Me presento y aprovecho para contaros la experiencia que tuve con esta chica.
Nombre de guerra: Carol
Nacionalidad: brasileña
Forma de Contacto: Whatsapp, en el teléfono indicado en el hilo
Fecha aproximada: hace un mes, aproximadamente
Lugar: Vitoria, zona Judimendi
Instalaciones: Me recibió en un edificio antiguo, aunque el piso parecía reformado. El piso tenía un pasillo largo con varias habitaciones cerradas en las que, supongo habría más chicas. Cuidado, porque en frente del portal hay un bar con una terraza que puede estar muy frecuentada.
Higiene: Perfecta
Precio: 120 euros por una hora
Edad: Ella decía en el anuncio que 24, aunque podría tener alguno más.
Cara: Sin ser una belleza, para mí es guapa, con rasgos brasileños
Pelo: Pelo largo, liso y oscuro.
Cuerpo: Tiene un cuerpo delgado pero con curvas, exactamente el de las fotos con las que se anuncia. Se nota que lo trabaja en el gimnasio
Pecho: Más bien pequeño
Culo: Culo redondo y muy firme.
Piercings y tattos: Tiene varios tatuajes, pero no recuerdo ningún piercing.
Defectos corporales: Ninguno que merezca la pena destacar.
Actitud: En todo momento trató de hacerme sentir bien. Es educada y no mete prisa para nada.
Conversación: Habla bien el español y tiene una conversación agradable.
Besos: Sí, con lengua. Los busca ella.
Fuma: No, que yo sepa.
Francés: Sí. Me preguntó que si lo quería con protección. Yo le dije que con protección. Supongo que también lo hará a pelo.
Forniqueo: Muy bien, si quieres toma ella la iniciativa.
Griego: No se lo pregunté.
Lo mejor: Su cuerpo y su actitud.
Lo peor: Para mi, nada.
¿Repetir? sí
¿Recomendable? Sí, sin duda.
Valoración global de la experiencia: 9
Relato:
Quedamos el día anterior por Whatsapp. A pesar de llegar yo unos minutos tardes, no hubo problemas. Cuando llegue al portal, llamé por teléfono y me abrió inmediatamente. Me recibió con lencería negra y con la diadema que, tras ver en sus fotografías, le pedí que se pusiera. Es una de esas diademas con orejas de gatita que, personalmente, me ponen malo. Me llevó a la habitación y me invitó a ducharme.
Ya en la habitación, comenzó a abrazarme y besarme. Da besos con lengua sin que se lo pidas. Me quitó la toalla y siguió tasajeándome. Después de un rato, comenzó a hacerme un francés de rodillas. Pasamos luego a la cama, donde siguió. Lo hace profundo y sin manos, a un ritmo rápido que me encantó. Entre el masaje y las vistas de su estupendo cuerpo, no aguanté más y me vine.
Después de que me limpiara, seguimos en la cama acariciándonos y besándonos hasta que volví a ponerme a tono. Volvió a repetir un francés parecido y luego me cabalgó. Pasamos al misionero y, cuando no pude más, descargué dentro.
El resto del tiempo estuvimos charlando de lo divino y lo humano. No me metió prisa en ningún momento.
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