La primera vez

Habitualmente solía ir a recoger a mi madre al trabajo. Volvía de la universidad y pasaba a por ella. Cada vez que subía a su oficina veía a una compañera suya de unos 40 años.

Siempre vestía de forma súper sexy. Un verdadero bomboncito. Yo siempre me quedaba embobado mirándola y ella lo sabía, claro que lo sabía. Me conocía desde pequeño y solía decir que como había cambiado, que me había hecho un hombretón. Yo me ponía colorado, no sabía dónde meterme.

Un día fui a llevar unos partes de baja y allí estaba ella, como siempre, impresionante. Cada vez que la veía tenía una sensación rara, entre excitación y miedo. La veía como un ser inalcanzable, sin atreverme a mirarla cara a cara. Y ella no hacía más que picarme y decirme que estuviera tranquilo que no se comía a nadie.

Me invitó a una Coca-Cola y mientras la tomábamos me empezó a acribillar a preguntas: tienes novia? Tendrás muchas amigas? Que haces los fines de semana? De sobra lo sabía, mi madre la contaba todo. Yo entre balbuceos contestaba lo primero que se me ocurría, pues mi cerebro no estaba para pensar demasiado.

Luego me dijo que si la podía acompañar a su casa a llevar unas cajas que pesaban mucho. Me entró un estremecimiento en el cuerpo que me moría. En mi afán por ayudarla accedí. Ya en el coche no paraba de mirarla, con su minifalda de cuero y sus botas altas de tacón. Mientras ella conducía no hacía más que recorrer su cuerpo de arriba abajo. Ya no sabía cómo esconder la erección que tenía, que tenía desde que la vi esa tarde.

Llegamos a su casa, subimos las cajas y cuando me disponía a marcharme me dijo que pasara al baño a lavarme. Yo pensaba, cuando me va a dejar irme a casa para hacerme un buen pajón, recordando todo esto. Qué buena está, pero que pesadita se pone.

Cuando estaba en el baño pasó a darme una toalla y fue entonces cuando empecé a mosquearme, empezó a tocarme el pelo como queriendo peinarme, pero esta tía que quiere? Yo pardillo de mi no me enteraba de nada y cuanto más nervioso me ponía más me tocaba el pelo. Primero el pelo y luego el cuello. Yo seguía sin saber de qué iba todo esto.

Empezó a tener la respiración entrecortada, se acercaba cada vez más a mí y bajaba las manos por mi espalda. En este momento yo ya pensé que esta tía quería algo, pero no podía ni moverme. Solo me dejaba hacer y tocar. La veía reflejada en el espejo y no sabía dónde meterme ni que hacer.

Había imaginado miles de veces situaciones similares pero mi cuerpo no respondía, no podía moverme, estaba acojonado y excitado a partes iguales. Sus manos empezaron a bajar por mi espalda hasta llegar al culo. Yo notaba manos por todas partes. Pensaba que ya había llegado el momento y me acojonaba más todavía.

Me quitó la camiseta y pasó a tocarme el pecho, los pezones, me daba besos por todo el pecho. Yo seguía sin poder moverme.
Entonces me dejó la toalla, me dijo que me duchara y se fue del baño.

Me quedé alucinado, sin poder creerme lo que me acababa de pasar. Para mí fue una experiencia alucinante, súper excitante y que todavía no acababa de asimilar. Muy obediente me duché…..


Saludos

las primeras veces en cualquier descubrimiento són mágicas..:offtheair:
muy chulo tu relato..

La primera vez muchas veces no es tan maravillosa como muchos nos quieren hacer creer.
En mi primera experiencia, estaba tan excitado y nervioso que me corri en el pantalon, pero como uno era joven y fuerte, pude hacerlo, y no sabia donde tocar y como, si hacia daño o no, etc.

joder que intriga, macho queremos la parte II con pelos y señales¡¡¡¡

y una foto de la susodicha...

Parte II, Parte II

Esperando a que salgas de la ducha...;)

Estoy secándome.

Saludos

Al meterme a la ducha ella entró en el baño y me vio quitándome la ropa. Yo me puse colorado e intenté taparme con la toalla, ella se reía. No te de vergüenza, yo tengo un hijo de tu misma edad y le he visto miles de veces desnudo. No me preocupaba que me viera desnudo lo que me daba miedo es que viera la erección que tenía. Pero como por arte de magia se había bajado. Menuda porquería de instrumento tenía. Un pedazo de mujer y a mí se me desinfla.

