Nórdica espectacular, ninfómana... a precio asequible - Página 3 - Foro Spalumi

    
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Nórdica espectacular, ninfómana... a precio asequible


.
NOMBRE: Ioana
LUGAR: En los más insospechados
TARIFA: Desde que sea ella la que te pague... hasta que tengas que hipotecar todo... y te quedes corto
SERVICIOS: Todos y aún cosas que ni se te habían ocurrido
IMPLICACIÓN: 10 veces más de la que pongas tú
VALORACIÓN: Ni un número infinito haría justicia
FORMA DE CONTACTO: mail, Messenger, teléfono (por ese orden)
REPETIRÍA: Siempre, cuando y donde ella me lo pida


Cierto día, recibí un mail. Ponía algo así como “Hola, soy Ioana, si follas la mitad de bien que escribes en el foro Spalumi, sería increíble hacerlo contigo, por favor, añádeme a tu Msg y charlamos”. Evidentemente, lo marqué como Spam y se fue a la basura cibernética al igual que esos de Viagra, free-loquesea, etc.

Al poco, recibí otro parecido pero mucho más extenso. Con ciertos detalles que llamaron mi atención. Y me picó el gusanillo. Y la añadí. Evidentemente no estaba conectada y me olvidé. Cierta noche de insomnio, se me abrió la ventanita. Y allí estaba. Tuvimos una rara conversación. Rozando el porno. Joder. Yo nunca he realizado sexo por teléfono, ni por webcam ni nada de eso pero la ostia, si se parece a esto, me apunto. En mi desconfianza inicial me pasó unas fotos... y la desconfianza aumentó. Fotos de estudio muy profesionales. Pero es que... es que... la tía parecía una modelo de Play Boy, pero de las mejores. Pues nada, un montaje de fotos robadas por Internet. Esas tías... esas tías no existen, coño. Pero bueno, la experiencia no estuvo nada mal. Sabía escribir con un erotismo desconocido para mí. Y me puse burro. Me puse muy muy burro. Aún pensando que era una broma, que podía ser un tío o... vaya Vd. a saber. Pero me llevó al límite. Me pidió el móvil y no me atreví a dárselo. Insistió mucho en quedar. La pregunté precio y demás y no pareció muy preocupada por ese tema, cosa que me sorprendió. Lo que más la interesaba era saber si después publicaría la experiencia en el foro. Me dijo: “quiero tener un hilo propio”, “quiero ser la tía de la que más se escriba, la más popular”, “quiero que todos me quieran follar”, “quiero joder con todos”. Al principio pensé que o bien broma, o bien ambiciosa y/o pesetera –se dice ahora ¿euretera? es que suena mal-, o yo que sé. La dije que yo escribía lo que me daba la gana, como me daba la gana y de quien me daba la gana, que se había equivocada de persona. Pero nada. Me dijo de quedar y si la experiencia era buena, lo contara a mi manera. Fueron... no sé... ¿más de tres horas de chateo?. Al final, burro, burro y con ganas de pajearme al menos, apunté su teléfono y quedé en llamarla.

Con los días, no se me quitaba de la cabeza. Ya le dije que estaba “temporalmente” retirado de lumis. Pero al final, sucumbí y la llamé. Nada. Contestador. Pero para mi asombro, a los 10 minutos recibí una llamada y oí su voz. Un español perfecto... pero no era de aquí. Se notaba. Ya la voz me absorbió. Dulce, sensual, atrevida... y quedamos. Quedamos esa misma tarde en la puerta de los apartamentos de Princesa. Cuando colgué, aún no sabía lo que cobraba. Por Dios!. Me había absorbido de una manera extraordinaria. Desconocida para mí.

Llegué al lugar de reunión muy nervioso. Desconfiando aún. Las fotos sabía que eran falsas. Tan perfecta. Desnuda. No podía ser. En ese momento, sonó mi móvil. Pensé: “ya está, se terminó el misterio, ahora sale mi mujer, la detective privada y el abogado”. Pero no. Volví a escuchar su voz. “Ves un coche en doble fila, negro, con los cristales oscuros...?”. Y yo: “sí, lo veo”. “Sube, por favor”. Mierdaaaaaaaaa. Yo no sabia que hacer. Menudo cochazo. No me preguntéis. Ni P.I. de marca, modelo, solo el color... y una tía... bueno... un cuerpo... joder!!!, de cara era una preciosidad. Y el cuerpo... se intuía como el de las fotos, o al menos eso pensé en ese momento. Llevaba un abrigo de pieles. Y salía de la parte de a tras, buscando... buscándome... ehhhh!!!, soy yo!!!, yo, yo, no mires a otro. Y salí corriendo hacia el coche por si las moscas. “Virtual?”, preguntó. “Ahora no tanto... afortunadamente...”, me atreví a responder entre tartamudeos. Y es que... esta tía... quitaba el hipo... pero... te enfermaba de tartamudeos. “Pasa, por favor, tengo prisa, ha surgido un imprevisto...”. ¡Vaya, si pasé!. Aunque me llevara al infierno. Aunque fuera el mismísimo Diablo, joder, que infierno más bonito. Me apunto.

