Sara, 658338160

Truhanes, señores:

Traigo aciagas nuevas, un aviso a navegantes, no encallen sus naves en aguas traicioneras y por la borda se precipiten sus maravedís. El que pueda oír, que oiga.

+ Nombre de guerra: Sara.
+ Nacionalidad: Dice que española, canaria. Flagrante embuste: es latinoamericana.
+ Forma de contacto: Teléfono 658338160.
+ Hilo de profesionales: -.
+ Web profesional: [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ].
+ Fecha aproximada: Octubre de 2017.
+ Lugar: C/Princesa, 3D.
+ Instalaciones: Justas, elementales. No vi el baño.
+ Higiene: No hubo sábana desechable. La de la chica, estándar.
+ Precio: 50€ la media hora.
+ Edad: Alrededor de 30.
+ Cara: Rechoncha, la de un buda.
+ Pelo: Liso, sin pena ni gloria.
+ Cuerpo: Lamentable, más propio de un cetáceo.
+ Pecho: Tetas grandes naturales muy lejos de salvar el conjunto.
+ Culo: Una cosa fofa, un atentado a cualquier canon artístico.
+ 'Piercings', tatuajes y abalorios: Creo que ningún tatuaje. Tampoco recuerdo bien si llevaba herrajes.
+ Defectos corporales: Ninguno que no haya mencionado ya.
+ Veracidad de las fotos: Ninguna. Escandaloso.
+ Actitud: Una timadora nata. Desvergüenza absoluta.
+ Conversación: No la hubo, gracias a Dios.
+ Besos: Ídem anterior.
+ Fuma: No tengo indicios de ello.
+ Francés: Estándar. Nada que destacar.
+ Coito: No la dejé hacer, así que no puedo aportar mucho sobre esto. Procediendo en misionero, me corrí en cuanto pude.
+ Griego: Dios me libre. No pregunté.
+ Lo mejor: Decir algo en este sentido sería insultante.
+ Lo peor: Su descarado engaño.
+ ¿Repetir? Jamás.
+ ¿Recomendable? De ninguna manera.
+ Valoración global de la experiencia: 1/10.

Experiencia:

Creo haberme definido como fiel peregrino a la catedral del fornicio ubicada en Princesa 3D. Bien llamada colmena aquí por algunos, así atestiguo que en ella pueden hallarse dulces mieles. Pero no será ésta la experiencia que lo corrobore, sino todo lo contrario: tal laberinto también esconde telarañas, trampas, rechonchas larvas. Sin más dilación, permitidme que os relate mi adverso lance con una mendaz gorda que allí ejerce.

En términos de putas, ya empiezo a tener muy trillada la zona de Plaza de España, dada mi constancia en el ejercicio de nuestro vicio y mi tendencia a repetir en contadas ocasiones. Un anuncio, bien nuevo, bien que había pasado por alto hasta entonces, llamó mi atención por la pródiga belleza de su ninfa. Cuánto prometían las fotos, cómo se tendía la trampa sin yo imaginarlo. La llamé, pues, con premura, y al poco estaba entrando en capilla.

Me abrió una gorda, no hay paliativo que valga. Panchita, además, permitidme lo peyorativo del término en venganza del engaño que sufrí.
---Eeeh, ¿eres Sara? ---pregunté.
---Sí, claro ---me respondió con una naturalidad infamante. El acento ya delataba sus orígenes foráneos.
---¿Y de dónde eres?
---De canarias. ---Sí, mis cojones.
Follar aquel día era una urgencia, no un ejercicio lúdico. Me dejé engañar, jurándome que en el futuro no volvería a tropezar con la misma piedra, que eyacularía en ese encuentro lo apocado y cobarde de mi carácter de una vez por todas. He de decir que desde entonces, he actuado firme y fielmente a mi propósito en toda ocasión que así lo ha requerido. Pero permitidme continuar con mi mórbida desventura.

No me preguntéis cómo conseguí empalmarme. Dejémoslo en que fue por imperativo fisiológico. Un francés nada memorable dio paso a una cópula para olvidar, en precipitado misionero con su pertinente eyaculación. Hizo un par de comentarios apremiantes con un inculpatorio acento indígena. No hay mucho más de interés que declarar.

Habiendo concluido y pese a que me ofreció repetir, decidí poner pies en polvorosa: venció mi justificado temor a que le diera por devorarme en algún momento. Mientras me vestía, sonó su teléfono, lo respondió y se dedicó a concertar una cita con el siguiente incauto sin ningún miramiento. Me acompañó a la salida hablando por el móvil, y entonces nos cruzamos a una de sus secuaces, obesa y achatada también, que se hará pasar desvergonzadamente por la tal Sara de las fotos cuando sea menester. Todo apunta a que tienen montado un deleznable tinglado en ese apartamento. Os traigo el "¡avisados estáis!" que se merecen, esperando que desencadene la más decadente ruina sobre ellas. En términos prácticos, sabed que si alguna vez os veis en el brete de huir, os costará menos saltarlas que rodearlas.

Y recordad, puteros: hasta Michel Houellebecq, autodeclarado reaccionario, despeina su cortinilla embistiendo hembras, pago mediante. Vale.

Fotos (FALSAS):

Editado. Si quiere usted relatar su experiencia, estaremos encantados de leerla. Si no...