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Un buen susto


Llevaba tiempo queriendo quedar con Marta, pero nunca me había atrevido a ir a visitarla. No se si porque tenia que hacer dos horas de coche o mas bien porque solo tenia 18 años y yo unos cuantos mas, y además estoy casado, lo cual me iba a hacer pasar algún momento de apuro.
No había compartido muchos momentos con ella, pero lo poco que la conocía me daba a entender que no tenia ningún tipo de pudor ni complejo, y yo con lo tímido que soy, esta actitud no dejaba de darme ciertos reparos.
El caso es que ella no hacia mas que picarme en nuestras conversaciones del Messenger, insinuaciones y lo que no lo son, es decir, declaraciones de intenciones sin tapujos. Incluso me ponía la camara muchas veces y me empezaba a enseñar su cuerpecito. Tenia una cara de vicio que te enganchaba nada mas verla, se acercaba a la webcam y con su lengua repasaba sus labios carnosos y se chupaba el dedo índice. Ni que decir tiene que me ponía como una moto, y mas aún cuando se ponía de pie y me dejaba ver su figura esbelta y estilizada, muchas veces en ropa interior, donde se adivinaban unos pechos firmes y duros y ni un gramo de grasa. Incluso alguna vez yo puse mi cámara y me masturbé mientras ella se acariciaba. Veía en su cara que le encantaba verme haciéndolo.
Finalmente me pudo la debilidad, y me busque un viaje de negocios para escaparme un fin de semana a ver a Marta. El viaje me lo pase pensando en ese cuerpo que ya tenia mas que analizado, pero que me moría por probar. Una vez allí, la llamé por teléfono y me dijo donde tenia que ir a buscarla, así que me planté a la salida del metro que me dijo y a esperar. Apenas tardó en llegar. En cuanto la vi supe que era ella, aunque la había visto por cam, pensaba que en la realidad iba a cambiar, pero no era así. Tenia la misma cara de viciosa, y un cuerpazo de infarto, con una tetas muy en su sitio, delgada y con el cuerpo durito y fibroso. Llevaba una minifalda que no escondía casi nada, y arriba un trapito que no hacia sino marcar sus pezones erectos, porque evidentemente no llevaba sujetador. Se acerco a mi con una sonrisa en los labios, y sin dejar de mirarme me saludó y me dio dos besos justo en la comisura de mis labios.
Hablamos un rato mientras tomabamos una coca cola. No tardamos en sacar el tema de las conversaciones calientes que teníamos, y se empezó a caldear la cosa. Como yo tenia que dormir en algún lado, le propuse que me acompañase a buscar hotel, y ella aceptó gustosa. Por supuesto que en 10 minutos ya estábamos camino de la habitación, porque nos fuimos al primero que vimos. Nada mas entrar, ella se sentó en la cama mientras yo me quitaba la chaqueta. Muy sutilmente me acaricio la pierna con su pie, y me puse delante de ella. Poco a poco su pie fue recorriendo toda mi pierna, primero una y luego la otra, para ir a parar finalmente a mis partes, que ya estaban totalmente excitadas. Mientras jugaba conmigo, se subió un poco la faldita y me dejo ver un tanga transparente que me puso malísimo, mientras con la mano se acariciaba un pezón por encima de la ropa.
No pude aguantar mas y me lancé sobre ella, y comencé a besarla y a arrancarle la ropa. Entonces vi sus pechos. Perfectos. Su piel suave y tersa era ideal, y sus ojos lascivos me pedían guerra. Ella me desnudo y sin dilación se agacho para chuparmela. Sabia usar la lengua como una experta, y mientras me la comía no dejaba de acariciar mis huevos. Mis manos no soltaban sus tetas y su cabeza. La apretaba para que me la chupara mas fuerte, y a ella le encantaba. Al poco raro le tumbé en la cama y empecé a besar su chichito, que por cierto estaba rasurado al cero, suave como pocas veces había visto. Mientras lo lamía y metía mi dedito ella se retorcía de placer, gimiendo sin vergüenza, agarrándose las tetas. No tardo en pedirme que la penetrara, y eso hice. Me subi encima y la metí entera, sin poder dejar de mirar su cara. Se lo hice con todas mis ganas hasta que gritó de placer. Solo descansó 10 segundos y se subió encima de mi para cabalgarme. Parecía una actriz porno, me excitaba sobre manera. Mientras se penetraba conmigo yo la sujeté sus tetas. Ella notaba que me iba a correr, y se acerco a mi, me beso y me dijo al oido “tengo sed”. Al oirla decir eso no pude evitar mi orgasmo, y ella rapidamente se quito de encima y se la metió en la boca, donde terminé. Sin dejar de mirarme siguió chupando un rato, usando su lengua que jugaba con mi glande. Cuando se la sacó me miró sonriente y me preguntó que que tal. “Genial, cariño”.

