La Dama del Parque


Bajé del coche y caminé en dirección al Parque, en él hemos quedado algunas veces, nos viene bien, está en Centro de la ciudad y tiene a menudo ese toque de intimidad que los enamorados buscan. Teniamos escasa media hora para contarnos todo lo que nos había pasado en los últimos 15 días que no nos habíamos visto. Mentalmente y para aprovechar el tiempo yo llevaba perfectamente estructurado todo aquello que quería decir como si fuese a hacer oposiciones. Llamo impaciente y su voz contesta - ya he aparcado voy en 2 minutos- Me levanto y voy a su encuentro, de lejos la veo, con su pelo rubio, bajar calle abajo. Se le dibuja una sonrisa al verme, me paro y la veo realmente preciosa. Viste pantalón negro con tacones, blusa muy escotada plateada y chaqueta negra.



Nos saludamos con beso y nos dirigimos al parque, una vez allí no hubo suerte y la ansiada intimidad no se pudo conseguir. Tras unos minutos de no saber que hacer La Dama del parque me dice - vamos al coche- Literalmente corremos pues tan solo nos quedan 20 minutos. Una vez llegados ya no hay tiempo, apenas confidencias, no hubo caricias, apenas se rozaron nuestros labios. Hacemos planes de manera rápida para otro encuentro mas sosegado y nos despedimos, me quedé fatal, sin saber que decir, ella se dió perfectamente cuenta de mi perplejidad y a los pocos minutos llamó por télefono,- ¿estas bien?- Si, lo estoy, solo hubiera querido decirte que te quiero. Lo sé, dijo ella cuídate Cesar, pero ¿no será tu amor un espejismo? Quizá lo sea mi Dama del Parque ¡Averiguemoslo!, tengamos el valor suficiente al menos para vivirlo a nuestro peculiar modo. Que nuestras vidas se entrelacen de vez en cuando de forma sincera. Así al menos de momento podré seguir vivo.

Y es que las cosas no siempre salen como queremos.

Cuídate Dama del Parque. Con cariño Cesar B. (2007 a finales octubre)