Mientras me duchaba no dejaba de pensar en lo buena que estaba, la de veces que había pensado en una situación como esta, lo que haría, que la diría. Y otra vez estaba empalmado. Terminé de ducharme, me vestí y cuando salí del baño la encontré detrás de la puerta esperando a que saliera. Me dio un par de besos y me dijo que pasara al salón, que había preparado unos aperitivos.

Que quieres de beber? Una Coca Cola dije. Sola? No la prefieres con Whisky? Estaba tan nervioso que dije que sí. Habrá que animarse un poco. Una parte de mí, la del colegio de curas, quería irse corriendo. Pero mi parte rebelde y aún sin estrenar quería quedarse y ver como acababa esto.

Evidentemente ganó mi parte rebelde. Nos sentamos en el sofá juntos y volvió a machacarme a preguntas, como en la oficina, pero esta vez no paraba de mirarme de arriba abajo. De acariciarme el pelo como quien no quiere la cosa. (Que le pasa a esta tía con mi pelo)

Me tocaba la pierna al tiempo que me contaba el tiempo que hacía que conocía a mi madre. Yo pasaba de la erección más dura que jamás había tenido al bajón más grande cada vez que mencionaba a mi madre. Se lo tenía que estar pasando de muerte, un jovencito sin nada de experiencia y ella manejándome a su antojo como a una marioneta.

Parecía que disfrutaba poniéndome cardiaco, para al instante siguiente hacer algo que me hiciera bajar las pulsaciones. Era como en una montaña rusa. A todo esto yo no sabía dónde dirigir la mirada. En una ocasión me pilló mirando sus piernas y sus botas. Te gustan mis piernas? me cogió la mano y la llevó a sus piernas. Y empezó a deslizarla por ellas, llegando a las botas de cuero. Te gustan más ahora. Claro que si, eran súper suaves.

También eran muy suaves las piernas. En ese momento quise llevar la iniciativa y dejé a mi mano explorar un poco por su cuenta y fui subiéndola hasta llegar a la minifalda de cuero, paré un poco y ahí fue cuando cometí mi primer error. Quise seguir por debajo de la minifalda y en cuanto toqué el primer milímetro de piel desnuda sentí un fuerte tortazo. ¡¡¡ Que haces, que te has pensado, que tipo de mujer crees que soy !!!

De inmediato, me levanté y la pedí perdón, dirigiéndome hacia la puerta para mancharme. Estaba acojonado y cabreado a partes iguales. Yo que me veía dándome el lote con ella… pero ya estaba llegando al ascensor. Salió detrás de mí y me dijo que la perdonara, que volviera a entrar. Me dijo que no pasaba nada, que no se esperaba que yo fuera a reaccionar así, que fue un acto instintivo.

Yo empecé a pensar que era una calentona y que solo quería reírse de mí. Llevas media tarde tocándome, sobándome el pelo, y poniéndome cardiaco. Mi corazón en ese momento estaba a mil. No sé de donde me salió esa mala hostia, pero se lo dije. Se lo dije más o menos así. Y casi me sacude otra vez. Pero sonrió y pasando su mano por mi cara me dio un beso en la mejilla, rozó mis labios con sus dedos y me sujetó la cabeza, dándome un beso en la boca...

estas duchandote otra vez?

espabila secate y sige contando

Tranqui, que tengo visita. La estoy cocinando

Saludos

Por fin había sucedido lo que tanto tiempo llevaba esperando. Lo había imaginado con alguna amiga o compañera de la universidad. Pero nunca habría pensado que fuera con una mujer de 40 años. Al principio al besarme en la mejilla pensé que se había chafado la ocasión, otra vez. Pero al darme ese beso en la boca me estremecí de tal forma que me quedé petrificado. Habría que ver la cara de tonto que se me pondría. Se abrió ante mí un nuevo mundo de sensaciones.

Fue un beso húmedo, muy húmedo y prolongado. Pensé que me ahogaba. Me metió la lengua hasta el fondo. No sé el tiempo que duró, pero me pareció una agradable eternidad. Cuando terminó de besarme, se levantó del sofá. Te ha gustado? Me cogió de las manos y me levantó del sillón. No dije nada porque estaba claro que si me había gustado. Entonces fui yo el que fui a darle un beso, pero no sé si por mi torpeza o por qué, pero retiró la cara y me dejó todo cortado, diciéndome que me tranquilizara. Estaba claro que ella era la que marcaba la pauta.