Después de ducharnos le dije que me enseñara un poco la ciudad, ya que no la conocía, y salimos a la calle. Yo iba mas que feliz, no solo por el polvazo, también porque ir andando con esa pedazo de mujer a mi lado me hacia sentir muy envidiado. Los tíos se la comían con la vista.
Tomamos algo, comimos, y andamos bastante viendo muchas cosas. Finalmente decidimos descansar un poco en un parque grande de allí, ya que hacia muy buen día y nos podíamos tumbar en el césped. Fuimos a una zona algo escondida, para poder tontear un poco. Estar junto a ella y poder acariciar su cuerpo me hizo excitarme de nuevo. Ella vio el bulto y sonrió, para pasar a tocarmela primero por encima del pantalón, y luego por dentro, después de bajarme la bragueta. Yo estaba como una moto, pero no dejaba de mirar a todos lados por si alguien nos veía. Como la cosa se iba calentando, mis manos también empezaron a tocar, y la respuesta de ella fue sacar mi polla por la bragueta y comenzar a chuparla. El morbo de la situación era total. Lo hacia como los ángeles, y notaba que me iba a correr sin tardar mucho. Fue entonces cuando eschuché una voz detrás nuestro. “Paren un momento, por favor”. Cuando miré casi me muero del susto. Era un policía municipal y detrás el compañero que estaba con la risa floja. Todo tipo de excusas fueron en valde, y al final nos llevaron a comisaría. Una vez allí empezaron los problemas de verdad, porque al identificar a Marta, vieron que tenia solo 17 años, y no 18 como yo creía. Como era menor, llamaron a sus padres. Mientras venían, conseguí gracias a mi profesión de abogado que no nos denunciasen por escándalo publico o algo peor, pero el tema de mantener relaciones con una menor era mas complejo, pese a que ella dijo siempre que estaba conmigo por su voluntad. Al final, quedó todo a expensas de que sus padres quisieran denunciarme o no. Evidentemente yo estaba mas que acojonado, porque era consciente del lío que se me venia encima, no solo por tener que rendir cuentas ante la justicia, sino mas bien por tener que rendir cuentas ante mi mujer y mi familia.
Finalmente llego su madre, ya que su padre estaba de viaje, según dijeron. Después de explicarle la situación, la pasaron al cuarto donde yo estaba y empezó a preguntarme cosas. La verdad que me dio la impresión de ser una mujer bastante comprensiva, y eso me alivión un poco. Después de rogarle que no me denunciase, tomó la decisión de esperar a que volviese su marido, que era esa misma tarde. La policía tomó nota de donde estaba alojado y me prohibió marcharme hasta el día siguiente por si tuvieran que hacer alguna actuación.
Finalmente pude irme al hotel, y allí me conseguí quitar el mal cuerpo con una ducha y una breve siesta. El resto de la tarde lo pasé muy nervioso y pensando miles de excusas que contarle a mi mujer.
A eso de las 10 de la noche, sonó mi teléfono. Cuando fui a cogerlo vi que era desde el móvil de Marta, y al descolgar me habló su madre. Parecía mas simpática aún que antes, lo cual me tranquilizó, y me dijo que ya estaba allí su marido y querían hablar conmigo para solucionar este tema. Esto no me tranquilizó nada, pero tuve que acceder e ir a su casa.
Llegue al chalet y llamé a la puerta. Al poco me abrió la mujer, bastante arregladita para estar en casa, la verdad. Me llevó al salón y no había nadie, y comenzamos a hablar. Bueno, mas que a hablar me empezó a preguntar sobre mi, de donde era, si estaba casado etc... Después de responder a todas las preguntas, le pregunté yo a ella que donde estaba su marido. Ella sonrió y me explicó que en realidad no estaba su marido en casa, porque estaban divorciados y él las tenia un poco olvidadas. Me contó que había hablado con Marta sobre la relación que tenia conmigo y que no era la primera vez que algo así ocurría, ya que su hija, según dijo ella, era de sangre bastante caliente y se dejaba engatusar por cualquiera. La conversación se fue tornando incluso amena, y comencé yo también a preguntar algunas cosas. Me dijo que no se había vuelto a casar, lo cual me extraño porque para ser una mujer de unos 40 y pocos, se conservaba estupendamente, y era además culta y agradable, amen de adinerada, según deduje del chalet y el mobiliario de la casa.
El caso es que pasó algo de tiempo y empecé a pensar en irme, no por nada, sino por la vergüenza de la situación de por la mañana, que aún me duraba. Así que saqué el tema de la denuncia, para saber si ella me iba a denunciar finalmente o no, pidiéndole que no lo hiciera. Su respuesta fue rotunda y sorprendente: “Eso te lo tendrás que ganar”. Acto seguido se sentó a mi lado comenzó a acariciarme el pelo. Yo no sabia que hacer, estaba totalmente paralizado, pero ella lo resolvió rápido diciéndome que no me quedara quieto porque me estaba jugando mucho. Entonces comencé a besarla al principio un poco austeramente, pero después con mas pasión, ya que ella realmente estaba muy buena, y porque empecé a sentirme cada vez mas cómodo.
El beso se convirtió en un roce de nuestras lenguas, cada una de las cuales quería entrar lo mas dentro posible de la boca del otro. Tanto sus manos como las mías fueron tocando cada vez mas profundamente. Ella tenia unos pechos no demasiado grandes pero bastante duros para su edad, y unos pezones que se fueron endureciendo poco a poco con el contacto de mis dedos. Poco a poco fui tocando sus piernas, muy bien moldeadas y bien trabajadas en el gimnasio. Mis caricias fueron subiendo por entre su falda hasta llegar a su coño, que estaba ya bastante húmedo y pidiendo batalla. La tumbé en el sofá y comencé a lamerlo y besarlo, y poco a poco introduciendo mis dedos. Era un coño mas experto que el de su hija, como era lógico, y tuve que introducir 4 dedos para que ella comenzase a gritar, eso y mi lengua lamiendo su clítoris. Ella apretaba mi cabeza contra ella, y continué chupando mas fuerte hasta que tuvo un orgasmo y me pidió que me pusiera de pie.
Sin levantarse del sofá me bajó los pantalones y comenzó con una felación estupenda, que me recordaba mucho a la de su hija. Usaba la lengua como ella, y además de vez en cuando se la sacaba para chuparme los huevos y el comienzo de mi culo. La verdad es que me fue difícil aguantar la salida de mi semen, pero lo conseguí gracias a decirle que me la quería follar. Ella paro y se tumbo de nuevo mientras se quitaba toda la ropa, la poca que le quedaba. Mirándome fijamente se comenzó a masturbar mientras yo me desnudaba, y cuando la penetré estaba mojadísima. Sentí su calor y comencé a penetrarla con ritmo, mientras la agarraba un pecho. Ella seguía masturbándose mientras me la tiraba, y comenzó a gritar como una loca cuando se volvió a correr. Yo no pude resistir mas ante semejante escena y me corrí también, poniéndome de pie sobre ella para bañarla con mi semen, que cayó por todo su cuerpo. Luego ella se encargó de restregárselo y llevarlo a su boca.
Me limpie un poco mientras ella hacia lo mismo, y comencé a buscar mi ropa, cosa ella apenas me dejo hacer, ya que enseguida me llevo al sofá y comenzó a chupármela otra vez. Con tanta maestría como demostraba no me costo en absoluto volver a empalmarme. Esta vez su lengua fue mas allá, chupando mis huevos, mi culo y todo lo que quiso. Poco a poco se giró para que yo chupara también, y así hicimos un 69 delicioso. Su coño sabia a orgasmo, y estaba tan mojada que podría haber metido mi mano entera en él. Después de un rato, aprovechando que estaba tumbado, se subió encima y me empezó a follar de nuevo. Saltaba agresivamente para penetrarse hasta el fondo, y no paraba de gemir, ni de agarrarse las tetas, ni de tocar su clítoris. Con lo mojada que estaba se le empapaban los dedos, y a ratos me los metía en la boca para que pudiera saborearla a la vez. Yo a la vez metía los míos en su boca, le agarraba las tetas e incluso metí algún dedito en su culo, lo que hacia que ella gritara mas y se moviese mas deprisa. Así continuó hasta que se corrió de nuevo. Sin tomarse mucho tiempo de descanso, y después de decirme n par de guarradas que me pusieron si cabe aun mas cachondo, se puso a cuatro patas y me dijo que la metiera por donde quisiera. No me lo pensé ni un minuto y comencé a sodomizarla. Al principio me costó un poco, pero ante su insistencia la seguí penetrando hasta que mi polla estuvo entera dentro de su culo. Comencé a sacarla para meterla de nuevo, cada vez un poco mas deprisa. Ella por su parte sacó un consolador no se de donde y después de chuparlo un poco, se lo metió en su coñito hasta el fondo. Yo ya estaba mas que excitado, y entre sus gemidos y movimientos y el placer que me daba la estrechez de su culito, me corrí enseguida dentro de ella. Entonces escuché otros gemidos que venían de no muy lejos, y me agradó mucho ver a Marta apoyada en la puerta del salón y masturbándose mientras nos miraba.

Después de la impresionante experiencia, la madre de Marta me hizo el favor de no denunciarme por el episodio del parque, aunque me hizo prometer que si volvía para ver a Marta, antes tenia que visitarla a ella. Claro que después del susto con la policía, se me quitaron las ganas de volver por allí, aunque la verdad, estoy reconsiderando la postura.
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