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Este viaje a Zaragoza ha sido de lo más extraño que he sufrido.
Ya desde antes de llegar, todo ha sido extraño. Venía de Madrid y aprovecho para comer un bocadillo en Calamocha. Un bocadillo, obviamente, de jamón, de ese jamón turolense que tan bueno está. Y van y me lo dan cortado a filetes con máquina. Mal augurio.
Llego al hotel y entre reunión y reunión, aprovecho para ir preparando la noche. Veo el post de solo mamadas ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]) y decido llamarla. No contesta. Llamo a otra: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ] [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Tampoco me contesta.
En estas que descubro unas tetas de infarto: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Y tenía el teléfono desconectado.
Sigo probando con las anteriores y ninguna me contesta. Tampoco me devuelven la llamada. Es normal que puedas pillar a una chica trabajando y que no te conteste al teléfono, pero lo que no es normal es que si vendes un producto o un servicio y te llama alguien interesándose por él, no le atiendas. Eso mi mente, quizá demasiado fenicia, no es capaz de entender.
Pero no quiero entender la mente de una prostituta, es demasiado compleja. O quizá demasiado simple y yo me empeñe en pensar que es compleja. Da igual. No me importa en absoluto, pero menos me importa cuando descubro a esta diosa: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Me dice que tengo que esperar hasta las doce y que tiene el piso en Méndez Núñez, que está cerca de la calle Alfonso I. No le pregunto ni por los servicios ni por el dinero. Sólo pienso en esas tetas que deben saber a gloria, en esas piernas largas y en esa piel bronceada. Que no haga griego se queda en anécdota al pensar en lamer ese cuerpo. En apenas tres horas lo descubriré y aprovecho ese tiempo para cenar por el Tubo con un conocido de aquí que, dado que está casado y con hijos, sabía que me dejaría libre para poder quedar con esta chica.
Le llamo a las doce y cuarto, para dejarle tiempo y me dice que todavía no está en casa que cuando esté me avisa. Ese tiempo lo aprovecho para ver la plaza del Pilar de noche, pasear a la orilla del Ebro... y me hace una perdida en esa obsesión de las prostitutas en que, aunque sean ellas las que te hacen esperar, no se gastan ni un céntimo en telefonear a un cliente. Sin embargo, una tónica general cuando alternas en un club es que te piden dinero parar recargar sus saldos. Curiosidades inexplicables de este mundillo.
Le devuelvo la llamada y me dice que vaya por la calle Alfonso hacia arriba que le veré con una camiseta blanca de lentejuelas. Curiosa forma de quedar con una chica, en medio de la calle, pero bueno, no seré yo quien juzgue esta citación, sino lo que viene después.
Mientras subo por esa calle, me encuentro con dos pivones de auténtico escándalo, una de ellas iba de blanco con un vestidito corto infartante. Se acerca hacia mi y mi excitación sube a cada paso que doy. No veo las lentejuelas, pero eso me da igual, veo unas piernas larguísimas en las que me gustaría perderme y unos pechos que, si bien no eran demasiado generosos, se intuían duros y firmes.
Va y me da un flyer. Mi gozo en un pozo.
Sigo avanzando y me encuentro con que se me acerca una mujer bajita, de grandes, pero caídos pechos, con caderas dadivosas, vaqueros, zapato plano y una camiseta ancha para disimular esas caderas. Y sí, la camiseta era blanca y con lentejuelas. Pero parecía que, en lugar de ir a visitar a un cliente, venía de comprar el pan en el economato del barrio. Sólo le faltaban los rulos. Le pregunto irónico que si venía de hacer un servicio y me dice que no, que de un cumpleaños. No sé de quien sería ese cumpleaños, pero ya que me has hecho esperar tres horas al principio y luego, más de media hora más, ya te podrías haber arreglado un poquito, que más te pareces a Evo Morales reuniéndose con un jersey a rayas que a una persona que vive de su físico.
