De que me disfrace aquella noche?

Aquella noche era de esas que están clavadas en el destino como ineludibles, es más, cuando te vas metiendo en ella, sabes el guión que te lleva pero no puedes volver atrás...
Cuando me llamaron para acudir a aquella fiesta pensé que sería una más: faunos de todos los calibres; esposas frustradas vendiendo su perdido encanto a principiantes;, buscadores de lotes con fecha de caducidad; enanos mentales envueltos en cuerpos de diseño; preadolescentes modelos en edad de conquistar las braguetas de ejecutivos desafiantes; actores de segunda explicando el papel de su vida; managers susurrando al oído de alguna falda la necesidad de sus piernas en la farándula; directores de películas b diseñando su obra perfecta inspirándose en los senos de una “inocente”; guionistas de programas del corazón ofreciendo su influencia para montarte con aquel-aquella; politiquillos, consumidores del sexo en “parques temáticos”, dando su parecer sobre la estabilidad familiar; enrollados con pendiente y coleta que sólo tienen en su vida la misión de esperar que fallezca el patriarca para heredar su status y su cuenta corriente...
Mi posición en esta noche, sería una vez más, observar, pasar el rato y no pagar la entrada para ver el teatro del mundo (diría tom wolfe, la hoguera de las vanidades), e irme a mis aposentos para descargar mi subconsciente y despertarme en la página del día que me tocase vivir. Pero el destino no quería eso para mí. Después de unos canapés (los mismos de diseño de siempre), unas copas, las mismas de siempre, dar una sonrisa a los camarera/os que bien se lo merecían porque eran los únicos reales, me fijé en la esquina del jardín: su pelo era como los campos de trigo antes de segarlos, inmenso, claro, reflejaba el brillo del calor, sus ojos eran como dos esmeraldas pulidas por el mejor maestro, estaba vestida con la espalda al aire, toda ella, es más, susurraba el último corte del vestido el incipiente nacimiento del punto donde se pierde el universo, y, sus piernas, eran dos puntos de apoyo que equilibraban todo el peso de la belleza, su postura, es lo que me llamó más mi atención, sublime, fuerte y poderosa; fui poco a poco acercándome como quien no le da importancia a su presencia que, por cierto, estaba rodeada de todo tipo de halagos verbales, oculares y demás demostraciones de conquista para cazar a la presa...
Con mucha discreción me integré en la cohorte que escuchaba los fonemas que emanaban de aquellos labios (bilabiales simétricos sólo comparables a las líneas de la luna creciente) contando historias sobre el placer de viajes exóticos y narraciones sobre los aspectos de culturas lejanas y muy diferentes a lo que allí se movía.
Cuando sentí que mis ojos interactuaban con los suyos, pensé que una descarga de infinitos watios se cernía en mi sistema nervioso y supe, que aquella noche, si los astros querían y, sobre todo ella, conseguiría viajar hasta los límites de mis posibilidades.
Al salir hacia mi coche, noté su presencia y me preguntó si podía acercarla hasta el centro. Solo su presencia a mi lado dentro del coche me perturbó. Después de charlas, risas, miradas y demás actuaciones, decidimos quedarnos en su casa. Ya en el ascensor
nuestros fluidos bucales llegaron a tal entendimiento que la presión sanguínea de los dos hacia acelerar el elevador, el roce de una de sus piernas enroscando mi cadera y la otra frotando suavemente la entrepierna, las yemas de sus dedos acariciando mis pezones por fuera de la camisa de seda y, mi mano suavizando su contorno de cintura y más abajo buscando la lencería que parecía que se pegaba a su culo y dejaba notar unas caderas totalmente voluptuosas y llenas de calor que esperaban mi ardor….
Entramos en su casa con parte de nuestra ropa sacada y, con la visión de aquellos senos que bailaban y aquellas piernas que volaban y, sobre todo esa mirada verde, acaparadora, sapiente, llameante, y que pedía con sigilo y en silencio, sígueme, sígueme, sígueme…. Que te llevaré hasta el cielo…. Y así fue…..
