Realidad real
Entré con la ilusión de encontrarme a una novia y no a una puta. Nada más cruzar la puerta y ver tu rostro, tu sonrisa, y oír tu voz celestial, mi deseo estaba a pocos minutos de convertirse en una realidad real.
No eres la chica más guapa, ni la que tiene el mejor cuerpo, pero estás sobradamente rica y me gustas.
Gracias por ofrecerme una ducha erótica. Gracias por dejarme desvestirte a mi antojo, por dejarme contemplar tu cuerpo desnudo. Gracias por entrelazar tu lengua con la mía y por darme besos infinitos. Gracias por el placer de tener mi miembro en plenitud en tu boca. Gracias por dejarme acariciar tu piel.
Gracias por dejarme sentir tu hermoso cuerpo de mujer. Gracias por hacer sexo conmigo, por darme coito, gracias por llevarme al orgasmo. Gracias por fundir tu cuerpo con el mío.
Gracias por disfrutar conmigo. Gracias por ser mi novia durante una hora.
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