Me cogió de la mano y me llevó a su habitación, empujándome hasta la cama, no me molaba nada la situación, pero cualquiera se jugaba otro tortazo. Y por otra parte no quería hacer nada que pusiera en peligro el tan ansiado y perseguido final. Me tumbé en la cama dispuesto a lo que fuera. Estaba inmóvil, mientras, ella se sentaba junto a mí, acercándose poco a poco de forma sensual. Empezó a acariciarme y a olerme el pelo. Si, luego me confesaría que le atraía bastante mi pelo.

Poco a poco recorrió todo mi cuerpo con sus manos, no dejó sin tocar un solo centímetro de mi cuerpo. Levántate, no tienes calor con tanta ropa? Déjame que yo te ayudo. Fue quitándome la ropa como si fuera su hijo, pero una vez admitido que mandaba ella, yo me dejaba hacer. Poco a poco me fue despojando de toda la ropa, con delicadeza, sin prisa, fijándose en lo nervioso que estaba. Ella seguía vestida, con una minifalda de cuero una blusa y sus botas de tacón.

Estaba solo con los calzoncillos y me dijo que me sentara en la cama. Se quedó delante de mí contorneándose, exhibiéndose. Levantó su pierna y puso su bota sobre mis piernas. Empecé a acariciarla y a besarla, me excitaba el olor de la piel. No me atreví a subir mas allá de las medias por lo que pudiera pasar. De un empujón me tumbó sobre la cama sentándose encima de mí. Volvió a besarme, pero esta vez, pequeños piquitos. Me daba uno y enseguida apartaba la boca, yo intentaba buscar su boca pero ella no me dejaba besarla.

Te esperabas así tu primera vez. Pero que pasa que lo llevo escrito en la cara, pensé. Estaba claro que no era como me lo había imaginado. Pero la verdad es que mejoraba con mucho mis expectativas, como se suele decir. Yo simplemente estaba alucinado pero cauteloso. Esta tía era capaz de dejarme con la miel en los labios y decirme que me fuera.

-No me lo esperaba así, dije, pero si me había imaginado muchas veces haciéndolo contigo.
-Ya lo sé, solo había que verte la cara de tonto que se te ponía al verme.
-Te has masturbado muchas veces pensando en mí?
-Yo? No que va. (menudos pajones me hacía)

Otra vez estaba empalmado y claro se dio cuenta y empezó a mover su trasero encima de mí. Pensé que se iba a terminar todo, como me corra, estoy jodido. Ella se notaba que estaba disfrutando, se movía cada vez más deprisa, agarrándome las manos cada vez con más fuerza, cerrando los ojos. Me estaba destrozando, yo no sabía qué hacer para no correrme. Me excitaba mucho tenerla encima mía, levemente despeinada, sentía su sexo húmedo encima de mí, sus botas rozándome las piernas, sus medias acariciando mis muslos.

Después de casi diez minutos así, soltó un pequeño gemido y paró de moverse tumbándose encima de mí, abrazándome y dándome otro beso. Esta vez más largo. Estaba empapada de sudor, todavía estaba vestida. Veía bajo su blusa los pezones erguidos. Se tumbó a mi lado y aproveché para tocarme el calzoncillo, estaba empapado. No sé cómo pero me vio hacerlo. Entonces se reclinó sobre mí y tocándome el calzoncillo, dijo:

-Ya te has corrido?

Yo sí, pero puedo más, ¿ y tú? ;)

Que cosas mas bonitas me dices. La IV parte se está cocinando.
Ya le queda poco.

Gracias

Mejor así, a fuego muy lento...

- No, he sido yo.

Ya sabía que había sido ella. Yo estuve a punto pero no sé cómo aguanté. En ese momento que ella estaba con la guardia baja aproveché para tomar la iniciativa. Acaricié su pelo y al ver que no me daba otra torta seguí tocando su cara, como si la fuera dibujando sus cejas, los ojos, nariz. Cuando llegué a los labios los fui acariciando poco a poco. A ella parecía que le gustaba o por lo menos que no le disgustaba. Ya empezaba a tener la respiración más pausada. Sacó la lengua y me chupó el dedo. Fue una sensación muy erótica para mí. Nunca había hecho nada con una mujer, pero esto me excitaba mucho, bueno, mucho más.