Recorrimos nuestros cuerpos enardecidos con nuestras lenguas, con nuestros dedos, con nuestras manos, con nuestras mentes, con nuestras papilas olfativas, y su sonido susurrante en mis oídos provocaba que toda mi energía se concentrara dentro de mis testículos y mi polla quería compartir ese movimiento interno con aquella dama de mi compañía. Se puso boca abajo y recorrí todo su cuerpo, primero fijando la punta de mi lengua en cada poro cercano a sus orejas y su cuello y sin tocarla apenas, bajando por la espalda y cubriendo cada centímetro, a cada segundo que pasaba, su culo se mecía, imaginado mi mente el movimiento armónico de su vulva que empezaba a dilatar ….
Al llegar a sus caderas, los jadeos eran más rítmicos y su deslizamiento sobre las sábanas decía que quería darse la vuelta para mostrarme la cueva de mi perdición, poco a poco mis dedos y mi lengua fueron tanteando cada rincón de sus muslos, ascendiendo y descendiendo para provocar en mi partenaire la necesidad brutal e inmediata de llegar, primero a sus labios vaginales , adorarlos, suplicarles que abriesen su encanto a mi mundo, más adelante poner mi lengua en la punta de su punto más débil y más fuerte a la vez porque cada momento que yo movía mi lengua su cuerpo entero, cabello, ojos, senos, cintura, rodillas, pies, toda toda, se balanceaba como un racimo de electrones que erizaban todo mi vello…al cabo de un rato cogió mi cabeza con furia y, dejándome llevar, me dio la vuelta y comenzó ella su ritual, no hace falta deciros que yo, en ese momento, intentaba controlar toda mi fuerza para que el tiempo se alargase y sentir como mis hormonas descargaban en mi sistema nervioso el elixir de los placeres más agradables; su boca sobre mi miembro, lo besaba lo acariciaba lo meneaba lo chupaba lo trascendía y, después de un buen rato y ante la visión de su cara perfecta mirándome desde abajo con una expresión de fidelidad hacia mi propio placer provocó en mi una dilatación aún mayor y, rodeando su cara con mis manos, le di el último beso totalmente carnal antes de posicionarme y entrar dentro de su cuerpo, suavemente, lentamente para sentir en mi glande su fluido interior, su temperatura exacta y la implicación mutua de desterrar de nuestros cuerpos aquella necesidad primaria de demostrarle, uno al otro, el placer que nos provocaba el movimiento que iba in crescendo y dejaba nuestra memoria a un lado para disfrutar de ese momento único, intransferible y tan natural….
Al final mi cabeza daba vueltas, mi vientre empujaba y el suyo recibía y devolvía, cada paso, cada empuje era un punto más hacia el abismo hasta que llegó el momento: era como si la via láctea se desparramase en el cielo y un chorro de energía recorría TODO, TODO neuronas, poros, arterías, venas, visceras, articulaciones, sentidos, todo concentrado entre mis testículos, mi polla, su coño ardiente, sus senos hinchados, sus labios suculentos, no había que pensar, solo SALIR y, cuando sucedíó, su cuerpo, mi cuerpo, los cuerpos de nuestros cuerpos quedaron exhaustos, tiritando de electricidad, tranquilamente rabiosos y abriendo toda nuestra mente a los sentidos. La noche duró toda la noche y el amanecer nos pilló desprevenidos, en pleno asalto. Era una hada que me encontré el día de mi destino……

espero que os guste, es mi regalo de navidad a este colectivode ella/os, a ellas con las que estuve que me dieron cobijo, comprensión y placer, a ellas con als que no estuve pero estubieron otros y a ellos que buscan y comparten la felicidad como cualquier otro ser humano. FELICES FIESTAS Y DEMAS....
perdonad por escribir poco y leer mucho, est a es mi humilde aportación

Esta, tu vuelta al foro, ignoro si es buena para ti, pero al menos para mi, si lo es.

Ya veo que tu gran sensibilidad continúa intacta. Cuídala, es un don escaso

Creo que es el primer relato que escribes. No lo dejes!!!