Buenos días. Eso de decir si merece la pena ir a ver o no a una persona que ofrece servicios sexuales ya sea a través del BDSM o de otras formas más convencionales es algo muy subjetivo. Yo personalmente no volveré. La primera toma de contacto con ella es muy profesional te hace un interrogatorio sobre gustos, experiencia y hasta de salud.
Pero a partir del interrogatorio queda todo en un puedo pero no quiero.
Si valoras el físico yo no iría. Es española pero con tipo de Ecuatoriana culona (con todos mis respetos para las ecuatorianas culonas).
Si valoras la discreción es un sitio poco discreto ya que es una calle de San Jerónimo cerca del apeadero del tren y con mucho tránsito.
Si valoras la limpieza, la de ella es exquisita, la de la casa no tanto. Yo tengo alergia al pelo de animales y había pelos por todos lados.
A mi por ejemplo no me ofreció ducharme cosa que veo fundamental por el covid, menos mal que yo iba duchado de casa.
Después me sentí engañado en el tipo de cosas que íbamos a hacer previamente pactadas vía telefónica. Por ejemplo pactamos una lluvia dorada que no hubo y me recriminó eso si educadamente, que ella no puede mearse encima de cada cliente que atiende y que todos pedimos lo mismo.
El resto de
prácticas ni fu ni fa. No hubo ni empatia, ni feeling ni conexión. Aunque es verdad q no relojea, también es verdad que va a la ley del mínimo esfuerzo. La charla final fue agradable porque es una persona educada y le gusta hablar.
Respecto a tu pregunta inicial, yo no volveré. Ya eres tú el que tienes que valorar los pros y contras.
Un saludo