Esto sucedió hace no muchos días, aunque hoy se me antojan años.
Ya había pasado el arrobamiento de nuestras primeras citas y ella estaba de vuelta en casa. Llegaba el momento de replantearse las cosas, empezar a utilizar más la cabeza y menos otros dones, pensaba...
¡Ja! Si un mes antes me hubieran dicho que yo, siempre tan prudente, convencional, haría mi equipaje y recorrería casi 900 kilómetros para estar unas pocas horas con ella...
Me oigo decir:
¡Tu flipas! ¿Qué has bebido?
Pero eso hice, ir a verla...
Quedamos de acuerdo en volver a encontrarnos, en un bonito hotel situado cerca de Donostia. Allí la esperaba cuando me llamó, estaba frente al hotel y aguardándome, cenaríamos fuera. Al salir a la calle, la veo por fin, está radiante, guapísima, con un vestidito corto que deja admirar sus piernas. Pero ya vale de contemplar, antes debemos saludarnos como es debido, ¡que besos a la luz de las farolas, solo observados por las estrellas!
Antes de ir al restaurante, decidimos dar un corto paseo, para conocer el ambiente de la zona, un placer del que disfrutamos como unos tortolitos, paseando de la mano.
La cena, en un precioso restaurante
próximo a nuestro hotel. No deseaba que la cena tuviera final, degustando las delicias de la gastronomía típica regadas con un vinillo al gusto y, sobre todo, en su compañía, Cris es capaz de crear el clima adecuado, sin importar el mundo que nos rodeaba. Pero el segundo “postre” que venía después prometía ser más interesante si cabe.
De vuelta al hotel y tras admirar la magnífica habitación que nos había tocado, pasamos a preparar un poco el escenario, música suave y luz muy, muy tenue para ambientar. En esa semipenumbra, nos aproximamos más y más, hablando en susurros al oído, cada roce no hacía mas que aumentar la excitación. Poco a poco, nos desnudamos mutuamente, más besos, más caricias, todo a su debido ritmo. Cris adora jugar y de mi ha hecho un alumno aplicado, con ella dejarse llevar es tan fácil...
Luego, quizás persuadido por las palabras de un amigo
, estuve un buen rato centrado en la adoración de sus cuidados pies, saboreándolos antes de conquistar, lentamente, otros territorios más al Norte, que son mi deleite predilecto, cada vez disfruto más sintiendo su placer y a Cris está claro que le gusta. Luego ella tomó el mando y llegó mi turno de demostrar que puedo resistir sus acometidas, tarea bastante difícil porque combina muy sutiles caricias con su lengua con acciones mucho más decididas, variando el ritmo hasta que consiguió mi primera derrota.
El cuerpo a cuerpo posterior se desarrolló en diversas posturas. Mi preferida, ella encima, lo que me da ocasión de admirar su maravilloso pecho mientras ella se mueve como a mi me gusta. En esta parte creo que quedamos empatados, ambos tuvimos nuestra recompensa, tan es así que tras el esfuerzo nos quedamos dormidos, acurrucados juntos ;).
Luego, como todo lo bueno se acaba, se tuvo que ir :cry:, dejándome bastante agotado pero con ganas de más marcha. Esta vez no amenazaré con la posibilidad de publicar otra experiencia con ella, es una certeza. :twisted: