Masturbación con final ¿feliz?
Un repentino sofoco se apoderó de su cuerpo. Instintivamente su mano izquierda cayó suavemente sobre su pecho derecho y comenzó a acariciarlo. El dedo índice con movimientos circulares perseguía su pezón erguido y comenzó a pellizcarlo suavemente.
Volvió un tanto en sí. El “tuneo” de sus pechos habían aumentado su autoestima indudablemente y los hombres se fijaban mucho más en ella, pero ahora se preguntaba si el peaje a pagar era compensatorio. Se auto convencía de que así era, pero en momentos como este siempre le venía la cuestión a la mente. Había perdido sensibilidad.
Su mano derecha se deslizó hacia su braguita y se sintió húmeda. Ahora, apretándose aún más el pecho, con más fuerza que nunca, arrastró su tanga hacia un lado y abrió su vulva con dos dedos mientras con un tercero se acaricia lentamente.
No era la primera vez que se excitaba pensando en otra mujer, pero sí con alguien que aún no conocía. Solo el hecho de saber que pronto iba a estar ante ella incomprensiblemente la había puesto en este estado. Estaba un tanto desconcertada.
Se contempló en el espejo que tenía ante sí y aún despertó su deseo mucho más. Fantaseó con el cuerpo de su “amiga” mientras se introducía dos dedos en la vagina que comenzaron un movimiento ritual de vaivén a un ritmo lento y suave.
Pensó que aún con la cantidad de hombres con que había follado o incluso hecho el amor, aquellos momentos íntimos y solitarios eran frecuentes e insustituibles. Imaginó que a su amiga seguramente le pasaría lo mismo y quizás estuviera dispuesta a probar si entre ellas podría haber algo más que amistad… a pesar de la heterosexualidad de las dos.
Su mandíbula superior comenzó a morder su labio inferior y sus ojos empezaron a desorbitarse. Sus movimientos pélvicos subieron de intensidad mientras no ya dos, si no tres, cuatro y hasta los cinco dedos de su mano salían y entraban lo más hondamente posible en su sexo.
Se miró en el espejo nuevamente y de forma borrosa la vio a ella. Dios como la había idolatrado!. ¿Qué aspecto tendría?. Era su modelo a seguir. ¿La gustaré?. Quiero aprender tanto de ella…
Su mano izquierda de pecho en pecho, de pellizco en pellizco, de caricia en caricia, de nalga a nalga, de piel a piel, terminó juntándose con la derecha. Sus mulos se apretaron con todas su fuerzas uno contra otro. Comenzó a voltearse fuera de control encogiendo las piernas y su clítoris alcanzó su punto máximo mientras que sus manos se descontrolaban salvajemente produciendo una excitación máxima que la hizo perder el resto de los sentidos.
No podía creer lo que la estaba pasando. ¿Qué estaba haciendo?. ¿Por qué aquella persona de la que solo conocía por oídas, por su correspondencia y su fama despertaba en ella todo tipo de pasiones incluida la sexual?.
Fóllame, querida, fóllame. Un primer grito ensordecedor que no oyó dio paso a unas fuertes convulsiones mientras que retozaba alocadamente muerta de éxtasis y placer.
Bruscamente abrió los ojos y despertó de ese dulce sueño a la vez que los gemidos iban perdiendo intensidad y una relajación plena se apoderaba de ella. Se ruborizó en cuanto se dio cuenta de lo que había pasado y sen sintió más húmeda que nunca.
No pudo evitar que un repentino sofoco se apoderara de su cuerpo. Instintivamente su mano izquierda cayó suavemente sobre su pecho derecho y comenzó a acariciarlo. El dedo índice con movimientos circulares perseguía su pezón erguido y comenzó a pellizcarlo suavemente…
Horas más tarde una mezcla de vergüenza y excitación la impidieron comportarse normalmente cuando la conoció. La discreción propia de una mujer pudo más que su deseo de contarle lo sucedido y lo que creía sentir por ella aún antes de conocerla…
P.D.: a una amiga
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