Luciana colombiana - 602822678

Parece que nadie se anima a hablar de esta lumi, así que abro hilo para contar mi floja experiencia. Primero la ficha y después el relato del I+D (Ilusión+Desencanto):

-Nombre de guerra de la lumi: Luciana.
-Nacionalidad: Colombiana.
-Forma de Contacto: Teléfono 602822678.
-Hilo de profesionales: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
-Fecha aproximada: Verano 2018.
-Anuncio en Slumi: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]
-Lugar: Calle Julián Besteiro, entre las paradas de Metro de Tetuán y Cuzco. Es un bloque de apartamentos y oficinas con un conserje cotilla que pregunta a qué piso vas en cuanto asomas por la puerta.
-Higiene: Bien por parte de la chica que estaba recién duchada, pero no colocó sábana desechable ni cambió la sábana de tela al principio ni al final, por lo que me llevé parte de las humedades de los clientes anteriores y lo mismo le pasaría a los clientes posteriores.
-Instalaciones: Apartamento mediano con al menos dos habitaciones que conozca. Baño pequeño y limpio con bañera y semimampara, situado fuera de la habitación y que parece compartido para todas las habitaciones. Aire acondicionado con rejillas de ventilación y buena temperatura.
-Precio: 50 euros/media hora y 90 la hora. Elegí media hora.
-Edad: Unos 20 años.
-Cara: Preciosa para mi gusto, menos la nariz demasiado chata, tal y como se ve en las últimas fotos caseras. Cara redonda, ojos oscuros ligeramente achinados, labios carnosos y bonita sonrisa.
-Pelo: Moreno, liso, muy largo y bien cuidado.
-Cuerpo: Es muy bajita, mide 1,55 más o menos. Piel ligeramente morena, piernas de grosor medio, culo mediano pero fofo, bonitos pechos y tripa que desentona con el resto del cuerpo proporcionado.
-Pecho: Grande, natural, con buen tacto pero bastante separado.
-Culo: Tamaño mediano, blando y caído sin ninguna tonificación.
-Piercings y tatuajes: Piercings en los pezones como dos alfileres y al menos tres tatuajes en la parte superior del cuerpo.
-Actitud: Regular, pendiente del teléfono y ausente en algunos momentos sin esforzarse por congeniar.
-Conversación: Escasa, una vez que me corrí me despachó rápidamente para seguir con la agenda llena.
-Besos: Sólo por iniciativa mía y en los primeros minutos, después se diluyeron como un azucarillo en el café.
-Francés: Regular, con buena presión en la punta pero sin interés por visitar el resto de zonas y con un intento de pajeo.
-Forniqueo: Bien a misionero, pero a cuatro no ofrecía el mejor ángulo posible.
-Griego: No lo anuncia.
-Lo mejor: Su cara, su pelo, su pecho, aguanta bien la caña y chica correcta en el trato con el uso del usted tan frecuente en Colombia.
-Lo peor: Físicamente su tripa, pocos besos y sólo al comienzo, francés ramplón, frases metiendo prisa para que me corriera, relojeo con el tiempo clavado y pendiente del teléfono en varios momentos de la cita.
-¿Repetir?:
-¿Recomendable?: No la recomiendo por mi cita decepcionante, otros habrán tenido más química y habrán sacado más jugo en sus citas.
-Valoración global de la experiencia: 4 sobre 10.

-Relato:
Al ver su anuncio en el foro, sus tarifas y la zona en la que atiende, intuía que esta chica podía recibir en el mismo piso por el que han pasado varias lumis jovencitas colombianas y así fue, es el mismo apartamento en el que estuve unos meses antes con una colombianita que me brindó una buena cita, pero esta vez no tuve la misma suerte. Pedí la cita previa y me dirigí a la calle Julián Besteiro para soportar las preguntas y la mirada inquisidora del conserje.

Subo al apartamento y me recibe Luciana con dos besos y una amplia sonrisa, me guía hacia la habitación y mientras pago los 50 euros me gusta lo que veo, muy parecida a las fotos excepto la tripa con estrías que luego vería. Chica pequeña, con una cara muy bonita y un par de pechazos apetitosos. En vista de que estaba limpia me ducho solo en el baño que hay fuera de la habitación y veo que siguen los mismos detalles caóticos de la visita anterior, con la música a toda pastilla en el salón, portazos y trasiego continuo de gente. El olor a comida se ha reducido bastante pero todavía permanece un tufillo a salsa pesto en la entrada y el pasillo. Me ducho y mientras me pregunto cuántos foreros parásitos con 0 post habrán pisado aquella bañera y nunca lo contarán.

Vuelvo bien aseado y Luciana dedica unos segundos a responder Whatsapps y dejar el teléfono con vibración que sonará varias veces en los 25 minutos restantes. Me acerco y mientras la desvisto busco su boca y empieza con unos besos prometedores, abriendo la boca lo justo pero un rato largo y con buena intensidad. Se queda desnuda, admiro su par de melones naturales adornados con piercings y me decepciona su abdomen flácido en el que asoma una tripa que desentona con el resto de su cuerpo juvenil. Me centro en sobar y comer los tetones, busco otra tanda de besos y noto que racanea apartando la boca a los pocos segundos.

Sin mayores preliminares se lanza a mi entrepierna como un ave rapaz se lanza a por su presa y lame con fuerza la mitad de la verga pero no se anima en meterla entera. Arrimo las pelotas, suelta dos lametazos fugaces y regresa a su mitad favorita sin más variedad. Se cansa pronto e intenta pajearme frenéticamente pero separo su mano sin contemplaciones y pido que chupe un poco más sin utilizar trucos de manos. Continúa y cuando veo que no tiene más repertorio con el francés pido la goma y entro a misionero en su bonito coño. El último intento de besos se queda en un par de picos que me hacen añorar la primera serie de besos y no insisto más, me centro en bombear con fuerza y durante unos minutos disfruto con el metesaca, pero me corta el rollo diciendo que el tiempo pasa y que no tarde mucho en dar mi lechita mientras su móvil vibra un par de veces en la mesita cercana.

Sé que hay tiempo de sobra, así que pido que se ponga a cuatro y agarro su cintura para entrar bien pero se coloca de forma incómoda y me corta el ritmo continuamente con sus cambios de posición. Veo que la cita no da más de sí, pido terminar en sus pechazos, acepta a regañadientes y descargo el blandiblú blanco en las montañas colombianas, contemplando su gesto de ausencia y sus ganas por terminar. Nos aseamos y noto que tampoco tiene ganas de mantener una conversación final en la que da prioridad a responder los Whatsapps pendientes, así que me despide en la puerta después de 30 minutos clavados, saludo al conserje gruñón y me voy pensando en el pobre balance de las cuatro últimas independientes que he conocido: tres decepciones y sólo una cita estupenda. Una mala racha la tiene cualquiera.

-Fotos: