me besa profunda y apasionadamente durante unos segundos con su lengua ardorosa, sin cerrar sus hermosos ojos; abandona mis labios y apoya sus manos alrededor de mi cabeza acercándome las tetas a la boca, invitándome a mordisquear sus rosados pezones duros como gomas de borrar, bamboleándolos a los lados, jugando a dejarme atraparlos con los dientes. Vuelve a buscar mi boca y me besa salvajemente.

De repente me enseña en su mano un preservativo ya sin la funda.

-Quiero follarte, bebé –Me dice con su lujuriosa y algo ronca voz que me pone cardiaco.

-Sí, garota, vamos allá –Digo yo – Y retirándose hacia la entrepierna lo coloca en lo alto del enardecido miembro, deslizándolo con la boca y después ayudándose con los dedos los últimos centímetros. Planta su coñito encima y empieza a cabalgarme brutalmente; apoyada en los pies, lleva sus manos hacia las mías que ya se levantan hacia su encuentro para entrelazar nuestros dedos fuertemente ayudando a estabilizarla en su alocado paroxismo, después de un rato, se desenlaza de mis manos y apoyándose sobre las rodillas sigue cabalgándome buscando ahora mi boca y llevando sus manos detrás de mi cuello; yo la abrazo por los hombros. Nos besamos enloquecidamente, sube y baja como poseída sobre mi polla a punto de reventar.

-Para, cielo. -Esto es demasiado.

Me zafo de debajo de ella, la rodeo y levantándola por la cintura le digo:

-Ven aquí, perrita mía.

-Sí bebé. Como quieras. ¿Le vas a dar a tu perrita su merecido? ¿He desobedecido, mi amo?

-Sí. Te has hecho pipí sin pedir permiso.

-No, pero… ¿Quieres?

-No; preciosa –Contesto riendo por el espontáneo y oportuno ofrecimiento –Quizá otro día.

-Vale…

La embisto súbitamente y ahora soy yo el que se la folla. Agarro su cinturita. Miro su redondo y delicioso culo haciendo oleadas a cada empujón de mi cipote enloquecido, próximo a estallar. Sus nalgas se enrojecen con el cacheteo de mis muslos. El sonido producido me pone más cachondo aún y ahora agarro su culo con mis dedos en forma de garra y la doy un poco más lento para evitar irme. Quiero acabar con un misionero, mirando sus bellísimos ojos. Así se lo indico y se da la vuelta, pero levanta las piernas para que al mismo tiempo le chupe los pies. La penetro hondamente, gime de placer; la agarro de los tobillos y lamo todos sus deditos de izquierda a derecha y luego en sentido inverso mientras no dejo de bombear. Ahora abrazo sus pantorrillas apretándolas contra mi pecho y sigo así hasta que me dice bajando las piernas:

-Ven aquí –Y me tumbo encima de ella siguiendo la faena mientras nos besamos. Estoy a punto de correrme, ella lo nota porque me dice:

-En mi boca. Derrámate en mi boca.

Salgo, me levanto y me arrodillo pegado a sus axilas; voy a sacarme el condón, pero ella se adelanta dándole dos certeros tirones con la mano izquierda mientras con la derecha agarra la base del pene y lo engulle al mismo tiempo que juega con los huevos con la otra mano; sigue chupando y masturbando hasta que no puedo más y entre fuertes contracciones y casi aullando de placer me corro en el interior de su boca, no la retira hasta que se asegura que expulso toda mi leche caliente en sucesivos espasmos. Entonces veo aparecer su pie derecho por mi izquierda en dirección a su cara, lo está agarrando con la mano por el tobillo para acercarlo a la boca, cuando lo tiene encima levanta un poco la cabeza y a continuación abre la boca bañando los deditos de semen. Me agacho y la beso lamiéndonos las lenguas entre los intersticios de los dedos saboreando al mismo tiempo su saliva y mi caliente esperma.

Caigo rendido a su lado; jadeando.

-¿Lo has pasado bien, bebé? –Me pregunta besándome y devolviéndome algo más de mi esencia.
Sólo puedo balbucir entre espumarajos de leche:
¡¡¡GUUUAAAUUU!!!
FIN
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  #2  
Antiguo 20-03-2010, 21:06
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Re: La Agencia (2ª y última parte)


Muchas gracias, Verdi, por tu relato. He leído seguidas las dos partes. La minuciosidad de tus descripciones consigue introducir por completo al lector en el chalet. Nunca he ido a una casa de lujo pero, a partir de hoy, no serán algo tan extraño para mí. En cuanto a las descripciones de las fotos y, luego, de la chica en persona son perfectas. La "experiencia", en sí misma, me ha hecho pensar que el protagonista estaba en manos (y pies) de una especie de diosa de la lujuria que se había convertido en mortal por unas horas. Máxima sensualidad sin perder la elegancia.
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  #3  
Antiguo 20-03-2010, 22:00
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Re: La Agencia (2ª y última parte)


Cita:
Iniciado por PACUMBRAL Ver Mensaje
Muchas gracias, Verdi, por tu relato. He leído seguidas las dos partes. La minuciosidad de tus descripciones consigue introducir por completo al lector en el chalet. Nunca he ido a una casa de lujo pero, a partir de hoy, no serán algo tan extraño para mí. En cuanto a las descripciones de las fotos y, luego, de la chica en persona son perfectas. La "experiencia", en sí misma, me ha hecho pensar que el protagonista estaba en manos (y pies) de una especie de diosa de la lujuria que se había convertido en mortal por unas horas. Máxima sensualidad sin perder la elegancia.
Muchísimas gracias como siempre, Pacumbral. Valoro mucho tus comentarios.
Que conste que yo tampoco he estado en una casa de lujo (mi nivel adquisitivo no me lo permite). Es una fantasía que, con dinero, a muchos nos gustaría vivir.

En cuanto a las minuciosas descripciones que comentas, todo es echarle imaginación y mucho trabajo de reescritura hasta que consigo transmitir concisamente las imágenes que mi cabeza crea.

Los tres capítulos finales son los que más reelaboré (párrafos y frases) hasta que conseguí, tanto la descripción de un ambiente acogedor y especial, muy importante para mí, como situar al lector, con precisión e interés, en la visión del protagonista; por eso, hasta ahora, todos mis relatos están contados en primera persona.

Me alegro que te guste. GRACIAS OTRA VEZ, SALUDOS:thumbup:
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  #4  
Antiguo 21-03-2010, 12:13
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Re: La Agencia (2ª y última parte)


Cita:
Iniciado por VERDI Ver Mensaje
(...)Que conste que yo tampoco he estado en una casa de lujo (...)
(...)En cuanto a las minuciosas descripciones que comentas, todo es echarle imaginación y mucho trabajo de reescritura hasta que consigo transmitir concisamente las imágenes que mi cabeza crea.(...)
Pues, siendo así, mayor es el mérito. Aquí podemos decir que no siempre la realidad supera a la ficción.
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