Después, ya con más confianza la empecé a dar besos por toda la cara, al principio por la frente, los ojos, el cuello hasta que armado de valor le di un beso en la boca. Todavía recuerdo lo acojonado que estaba. Pero no salió del todo mal, pues no se quitó ni nada parecido. Fui poco a poco recorriendo con las manos, su cuello, los brazos… Pero me pareció mejor dar un masaje por la espalda bajando hasta la cintura. Cuando llegué al culo debió cansarse, pues se sentó en la cama y me dijo:

Ahora me toca a mí. Tumbándome en la cama boca abajo y dándome un masaje, o lo que fuera con su cuerpo. Noté un líquido frio sobre mi espalda y acto seguido sus tetas, ¡¡pero cuando se ha quitado la blusa!! por el culo, por la cabeza…por todos lados. Yo estaba a punto de caramelo. Cuando de pronto me vine abajo al notar el líquido frio en mi culo, no en los glúteos, en mi culo. La dí un voto de confianza y aguanté el tirón. Fue masajeando poco a poco los glúteos y acercándose peligrosamente a mi orificio virgen.

Suavemente me acariciaba y cada poco tiempo hacía un reconocimiento rápido a mi esfínter, observando mi reacción. Siempre en casa cuando no te gustaba algo te decían: como sabes que no te gusta si no lo has probado? Bueno, pues como me excitaba mucho que ella me hiciera cualquier cosa, me dejé hacer. Ya sin cortarse ni un pelo me tocaba directamente y poco a poco metió la puntita del dedo. La sensación rara rara, pero no me disgustaba. Pero de pronto paró, yo creo que no la motivaba mi cooperación. Ya seguiremos practicando, dijo.

Otra vez me dio la vuelta en la cama y por fin se fijó en mi pequeñín, bueno, en ese momento no tan pequeño. Y volvió a poner el aceite ese tan frio. Llegados a este momento yo pensaba que mal se tenía que dar para que no me la follara, bueno, mejor dicho ella a mí. Pero tampoco lo tenía seguro. Que frio está el aceite Johnson ese, pero que gustazo, cuando me tocaba, bajando el prepucio, que suave, subiéndolo. Por los huevos. La gustaba apretarlos bien. En eso no tenía ningún problema, habían sido sometidos a tratos mucho más duros en la soledad de mi habitación.

Pero empecé a quejarme, como si me doliera para que no parara. Ya me conocía el juego. Hasta que ya por fin me empezó a dar pequeños mordiscos en los huevos, subiendo hasta llegar al glande, donde paró y fue dando pequeños chupetones. Qué maravilla me había perdido. No sé como aguantaba pero no me corría, yo creo que era el miedo al fracaso. Pero ahí estaba aguantando como un jabato. Al empezar a metérsela en la boca, me entró un escalofrío por todo el cuerpo que me moría y solté un pequeño gemido se satisfacción, gusto, placer, yo que sé.

Todo lo hacía con gran dedicación, sin prisa, pero de pronto empezó a chuparla como si se fuera a acabar el Mundo. Parecía que le había entrado la prisa, se la metía entera en la boca, yo alucinaba, no paraba de moverme por toda la cama NO PODÍA PARAR DE PLACER y ella no se despegaba de mi polla, parecía que me la hubieran clavado a la cama y el clavo fuera ella. Que ansia tenía, no decía nada, no se la sacaba de la boca para nada, con la mano seguía apretando los huevos. De vez en cuando volvía a tocarme el culo. Yo notaba manos por todo mi cuerpo. Parecía que estaba con varias mujeres a la vez. ¿¿¿COMO LO HACE???

Tenía la polla a reventar, el glande me explotaba, los huevos inchados, no podía aguantar más, pero ella seguía y seguía. No me daba cuartel. Seguía con su ejército de manos dándome placer, yo no atinaba a encontrar sus tetas, quería tocárselas, su culo, lo que fuera. Quería sentir el tacto de su piel en mis manos, pero ella se zafaba. No me dejaba.
De pronto paró en seco, se quedó inmóvil y se acercó dándome un beso en la boca. Y después de darme a probar mi semen, me dijo:

- Otra vez avísame. Vamos a la ducha….

¡¡¡Joodeeer, tío!!!

Esta es la fantasía que hemos tenido todos de adolescentes. Yo nunca la viví, pero tú lo cuentas tan bien que me estoy poniendo burro.

Me alegra que te gustara. Yo también me pongo burro cada vez que lo recuerdo.

Pronto la V parte, se está cocinando.

Saludos

Esperandola caliente (por lo de estar cocinándola, digo) e impaciente

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vaya que relato mas rica ufff me puse como un volcan jejeje

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By Adrianita Venezolana

High, qué buen relato!! Yo tampoco he vivido ninguna experiencia así de excitante (sin tener que pagar) Felicidades.

PD: Yo creo que con la típica chica de la universidad guapilla, modosita, dulce, educada, etc., si nos pusiéramos a hacer el amor no tardaría más de 5 minutos en correrme como un colegial.

