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Bueno, pues ya que hablan de Bruna, el bombón, aquí va
"Una tarde con Bruna..."

Al final, la jodida crisis nos está quitando el espíritu aventurero y nos hace ir a lo fijo. Y Bruna es un valor tan seguro que no entiendo todavía como no hay peregrinaciones organizadas a quedar con ella. Es una mujer tan completa (a pesar de que el pecho no está a la altura del resto de su cuerpo y ese culo marmóreo que gasta) y una profesional tan entregada que debiera ser parada obligada de al menos todos los luminosos andaluces.

Todo lo que se cuenta por ahí es cierto. La cara, para tener una idea, le da un aire a Francine Galvez, la negrita (más tostada que negra) que salía por televisión. Abdominales, muslos y culo de película.

Entré a la hora en punto que habíamos quedado. Me recibe sola porque todo el mundo estaba de vacaciones en la casa. Lo guapa que me pareció, en consonancia con su cuerpo y la ropa interior (roja, contrastando con su piel caramelo tofé) me puso hasta nervioso. Nos empezamos a besar y yo no había negociado todavía (aunque por teléfono ya me dijo que hacía de todo en el servicio de una hora). Sabíamos que teníamos que ir a lavarnos, pagar, preparar la cama. Pero el caso es que parecíamos dos gatos en celo y era muy complicado hacer todo eso sin despegarnos. Al final le dije de pagarle al acabar y nos fuimos al baño. Nos lavamos (mientras no dejábamos de meternos mano por todos lados) y se confundió y me echó agua fría. La pobre me pidió 3 veces perdón (se nota que está por uno...).
Nos fuimos a la habitación (piso cutrillo, pero suficiente) y al catre. Como estaba tan empalmado, los dos de rodillas, se la puse entre sus piernas, que apretaba como si bailara samba. Ufff! Después la cogí del pelo para dirigir su boca. Tiene una lengua un tanto áspera, que intensifica la sensación de una aplicada mamada. Mucha saliva y masaje en los huevos muy interesante. Me tumbo y sigue con la tarea, pero no quiero correrme, así que pido cambiar de tercio. Varias posturas y yo luchando por no correrme, unas veces juego y otras embisto sin dejarla mandar mucho. Veo que le va tanto lo dulce como la matraca, a elección. Y que el sexo le gusta endiabladamente. Total, que le dijo de petarle el ojete. Me dijo “¿yaaa?”, pero sin protestar demasiado. Un poco de cremita y a cuatro, pensando que me va a partir el capullo, como aquello esté tan duro y estrecho como el resto del culo. Pero qué va...entrando despacito y enseguida tenemos el ritmo, alternando profundas con otras más rítmicas. Ella se toca y se corre. Y al final acabo corriéndome yo también como un río y ella que no quiere que aquello acabe no deja de moverse y absorberme el nabo. Tremendo.
Charlita tumbados (es muy espontánea, es verdad que a veces no se le entiende su portuñol de Copacabana, pero se ríe mucho y da buen rollo). Me dice de darme masaje y le digo que se relaje y descanse. Me cuenta que ha disfrutado mucho porque hay muchos que no saben hacer el anal (que si la dirección, que si el ritmo, que si la lubricación...), pero que descanse para darle otra vez (joder qué presión tengo, jajaja). Al buen rato, que ya pienso que estoy batallable, se me sube encima y me agita el coño por todo el cuerpo y mi verga empieza a enterarse. Se pone a mamármela como queriendo exprimirla. Al rato me levanto y la siento en el filo de la cama. “Fóllame la boca”, me dice, y yo como soy muy disciplinado...Después de un rato la tumbo en la cama, me pongo de rodillas a la altura de sus peras y polla para dentro otra vez. Al rato la saco y se la paseo por la cara mientras me come los huevos. Al final le estallo en la boca y se lo traga todo. Ostia ya.
Me quedo hecho polvo y ella va a ducharse. Viene y me dice que ahora sí que me da el masaje (dedicado aunque no demasiado bueno, pero no seré yo quien le ponga pega alguna). Otra vez charlita. Después los dos a la ducha, donde seguimos metiéndonos mano hasta gastarnos. Me cuenta que dejó de ir al gimnasio porque todos los tíos babeando (porque le gusta machacarse para estar en forma y aguantar después) es demasiado.
Me visto, le pago 100 (al menos 3 horas y pico echamos y me dice que menos mal que a todos no los trata igual porque si no, se arruinaba, jaja) y me acompaña a la puerta. Seguimos morreándonos y abre la puerta...me mira y la vuelve a cerrar. “Vamos a follar”, me dice (y yo que no me lo creía). “Bruna”, le digo, “igual me arrepiento unos pocos meses de lo que te voy a decir, pero es que no puedo más y me tengo que ir”. Me promete que guardará mi número para otro día...

Total, que el cielo abierto... y que ya estás tardando en ir a verla. Yo intentaré invitarla una noche a salir, que en la discoteca bailando tiene que ser la bomba...

Salu2