“Nunca haré griego… jamás”. Nunca digas nunca jamás.
“Tendría que ser por encima de mi cadáver…”. Hablas de lo que no sabes…
Jamás pedí ni busqué sexo anal. Exclusivamente cuando me lo piden y sé a ciencia cierta que a la chica la gusta de verdad. Para mi no tiene un morbo especial. Tampoco es que me desagrade pero no lo busco, no lo pido…
“Eso duele”. Eso depende, no tiene por qué ser así.
“Eso tan grande tiene que hacer daño”. La experiencia y la delicadeza tienen mas que ver que el tamaño.
“Es una guarrería”. No hay nada sucio en el sexo si es consentido…
Ella es abierta, morbosa y con ganas de experimentar. Supe que solo era cuestión de tiempo. De confianza. Paciencia. Ella es abierta y morbosa…
“Ni a mis novios de años les he dejado”. No tienes que dejarte, tiene que apetecerte.
“Las chicas lo practican solo por agradar a sus parejas”. No tienen la pareja de juego adecuada…
Me lo tomé como un juego. No tenía más interés que el de erradicar sus tabúes y que disfrutara plenamente. No tenía prisa. Me lo tomé como un juego…
“¿Qué te apuestas?”. Lo que quieras contra lo que yo quiera.
“Da igual vas a perder”. ¿Seguro que puedo pedirte lo que yo quiera?.
“Claro, vas a perder”.
Y perdió ella. Yo jamás apuesto para perder. Jamás. Entonces le dije que tendría que pagarme… con griego. Yo jamás pierdo…
“Todo menos eso, ya lo sabes”. Una apuesta es una apuesta.
“Pero eso no vale”. ¿Por qué no?, ya te advertí, cualquier cosa…
Nunca más volvió a apostar nada más conmigo. No forcé, no hubiera dado resultado, pero se lo recordaba a menudo. Logré que lo tuviera en mente y pensara en ello. Nunca más volvió a apostar nada más conmigo...
“¿Qué es esto?”. Un consolador anal.
“¿Cómo?, ¿para qué?”. Primero para que lo pruebes tú solita, para que juegues...
“¿Sola?”. Si, úsalo cuando estés muy excitada, luego te lo traes a nuestros encuentros…
Vi su mirada. Ya estaba preparada. Era cuestión de tiempo. Vi su mirada…
¿Has probado?.
“Si”. ¿Y que tal?.
“Bueno…, raro”. ¿Desagradable?.
“No, no, que va, raro”…
Era cuestión de tiempo. Dejé pasar varios encuentros hasta que llegó el momento adecuado… era cuestión de tiempo…
“¿Qué haces?”. Nada, tú a lo tuyo, relájate.
“¿Pero…”, Déjame hacer a mi… tranquila.
“Hummm…”. Ante cualquier situación desagradable me avisas…
Reconozco que colaboró con una actitud envidiable. Todo fue mucho mejor de lo que esperaba. Mucho mejor. Muy rápido, sin rechazo y sin dolor. Reconozco que colaboró.
Ahora tu orgasmo.
“Hummmmmmmmmm…”. ¿Te hago algún daño?.
“Para nada… todo lo contrario”. Pues… es griego profundo… profundo y… hostias como empujas…
“¿Si?, no me lo puedo creer, aggggggggggggggggggg”...
Apunto estuve de correrme ahí, pero lo evité. Se movía como posesa. Tuve miedo de hacerla daño. La primera experiencia debe de ser no traumática o conseguiremos el efecto de rechazo que tanto prolifera por ahí. para el resto de su vida. Apunto estuve de correrme… quizás me equivoqué en no hacerlo…
“No me lo puedo creer”. ¿Por qué no?.
“Estuvo muy bien, distinto pero muy bien”. Y que esperabas… volvemos otra vez?.
“No, que a ti no te gusta…”. ¿Y por qué crees que lo hice?.
“Por mi…”…
Ya se que me lo pedirá más veces y será fabuloso para los dos.
Ella sabe que nunca volverá a decir nunca jamás… si no,
al menos por ahora.
Ya se que nunca me olvidará.
Ella sabe que yo tampoco a ella.
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