En la parte delantera, un chofer!!!. Uniformado!!!!-de chofer, claro con gorra y todo-. Y el coche que arranca. Y yo... que no sé donde mirar. Muerto de corte. Entonces ella, llevó la mano hacia la bragueta de mi pantalón... y comenzó a sobarme el paquete. Me miró. Me miró con una cara... no sé... de vicio es poco. Jamás había notada una mirada así. Ella era preciosa, ¿lo he dicho ya?. Con el maquillaje justo, una tía con clase. Con mucha clase. Yo la miraba furtivamente, sonrojado, sin saber que decir. Miré al conductor que parecía ignorar todo cuanto pasaba detrás. Miré por las ventanillas... no sé... todo... menos a ella. Ni la toqué. Entre la confusión, el miedo a tocarla y despertarme de un bonito sueño y se esfumara... no me atreví.

Ella me abrió la bragueta y me sacó la polla. Comenzó a chuparla de una forma... joder, siempre te gusta que te sorprendan, pero así, así jamás me lo habían hecho. Perfecto... y raro... pero perfecto... y raro...

Entonces aprovechando que tenía su cabeza abajo, muy ocupada y laboriosa, la miré más detenidamente. A sus movimientos, se abrió un poco el abrigo... y descubrí que estaba en ropa interior!!!. Sujetador rojo, braguitas rojas, y medias de ligas... rojas. Todo a juego. A mi siempre me gustó más el negro, luego el blanco... pero, nunca olvidaré esa visión. Me paso al rojo, definitivamente... siempre y cuando... dentro esté ese pedazo de cuerpo. Madre mía. Iba a tocarla. Extendí mi mano temblorosa cuando ella decidió dejar de jugar con el pene más erecto que había tenido hasta la fecha. Se abrió el abrigo sin quitárselo. Se sentó de frente a mí, encima mío. Extiró hacia un lado las preciosas bragas y me tomó el ciruelo. Se lo restregó fuertemente contra su sexo. Y comenzó a gemir. Suave, dulce. Y entrecerraba los ojos. Se le desorbitaban. Su humedad pronto invadió mi glande. Humedad o más bien gotera porque... madre mía. Entonces, sacó un preservativo del bolsillo del abrigo e intentó ponérmelo con la boca. Pero no fue bien. Entre los vaivenes del coche, era difícil. Se ayudó finamente de una mano, mientras con la otra no dejaba de tocarse su chocho. Y finalmente, se subió encima con ímpetu dejándose caer con fuerza y sentí como mi pene se introducía en su estrecha vagina. Comenzó a galopar alocadamente. Luego rítmicamente. Hacia arriba y hacia abajo. De izquierda a derecha. De forma circular... yo que sé que combinaciones más agradables pude experimentar. Con una mano o con dos en el techo del vehículo para intentar evitar los inevitables coscorrones que se daba con la cabeza en el techo –acolchado- que de vez en cuando sufría. Yo a mi vez, ante la inmovilidad propia de la postura y el habitáculo, la agarré de los glúteos. Cada mano en uno, y ayudaba a impulsar con más fuerza todos los movimientos rítmicos que ella dirigía magistralmente. En cierto momento, saqué sus pechos de la copa del sostén. Sin desabrocharlo. Duros. Tiesos. Perfectos. En ese momento dudé si eran siliconados. Imposible de saber. Los comencé a chupar. A lamer con fresnesí. Y ella gemía... con grititos ahogados, dulces, suaves. Y se retorcía. Se retorcía de placer. Estuve a punto de correrme varias veces. Pero ella, sabiamente, cambiaba el ritmo. Cambiaba de contoneo. ¿Cómo cojones podía intuir...?. Yo aún con pánico encima, sin asimilar lo que estaba pasando, todo era demasiado rápido, observé como el chofer dejaba de ser un maniquí y realizaba miradas furtivas a través de los retrovisores, tanto el interior como los enormes de los lados del vehículo. También miré por las ventanillas. Aún ahumadas, pensaba que todo el mundo estaba viendo la actividad que desarrollábamos en el interior. Cuando parábamos en semáforos, cuando la gente cruzaba, cuando los coches pitaban... y eso no se muy bien si me excitaba o me inhibía más. Ignoro cuanto tiempo estuvimos así. Pudieron ser horas, muchas horas, o minutos, imposible de saber. Perdí la noción del tiempo totalmente. Y de la conciencia. Todo eran sensaciones. Maravillosas. Lujuriosas. De celo. De animal.