No le digo nada de su atuendo, no soy tan , aunque ganas no me faltaban, y pienso para mi, "bueno, chaval, tómate algo con ella y depende de cómo sea, subes o no". Pero no me da opción. Sara, Sarita, Saritísima, no ha invertido ni un minuto en arreglarse, pero se cree con derecho a sacarme el dinero. No me pregunta si me gusta, pero me dice que el servicio mínimo es de 50 euros. Le digo que si se toma algo y ella, que tiene menos erotismo que el portero de Aquí no hay quien viva, me dice que le de cincuenta euros y se viene. Me enciendo un cigarro. Doy una bocanada profunda y, evocando al gran Jesús Quintero le lanzo un simple pero contundente "¿Y después?" a lo que me responde "después, lo que quieras, si quieres media hora, cincuenta, si quieres una hora, cien". Doy otra bocanada y sin dejar que expulsase todo el humo apostilla "... pero sin griego". Bufffff. Me empiezo a mosquear y le pregunto "¿Y mientras te arreglas, también te pago?". Ella, que no debía darse cuenta de que mi comentario era doloso, me responde con un inocente "No, cuando lleguemos a casa nos desnudamos". Ahí ya no puedo más. Jesús Quintero se convierte en Pérez Reverte y le suelto:
"He visto tu anuncio y te he llamado. Me has hecho esperar tres horas y las he aguantado. Me has hecho esperar media hora más y he esperado. Aquí me tienes. Arreglado, limpio, recién afeitado y perfumando. Te veo llegar y no vas nada arreglada. Me pides pasta antes de empezar a hablar. Yo podría haber accedido a pagarte sólo por acompañarme a tomar una copa, ¿pero sabes lo que más me jode? Que mientas. Que engañes a los posibles clientes y que pongas fotos de una tía buenísima siendo que tú eres físicamente mediocre.... y más si me atiendes sin maquillar, con camiseta ancha y zapato plano."
Ella se enoja y me asegura que las fotos son reales. Mentira. No se lo cree ni ella. Pero me asegura que es de un fotógrafo profesional y retocadas con -según ella- "fotochop". Ella, que viene a recibirme con ropa de tienda de chinos, se va a gastar 300 euros en un book. A otro perro con ese hueso, amiguita.
Me voy y ella se despide con un "no te preocupes, que seguro que tengo clientes esperándome". Sí, digo para mis adentros, y las uvas estaban verdes, como diría Esopo.
Ando y ando y ando, entre zanjas y obras y consigo un taxi. Le describo en club que iba buscando en el foro ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]) y me dice, sin dudar un segundo: ¡¡La sucursal!!. Joder que alegría me da el hombre cuando me dice eso. Parece que por fin se va a enderezar el día -o la noche-.
Llegamos a La Sucursal y le digo: "Caballero, le he dicho espejos en la fachada, no policarbonatos vinilados". Ahh, pues será el Woman's. Pues vamos al Woman's, le digo ya nervioso perdido después de todo el día cachondo y no haber descargado mi engrudo vital.
Llegamos al Woman's y veo que hay espejos, pero no lisos y normales, sino envejecidos en cobre. No era ese el garito, pero me daba igual. No podía aguantar más sin descargar. Entro como Clint Eastwood en Sin Perdón y miro a mi alrededor. Manda cojones que con lo cachondo que iba no encuentre ni una sola de mi agrado. Ya que estaba ahí, me pido una cerveza. No quiero hablar con nadie. No quiero mirar a ninguna. Iré al hotel, me haré una paja y a dormir, que mañana tengo un viaje larguísimo.
Salgo a una plaza a intentar coger el enésimo y último taxi de esta velada para olvidar y me vienen dos chicas negras. No sé si me vieron cara de putero, si veían lascivia en mis ojos o qué pasaba con ellas, pero me empiezan a tocar y a decirme que si quiero follar. No, estoy casado, respondo yo. Toma ya, menuda respuesta. Pues solo chupar, me dice una negra guapísima con unos labios muy carnosos que deben hacer unas felaciones memorables. Que no, niña, que no... que estoy casado. Si se miente una vez, se puede mentir dos veces, pienso para mi. Y ella, mientras su amiga se va, me sigue tocando e interrogando ¿no te gusta sacar tu leche? Sí, pero sólo en la boca de mi mujer. Tres veces me negarás, amigo Pedro. Y ya no puedo una cuarta. Y le digo ¿quieres dinero? Toma 20 euros, pero no quiero follar contigo. Me mira perpleja y me dice, "pero déjame que te la chupe". No, déjame tú en paz, que ahí viene un taxi.
El taxi que me ha traído al hotel y que me pregunta que qué tal la noche. Una mentira más no acelerará mi proceso de entrada al infierno, por lo que le digo: Muy bien. Hay unas putas impresionantes en Zaragoza. El taxista, gordito bonachón, con cierto parecido a Marianico el Corto me dice: "Que suerte tenéis los jóvenes. Yo estoy casado y sólo puedo follar con mi mujer... cuando ella quiere, que es pocas veces."
Y yo, creo que por primera vez en mi vida, he envidiado la suerte de los casados.
Los siguientes 4 Usuarios dan las gracias a Lupus Lupanar por este Post:
Lo siento, gracias por la información espero que tu próxima visita tengas mas suerte
Gracias, oasissinagua.
En Zaragoza también he tenido experiencias muy gratas.
Como este fin de semana me pilla de viaje y, espero, estaré más o menos libre, relataré alguna.
Me fastidió lo que me ocurrió ayer, pero también me fastidia dejar colgando un hilo que no hace justicia al putiferio zaragozano que tantos buenos momentos me ha dado.
Este viaje a Zaragoza ha sido de lo más extraño que he sufrido.
Ya desde antes de llegar, todo ha sido extraño. Venía de Madrid y aprovecho para comer un bocadillo en Calamocha. Un bocadillo, obviamente, de jamón, de ese jamón turolense que tan bueno está. Y van y me lo dan cortado a filetes con máquina. Mal augurio.
Llego al hotel y entre reunión y reunión, aprovecho para ir preparando la noche. Veo el post de solo mamadas ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]) y decido llamarla. No contesta. Llamo a otra: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ] [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Tampoco me contesta.
En estas que descubro unas tetas de infarto: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Y tenía el teléfono desconectado.
Sigo probando con las anteriores y ninguna me contesta. Tampoco me devuelven la llamada. Es normal que puedas pillar a una chica trabajando y que no te conteste al teléfono, pero lo que no es normal es que si vendes un producto o un servicio y te llama alguien interesándose por él, no le atiendas. Eso mi mente, quizá demasiado fenicia, no es capaz de entender.
Pero no quiero entender la mente de una prostituta, es demasiado compleja. O quizá demasiado simple y yo me empeñe en pensar que es compleja. Da igual. No me importa en absoluto, pero menos me importa cuando descubro a esta diosa: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
Me dice que tengo que esperar hasta las doce y que tiene el piso en Méndez Núñez, que está cerca de la calle Alfonso I. No le pregunto ni por los servicios ni por el dinero. Sólo pienso en esas tetas que deben saber a gloria, en esas piernas largas y en esa piel bronceada. Que no haga griego se queda en anécdota al pensar en lamer ese cuerpo. En apenas tres horas lo descubriré y aprovecho ese tiempo para cenar por el Tubo con un conocido de aquí que, dado que está casado y con hijos, sabía que me dejaría libre para poder quedar con esta chica.
Le llamo a las doce y cuarto, para dejarle tiempo y me dice que todavía no está en casa que cuando esté me avisa. Ese tiempo lo aprovecho para ver la plaza del Pilar de noche, pasear a la orilla del Ebro... y me hace una perdida en esa obsesión de las prostitutas en que, aunque sean ellas las que te hacen esperar, no se gastan ni un céntimo en telefonear a un cliente. Sin embargo, una tónica general cuando alternas en un club es que te piden dinero parar recargar sus saldos. Curiosidades inexplicables de este mundillo.
