He sufrido situaciones de plantones y retrasos, muy pocas (menos mal), pero como -esta última ninguna.
El nivel que ha alcanzado esta “señorita” por no emplear un adjetivo más grueso, que sin duda se lo merece, habla muy mal de su forma de ser, valores en la vida, ética, moral y respeto por las personas.
Muestra un desprecio absoluto y enfermizo hacia los clientes, que somos su sustento y su forma de ganarse la vida.
Ha sido deleznable lo que me ha hecho.
La conocía de Emmanuelle, casa en la que estuvo.
Confirmamos cita a media mañana con unas 5-6 horas de antelación antes del encuentro.
Atiende en Fuenlabrada, en un Hotel. “Donde Cristo perdió el zapato”.
Lógicamente una gran parte de los clientes que tenga o la llamen vienen de Madrid, mínimo hasta que te plantas allí 30-35 minutos en coche, en el mejor de los casos.
Súmale tráfico, tiempo en aparcar, posibles retrasos varios, si es la primera vez que vas posibles equivocaciones. A esa zona hay que ir a posta, de paso no le pilla a nadie, a no ser que vivas por allí.
Yo me casque 36 km ida, y otros 36 km vuelta. ¡Os podéis imaginar con la cara de pocos amigos que volví! No se lo deseo a nadie de verás.
La zona para aparcar es muy mala.
Salí con tiempo prudencial desde casa que menos que 1 hora, para llegar puntual y no hacer esperar a la “señorita”. ¡Ya ni pagando, ni comportándote como caballero, follas!
Cuando estoy de camino conduciendo, me manda un whatsapp, que no le han salido más servicios y que no le compensa alquilar la habitación que para otro día.
Veo el whatsapp, y ¡Flipo!.
Faltaban 20 minutos para la cita, concertada con horas de antelación y esta “señorita” ya la había dado por cancelada.
Le escribo, informándole que ya estoy allí, que estaba conduciendo de camino a la cita y no había visto el whatsapp hasta entonces. Lógico, le sucederá al 95% de sus clientes, conduciendo no te vas a poner a mirar mensajes en el móvil.
Espero dos, tres minutos, no me contesta. La llamo al teléfono y tampoco.
Me acerco frente a la entrada del Hotel donde recibe, para agotar, en mi desesperación, el tiempo que quedaba hasta la hora concertada, en un acto de fe sinrazón, por la situación a la que una persona sin escrúpulos me había llevado.
La llamó 3 veces más, sigue sin contestar. La dejo un mensaje en el contestador, mostrándole mi malestar, sin ser maleducado y diciéndole
prácticamente lo mismo que estoy escribiendo hoy aquí.
¿Cómo se puede ser tan impresentable en la vida?
Me asombra sobremanera, que no contestase a los mensajes, ni las llamadas. ¡Al menos da la cara!, ¿no? Qué acto de vileza y cobardía.
¿Qué culpa tenemos los clientes de su forma de funcionar? Ella ha elegido libremente, su sistema de alquilar una habitación en un hotel para atender. No me vengas con historias de sí hoy te compensa y mañana no. ¿Pero a qué estamos jugando?
¿Qué pasa que yo como cliente tengo que prever si te van a llamar más o menos clientes para que no me des plantón?
Pues si no te ha salido ningún otro servicio, ¿a mí que me cuentas? Tú has elegido ese hotel, esa forma de atender a los clientes, me has confirmado cita, apechugas y me atiendes.
Bastante mareo me generas, con tu poca disponibilidad, atender en un hotel, donde la discreción es nula para el cliente, desplazarme al extrarradio.
Está claro que su compromiso hacía el trabajo, la responsabilidad, la palabra dada, es nulo.
Puedes hablarlo con el cliente, antes dejarle tirado. Plantear el problema que te supone alquilar la habitación. Yo mismo en los mensajes, le sugerí que podíamos llegar a una solución.
¡Qué egoísmo tan grande con la cantidad de dinero que facturan y andan chuleando a los clientes, porque en ese servicio no va a ganar todo lo que tenía previsto!
Le das vueltas y piensas: “hay que ser miserable y ruin en la vida para joder a un cliente de esa manera por ¿cuánto?, 15-20€ que vas a dejar de ganar”.
Pues si hoy ganas un poquito menos, ¡no pasa nada bonita!, mañana a lo mejor ganas el doble.
Encima el cliente te ofrecía una solución. Puedes ganarte a un cliente para mucho tiempo y éste recomendarte a otros tantos.
Imagínatela de pareja en la vida civil, te la jugaría a la mínima, en cualquier aspecto, económico, fidelidad, compromiso, lealtad, sinceridad, proyectos en común, hipoteca, casa, niños ….. de un día para otro te deja en la estacada, con una pella de centenares de miles de Euros. ¡Pobrecito al que enganche, un ser tan
- insultos-!
Aviso a navegantes.
Si la “señorita” no es conforme con el número de clientes para alquilar la habitación del hotel, puede que te des el paseo en balde.
No le deseo a ningún forero que sufra una situación tan desagradable como la padecía hace unos días, en una fría tarde de invierno.
Sobre todo la impotencia de no poder hacer nada ante seres humanos
- insultos-