En cierto momento me agarró el pene por la base. Y apretó. Apretó de cierta forma. No noté dolor. Se produjo un aumento de la erección. Noté las contracciones de su vagina. Noté sus músculos vaginales trabajando. Comenzó a agitar su cabeza como una posesa y sus grititos comenzaron a aumentar de tono de vibrato, de volumen... y llegó al orgasmo. Ella soltó la base de mi pene y comenzó a estimular su clítoris a una velocidad endiablada. Se volvió aún más vibrante y sus convulsiones fueron extraordinariamente fuertes. Como si una corriente alterna de millones de watios fueran introducidos en todo su cuerpo. Yo, dejé de contenerme. Había llegado mi momento. Y el orgasmo fue bestial. Y prácticamente sincronizado. Bestial, bestial. El suyo más largo, pero el mío el más largo que me recordaba. Aunque en otros momentos habíamos zozobrado del medio del asiento hacia un lado y otro, en esta ocasión caímos y nos revolcamos por toda la parte trasera del coche. Este, como si quisiera unirse a la fiesta, rugió –o al menos a mi me lo pareció- y la velocidad se incrementó como en los anuncios, de cero a 100 en 3 segundos.

Retozamos durante bastante tiempo y llegaron los besos en la boca que hasta ese momento no se habían producido ya que dado el movimiento impulsado por ella en todo momento hacía impensable semejante quietud. Sus besos. Sus besos. Yo creo que más que besos eran una exploración en busca de si estaba operado de anginas. Y mí estado bucal. Mi paladar... los recovecos de mi lengua... en ella muy lentamente, disminuían sus convulsiones, su estado de posesa, sus calambres, su ojos y su cara desencajada...

El coche se detuvo en ese instante. Sin mediar palabra desde el encuentro a ese momento, me dijo “he quedado con otro forero, ahora. Te tienes que bajar aquí. Lo siento. Págame”. Menuda cada de gilipollas que se me quedó. “¿Cuánto?”, la pregunté casi sin reaccionar. “Ja, ja, ja, tu sabes cuanto han llegado a pagar por un polvo mío?, ja, ja, ja”. Saqué la cartera sin saber que hacer y me di cuenta de que no me había quitado ni la chaqueta, ni el abrigo. “No, dinero, ahora no, en otra ocasión, jajajaja”. “Tienes que escribir esto en el foro, así me pagas. Quiero ser una puta... famosa... jajajaja, no sabes la cantidad de veces que me he masturbado leyendo lo que escribís. Ahora, quiero ser yo la protagonista”. Joder, que iba enserio, ¿Quién coño iba a creer esto?. Además, yo no cuento detalles. “Pero, tienes que hacerlo solo cuando yo te lo diga. si lo haces así, te prometo más encuentros, con menos prisas... y mejores”. La palabra MEJORES se quedó grabada en mi cabeza. El coche arrancó. Y se marchó. Dejándome allí. En mitad del Paseo de la Castellana. Con la cremallera bajada y con un rodal húmedo en torno a la bragueta del pantalón... proveniente de la raja de aquella gotera. Joder y el condón, me dio tiempo a abandonarlo en el coche... de milagro.

Os juro que estuve buscando cámaras ocultas dentro del coche en varias ocasiones... y restregándome los ojos, y acariciando como si fuera la última vez, esperando no despertar..

De verdad... poneros en mi lugar, me he vendido publicando esto, sí. Pero... a una buena causa. Mi causa. Jajajajajajaja. Y... he vuelto a quedar!!!!, en su hotel...

Si me estás leyendo Ioana... vete preparando, que ya he asimilado, que sepas que te voy a sorprender con mi habilidad en juegos eróticos con los hielos, como te prometí por Messenger... además, si luego publico la experiencia como quieres... déjame no quedar como un capullo... déjame demostrarte que yo también puedo ser experto... y tengo cosas que enseñarte...


P.D.: gracias al foro de Spalumi que propició algo así. Joder, yo pensaba que estas cosas solo pasaban en las pelis porno. Parece que la lotería... si toca. Joder, y hasta sin comprar décimos.



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Etiquetas
asequible, espectacular, ninfómana, nórdica, precio


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