Es la segunda ducha, la verdad que me hacía falta, bueno, nos hacía falta. Estábamos sudorosos después de tanta acción y fluidos corporales. Volví a sentirme por unos minutos como un niño pequeño, cuando mi madre me bañaba.
Empezó a frotarme con la esponja por la cara, el cuello, la espalda, el pecho, para acto seguido continuar chupándome, comiéndome la boca, el cuello, el pecho. Me pellizcaba los pezones, me los comía. Bajaba poco a poco con la lengua, con sus manos.

Yo continuaba empalmado, no se me bajaba ni de coña. No quería perderse nada de lo que estaba pasando. Yo seguía sin creerme lo que estaba viviendo. Pero ahí estaba yo, en la ducha con un pedazo de mujer, disfrutando como no lo había hecho en mi vida. Y deseoso de fallármela o de lo que fuera que sucediera. Siguió lavándome la polla, se extrañó que siguiera tan dura. La tocaba con gusto, con delicadeza, recreándose en los huevos, no dejaba un centímetro sin palpar.

Luego seguí yo con la limpieza, recorrí su espalda con la esponja, devolviendo las atenciones recibidas. Esparcía el gel con mis manos por su cuerpo, sus pechos, su tripa, su sexo. Era la primera vez que lo tocaba, no sabía qué hacer con él, todas las pelis porno que había visto me pasaban por la cabeza, pero no servía de nada, se notaba mi torpeza y mi inexperiencia. Metí los dedos como si de un buzón de correos se tratara, pero ella se encargó de indicarme donde debía dirigir mis esfuerzos.

Tomó mi mano diciéndome que no metiera los dedos a la primera, que empezara poco a poco tocando los labios y abriéndome paso para llegar al clítoris, ( y eso donde está? Me preguntaba yo) pero ella me guiaba, llevando mi mano con la suya, mostrando los movimientos que debía realizar. Cuando llegamos al clítoris, aluciné observando su estremecimiento, joder como se puso en un momento, ya me quedé solo con mis dedos acariciándolo suavemente, como podía gemir de esa manera.

Otra vez cogió las riendas, se dio la vuelta y empezó a restregar mi polla por su sexo. El agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos, me la cogía y se frotaba con ella. Seguía gimiendo como una loba, no paraba de moverse y yo mientras tanto ocupándome de sus pechos, me comía a ratos sus pezones, cogía aliento, tragaba agua, volvía a sus pechos, apretaba su culo. Demasiados frentes abiertos, pero no quería perderme nada, no sabía si en cualquier momento le daría la pájara y me diría que me marchara para mi casa.

Yo estaba a punto de reventar, tanto frotamiento estaba dando sus resultados y sabía que en cualquier momento me iba a correr, trataba de separarme para relajar un poco el asunto pero ella no me dejaba, no me la soltaba, la quería toda para ella, cada poco tiempo se metía la punta y yo pensaba que ya me corría, pero la sacaba y volvía al clítoris, mi cara debía ser un poema, debió vérmelo en la cara, porque me dijo que no se me ocurriera correrme. Joder, menudo jarro de agua fría. Se me bajó como si la hubiera pinchado.

Ella se quedó parada, como mosqueada, me parecía. Pero me dio un fuerte abrazo diciéndome que no pasaba nada, que eso podía pasar, que llevábamos mucho tiempo de excitación y no sé qué historias más. Yo me quedé con los brazos caídos, sin saber qué hacer, pensando qué coño me estaba contando. Era la primera vez que se me bajaba y estaba ya hablando de gatillazos y polladas. Estaba mosqueado, me separé de ella y salí de la ducha para secarme.

Yo estaba saturado de tanta excitación, recibía demasiados estímulos y tenía que asimilarlos, digerirlos poco a poco. Todo esto era muy fuerte para una primera vez. Ella me notó mosqueado y salió también y me dijo que lo sentía que no había querido hacerme sentir mal. Yo me sentía como un pelele, una marioneta guiada por sus expertos hilos. Entonces la di un fuerte abrazo y un beso. Yo también me sentía mal por haber sido tan borde, tan cortante, salió mi lado Escorpio, ese que no me gusta mostrar, pero que de vez en cuando asoma. Cogí la toalla y la empecé a secar, con cariño y dulzura.

Anda dame algo de beber y tomemos un respiro. Fuimos de nuevo al salón y nos sentamos en el sofá. Puso su mano en mi muslo acercándose y dándome un beso en el cuello. Me empezó a subir un cosquilleo por el estómago y volví a sentir a mi pequeñin.......

Saludos y muchas gracias por leerme y por vuestros comentarios.