Primer encuentro en la habitacion 83

Es mi primer relato, a ver si os gusta:

La puerta del ascensor se cierra y empezamos a subir al ascensor. Aún no hemos cruzado palabra pero se siente cierta impaciencia. El querer y no querer conocer a la persona que ahora está a mi lado, que dentro de un rato estaré dentro de ella y que no volveré a ver. Tan solo a mi dinero.

Aunque ya tengo experiencia haciendo esto, siempre estoy nervioso. Tengo 34 años, he venido a esta ciudad a cambiar mi vida y no quiero bajar el ritmo. Ya salimos del ascensor, nos miramos y me sonríes. Entramos en la habitación. Eres increíblemente guapa.

Cierras la puerta, me doy la vuelta, y no espero más para poner mis manos sobre tu cintura. Tienes una sonrisa pícara que hace que ya se me ponga dura. Pegas tu cuerpo al mío y unimos nuestras bocas en un húmedo beso. No habrá conversación antes de pasar a la acción, el viaje en el ascensor ha sido suficiente para calentarnos a los dos.

Tus manos se hunden en mi cuello, mientras las mías, más impacientes que las tuyas, empiezan a desabrocharte la camisa. Bajas tus manos por mi torso hasta tocarme el miembro. Nos seguimos besando y ya notas mi erección en el roce con mi cuerpo. ¿Hacía tanto calor cuando hemos entrado en la habitación?

Abandono tu boca para dar un paseo por tu cuello. Te estremeces y ahogas un suspiro. Sé que te gusto mucho. Sin alejar mis labios de tu piel te escucho hablar. Tu voz es sensual, femenina y ardiente. Me pides que me acerque a la cama junto a ti. Ya sin camisa, me sientas en la cama y yo te siento sobre ti. Tu vestido se ha subido hasta la cintura y te empiezas a bajar la cremallera. Te bajo los tirantes del vestido y escondo mi cara entre mis pechos. Aun con el sujetador, los aprieto entre mis manos y respiras profundamente. La tengo muy dura. Te desabrocho el sujetador y seguimos besándonos apasionadamente.

Te levantas para quitarme el vestido y quitarme los pantalones. Ya solo llevas el tanga de encaje negro. Yo, dentro de poco tampoco llevaré nada. Te pones de rodillas a mis pies, me bajas la ropa interior y ves mi polla grande y erecta. Es tan perfecta como te la imaginabas, tanto que no puedes resistirme y la empiezas a chupar. Sabes que yo también lo estaba deseando y mis gemidos de placer y mi mano en tu pelo te dicen que me gusta.

Me tumbo en la cama para que me la sigas chupándo, pero ahora empiezo a acariciar tu piel, a buscar la goma de tu tanga, a introducir mis dedos en busca de tu húmedo sexo. Tu también gimes de placer mientras recorres mi glande con mi lengua. Nos dejamos llevar y finalmente acabamos practicando un 69. Mi lengua se mueve con rapidez por tu vagina y mis dedos son tan hábiles…Me estás dando tanto placer que no se cuanto más voy a aguantar así. Tú tampoco y me pides empezar a follar.

Coges un condón del bolso, me lo pones con la boca y te subes sobre mi. Quieres cabalgarme. Pongo tus manos sobre tus pechos, te acaricio la cintura y te agarro del culo. No paro de sobarte mientras te mueves con delicadeza, para que disfrute despacio, mientras te llenas de mi. Me incorporas hasta dejar la espalda recta y entonces empiezas a cabalgarte como si no hubiera un mañana.

Con desesperación, te aparto de ti y te tumbas boca arriba en la cama. Sabes que al fin lo voy a hacer: abro tus piernas; toco con tus dedos para comprobar lo húmeda que estas y te meto mi miembro. Sabes que me gusta lo estrecha que estas. No se cómo, pero finalmente gritamos los dos de satisfacción, llegando al unísono explosionando en nuestros orgasmos.

Ahora sí, volvemos a la realidad pero no olvidamos que nos hemos dejado llevar sin tabúes y que cuando llego a casa, ya en la soledad de mi cama, rememoro estas horas y cuando nadie me ve, me vuelvo a tocar. Esta noche, lo haré pensando en ti.

Pues a mí si me gustó. Pocas veces tengo tiempo de entrar en estas secciones y gusta ver el buen gusto de alguna gente.