Le devuelvo la llamada y me dice que vaya por la calle Alfonso hacia arriba que le veré con una camiseta blanca de lentejuelas. Curiosa forma de quedar con una chica, en medio de la calle, pero bueno, no seré yo quien juzgue esta citación, sino lo que viene después.
Mientras subo por esa calle, me encuentro con dos pivones de auténtico escándalo, una de ellas iba de blanco con un vestidito corto infartante. Se acerca hacia mi y mi excitación sube a cada paso que doy. No veo las lentejuelas, pero eso me da igual, veo unas piernas larguísimas en las que me gustaría perderme y unos pechos que, si bien no eran demasiado generosos, se intuían duros y firmes.
Va y me da un flyer. Mi gozo en un pozo.
Sigo avanzando y me encuentro con que se me acerca una mujer bajita, de grandes, pero caídos pechos, con caderas dadivosas, vaqueros, zapato plano y una camiseta ancha para disimular esas caderas. Y sí, la camiseta era blanca y con lentejuelas. Pero parecía que, en lugar de ir a visitar a un cliente, venía de comprar el pan en el economato del barrio. Sólo le faltaban los rulos. Le pregunto irónico que si venía de hacer un servicio y me dice que no, que de un cumpleaños. No sé de quien sería ese cumpleaños, pero ya que me has hecho esperar tres horas al principio y luego, más de media hora más, ya te podrías haber arreglado un poquito, que más te pareces a Evo Morales reuniéndose con un jersey a rayas que a una persona que vive de su físico.
No le digo nada de su atuendo, no soy tan , aunque ganas no me faltaban, y pienso para mi, "bueno, chaval, tómate algo con ella y depende de cómo sea, subes o no". Pero no me da opción. Sara, Sarita, Saritísima, no ha invertido ni un minuto en arreglarse, pero se cree con derecho a sacarme el dinero. No me pregunta si me gusta, pero me dice que el servicio mínimo es de 50 euros. Le digo que si se toma algo y ella, que tiene menos erotismo que el portero de Aquí no hay quien viva, me dice que le de cincuenta euros y se viene. Me enciendo un cigarro. Doy una bocanada profunda y, evocando al gran Jesús Quintero le lanzo un simple pero contundente "¿Y después?" a lo que me responde "después, lo que quieras, si quieres media hora, cincuenta, si quieres una hora, cien". Doy otra bocanada y sin dejar que expulsase todo el humo apostilla "... pero sin griego". Bufffff. Me empiezo a mosquear y le pregunto "¿Y mientras te arreglas, también te pago?". Ella, que no debía darse cuenta de que mi comentario era doloso, me responde con un inocente "No, cuando lleguemos a casa nos desnudamos". Ahí ya no puedo más. Jesús Quintero se convierte en Pérez Reverte y le suelto:
"He visto tu anuncio y te he llamado. Me has hecho esperar tres horas y las he aguantado. Me has hecho esperar media hora más y he esperado. Aquí me tienes. Arreglado, limpio, recién afeitado y perfumando. Te veo llegar y no vas nada arreglada. Me pides pasta antes de empezar a hablar. Yo podría haber accedido a pagarte sólo por acompañarme a tomar una copa, ¿pero sabes lo que más me jode? Que mientas. Que engañes a los posibles clientes y que pongas fotos de una tía buenísima siendo que tú eres físicamente mediocre.... y más si me atiendes sin maquillar, con camiseta ancha y zapato plano."
Ella se enoja y me asegura que las fotos son reales. Mentira. No se lo cree ni ella. Pero me asegura que es de un fotógrafo profesional y retocadas con -según ella- "fotochop". Ella, que viene a recibirme con ropa de tienda de chinos, se va a gastar 300 euros en un book. A otro perro con ese hueso, amiguita.
Me voy y ella se despide con un "no te preocupes, que seguro que tengo clientes esperándome". Sí, digo para mis adentros, y las uvas estaban verdes, como diría Esopo.
Ando y ando y ando, entre zanjas y obras y consigo un taxi. Le describo en club que iba buscando en el foro ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]) y me dice, sin dudar un segundo: ¡¡La sucursal!!. Joder que alegría me da el hombre cuando me dice eso. Parece que por fin se va a enderezar el día -o la noche-.
Llegamos a La Sucursal y le digo: "Caballero, le he dicho espejos en la fachada, no policarbonatos vinilados". Ahh, pues será el Woman's. Pues vamos al Woman's, le digo ya nervioso perdido después de todo el día cachondo y no haber descargado mi engrudo vital.
Llegamos al Woman's y veo que hay espejos, pero no lisos y normales, sino envejecidos en cobre. No era ese el garito, pero me daba igual. No podía aguantar más sin descargar. Entro como Clint Eastwood en Sin Perdón y miro a mi alrededor. Manda cojones que con lo cachondo que iba no encuentre ni una sola de mi agrado. Ya que estaba ahí, me pido una cerveza. No quiero hablar con nadie. No quiero mirar a ninguna. Iré al hotel, me haré una paja y a dormir, que mañana tengo un viaje larguísimo.
Salgo a una plaza a intentar coger el enésimo y último taxi de esta velada para olvidar y me vienen dos chicas negras. No sé si me vieron cara de putero, si veían lascivia en mis ojos o qué pasaba con ellas, pero me empiezan a tocar y a decirme que si quiero follar. No, estoy casado, respondo yo. Toma ya, menuda respuesta. Pues solo chupar, me dice una negra guapísima con unos labios muy carnosos que deben hacer unas felaciones memorables. Que no, niña, que no... que estoy casado. Si se miente una vez, se puede mentir dos veces, pienso para mi. Y ella, mientras su amiga se va, me sigue tocando e interrogando ¿no te gusta sacar tu leche? Sí, pero sólo en la boca de mi mujer. Tres veces me negarás, amigo Pedro. Y ya no puedo una cuarta. Y le digo ¿quieres dinero? Toma 20 euros, pero no quiero follar contigo. Me mira perpleja y me dice, "pero déjame que te la chupe". No, déjame tú en paz, que ahí viene un taxi.
El taxi que me ha traído al hotel y que me pregunta que qué tal la noche. Una mentira más no acelerará mi proceso de entrada al infierno, por lo que le digo: Muy bien. Hay unas putas impresionantes en Zaragoza. El taxista, gordito bonachón, con cierto parecido a Marianico el Corto me dice: "Que suerte tenéis los jóvenes. Yo estoy casado y sólo puedo follar con mi mujer... cuando ella quiere, que es pocas veces."
Y yo, creo que por primera vez en mi vida, he envidiado la suerte de los casados.
no entraste en las paginas adecuadas.....deberias haber entrado en tuguiaerotica.com que aunque ya se sabe lo de las fotos reales....tienes mas opciones para elegir mejor a la chica.
que pena de noche,la proxima sera mejor no te preocupes y animo.
no entraste en las paginas adecuadas.....deberias haber entrado en tuguiaerotica.com que aunque ya se sabe lo de las fotos reales....tienes mas opciones para elegir mejor a la chica.
que pena de noche,la proxima sera mejor no te preocupes y animo.
Entré en Google. ¿Hay mejor referencia que esa?
No obstante, tienes razón con que toda la morralla está en mundoanuncio.
Un truco que suelo hacer y que me da buen resultado es mirar los anuncios premium de rexoyrelax, de Loquofree o páginas así. Quien se esfuerza en publicar anuncios premiums suelen ser porque son más profesionales.
Al igual que no me fiaría de un pintor de esos que ponen hojas en las farolas, no debería fiarme de las chicas que se anuncian en mundoanuncio.
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